Escena extra, capítulo uno

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—Te hablo en serio Benjamín, me mantendré alejado de las mujeres por un tiempo, al menos hasta que termine los planos, ya no puedo desconcentrarme de esa forma.

—Quisiera confiar en ti pero no creo que lo logres. Vamos Pablo, no me hagas esa cara, te conozco hermano.

—Te cerraré la boca.

Estaba convencido de que iba lograrlo, enfocado en sacar adelante todo mi trabajo pendiente, hasta que llegamos a la sala de espera del primer piso de la agencia. En el instante en que mis ojos conectaron con una pelirroja despampanante mi fuerza de voluntad flaqueó.

Había muchas cosas pasando a mi alrededor pero mi concentración estaba en el par de piernas que salían de un vestido corto y gris. A medida que me acercaba me gustaba más lo que miraba, no era el prototipo de modelo de la agencia de mi amigo, no era alta, ni en extremo delgada. Tenía una belleza soberbia que me volvió loco desde el primer momento

Pocas veces me ponía nervioso ante una mujer, experimentar esa sensación al verla acercarse debió haber sido una señal de todo lo iba a despertar; chocó con Benjamín accidentalmente y fue entonces que pude reaccionar.

—¿Estás bien, belleza? —pregunté acortando la distancia.

Me daba la espalda ofreciéndome la imagen de su trasero respingón, volteó en cuanto escuchó mi voz enfrentando mi mirada de una manera directa que encontré fascinante.

Me fue inevitable no ver sus labios voluminosos, y admirar cada rasgo de su cara.

—¿Estás bien?

—Si, no fue nada. —Le respondió a Linda, una de las recepcionistas de Look.

—Ven vamos, con permiso señor Pablo.

—¿Por qué te la llevas tan pronto? Mucho gusto soy Pablo. ¿Estás bien? ¿Te lastimó el estúpido de mi amigo?

Le ofrecí mi mano que aceptó a pesar de que Linda tenía la intención de alejarla, besé su mejilla aprovechando su descuido, el sutil contacto me dejó aún más encantado, me gustaba la forma en la que me miraba, no huía de mis ojos, los buscaba.

—¡Pablo, date prisa!

El grito de Benjamín apartó mi atención de ella por breves segundos, tiempo suficiente para que Linda la alejara, Benja me señaló el teléfono apresurandome en silencio. No me quedó más remedio que alcanzarlo esperando tener tiempo para hablar con la pelirroja.

—Dime que la viste.

—¿A quién? —preguntó entrando al elevador.

—La belleza que estaba con Linda, pelo rojo, pechos grandes, piernotas y...

—¿No eras tú el que se iba a mantener lejos de las mujeres?

No estaba seguro de que responder, tampoco tuve tiempo para hacerlo, al salir del elevador nos topamos con Pamela la novia de Benja, me saludó con cortesía, a pesar de que no era del todo de su agrado me trataba con amabilidad.

—Pamela necesito tu ayuda, allá afuera en recepción hace unos minutos estaba una pelirroja.

—Si, la vi.

—¿Cómo se llama? ¿De dónde salió? ¿Y por qué aún no sale conmigo?

Comenzó a reír de forma exagerada mientras observaba a Benja que negaba entre risas.

—No tengo idea, nunca la había visto.

—Iré con Linda a averiguar su nombre, tal vez aún está aquí.

—¿No eras tú el que se iba a mantener alejado de la distracción femenina?

—Tenías razón, no lo voy a poder lograr. Creo que me acabo de enamorar.

—Tú no te enamoras golfo, solo te calientas eso jamás va a cambiar —aseguró Pamela entre risas.

Asentí dándole la razón en silencio, sin tener idea que eso estaba a punto de cambiar.


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