Cuarenta

19 9 24
                                        


Afrontar la realidad


DEDERICK

Y aquí estamos tratando de explicar brevemente a mi madre lo acontecido hasta que reacciona y lo vuelve a repetir.

—Entonces todo lo que se dijo en esa página y se mantuvo viral en las redes sociales, que fue una mentira pequeña según ustedes dos—apunta a mi hermano y a Verónica—, lamentablemente se convirtió en algo grande metiendo a mi esposo de por medio, mi hijo y a su novia en una controversia.

Mi mamá se ve anonadada. Intercala su mirada entre nosotros. Connor se ve afligido y sus facciones decaídas. Detiene el paso ya que nos estamos dirigiendo al restaurante, en lo que veníamos de camino nos encontramos con nuestros padres visitando una tienda de artículos y los esperamos para llegar juntos.

—Señora Margaret, yo sé... Que no remediare nada con un lo siento, pero créame, estoy arrepentido y no creí que ellos fueran a llegar a tales extremos—y de sus labios temblorosos sale algo que nunca me dijo en lo poco que llevamos de conocernos—Me amenazaron —murmura para que nadie más fuera de nuestro círculo logre escuchar.

Vira su mirada hacia una silla en la que están tres hermanos que son trillizos, están bromeando y riéndo, una sonrisa nostálgica se nos denota a ambos en el rostro. ¿Así nos hubiéramos llevado nosotros? Muy probable.

Sobre ellos curiosamente hay una bicicleta simulando la palabra Food con las ruedas. La verdad es que este lugar es ingenioso y más con esos autos que se toman como mesas para comer. Pero dejo de divagar en eso y miro a mi hermano. Realmente no sé cómo es que me siento al saber que lo han amenazado. Como irreal.

—¡Connor! Esa información no se guarda—mi madre se pone alterada—. Te pueden hacer daño...

—No, no creo o bueno, no sé. Ellos no salen, nunca me han dado la cara. El que hacía los tratos con ellos era mi papá, parece que tenían algún tipo de vínculo. La última vez que quise saber qué pasaba y qué me ocultaban, mi papá... —y se detiene con un nudo formándose en su garganta.

—Lo encerró, él lo encerró en el sótano de su casa por dos días—prosigue Verónica y le toma de la mano—. Yo me asusté cuando no supe nada de Connor en esos dos días, entonces fui a su casa para saber donde se había metido y fue cuando escuché sus gritos, rápidamente bajé y traté de abrir la puerta solo que no encontraba las llaves. Fue Connor el que me dijo dónde podrían estar las llaves y de suerte seguían allí. Luego de eso me dijo todo a detalle y ese día se quedó en mi apartamento.

Ella me ocultó esa información. ¡Sé que con mi hermano no teníamos la mejor relación del jodido mundo! Pero esas cosas se dicen ¿no?.

No puedo ni imaginar cómo lo pudo haber pasado. Me hubiera gustado estar ahí para él y sé que a lo mejor Verónica lo consoló, pero nosotros nos hubiéramos unido como los hermanos que somos y habríamos encarado a nuestro padre.

—Connor—murmuro tomando la palabra—, esto no se quedará así, él tiene que pagar. Pero lo que no entiendo es por qué no me lo dijiste. Para que vayamos mejorando y entendiendonos necesitamos ir construyendo la confianza. Y lo sé, va a ser difícil por la situación, pero al menos hay que tratar.

—Mi vida con él no ha sido nada fácil, Dederick. Eso lo hizo cuando iba a revelarles a los de Chismes y Primicias las supuestas fotos en donde se armaría escándalo para ese entonces había regresado a España, pero jamás se me pasó por la mente que te hubieran acusado de violencia doméstica hasta que vi el video. Él ha hecho todo esto con ese programa huevon, pero no logro entender cuál es su razón.

Dederick © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora