Escenas extra Malas Intenciones

Escena extra, capítulo treinta y nueve

Gracias por llegar hasta aquí, este es el ultimo extra de Malas Intenciones. Recuerden que la segunda parte de M. I ya se encuentra en proceso en Wattpad

La comezón que sentía en el cuello me obligó a abrir los ojos. La puerta del balcón estaba entreabierta, permitiendo que el aire fresco se colara en la habitación, al menos podía ver la luz del sol que en ese momento parecía querer ocultarse.

Escuché gritos afuera de mi habitación que aumentaron la molestia que padecía. Maldije en silencio por no poder moverme, no me acostumbraba a la inmovilidad en la que me encontraba desde hacía dos semana atrás.

Un día después del accidente recibí la autorización médica para salir del hospital. El volver a casa me hizo sentir un poco mejor, aunque el dolor era fuerte me reconfortaba el dormir en mi cama. Mi recuperación avanzaba lentamente, a pesar de tener a la enfermera más tierna y hermosa del mundo consideraba mi reposo casi un infierno.

No ayudaba mucho a la situación las constantes discusiones que sostenían las mujeres más importantes de mi vida. Al enterarse del accidente mi mamá viajó de inmediato a México. Desde el primer momento los roces con Cami no se hicieron esperar, pensé que nada podría estar peor hasta que, mamá después de una semana en casa de Nicole, decidió quedarse con nosotros; para asegurarse que estuviera bien. Fue entonces que los enfrentamientos se agudizaron poniendo a prueba mi paciencia.

—¡Tío! —El grito de Lu fue tan fuerte que pude escucharlo aun cuando la puerta estaba cerrada. La puerta se abrió y su rostro dulce hizo aparición—. ¿Todavía no puedes moverte?

No pude ignorar el gesto de preocupación que había en su rostro. Cerró la puerta y corrió hacia la cama, deteniéndose en seco a la orilla de esta, como si hubiera recordado que no podía lanzarse sobre mí.

—Aún no, pero dime señorita ¿Por qué me tenías tan abandonado?

En respuesta comenzó a reír reflejando inocencia.

—Tenía entrenamientos y algunos exámenes, pero ahora ya puedo venir a cuidarte —. Sentí su beso pegajoso sobre mi mejilla y sonreí después de acariciar su dulce rostro.

—¿Dónde está tu tía Cami?

—En la cocina preparando algo de comer para ti.

—¿Quién te trajo mi amor?

—Mi mamá, ella entró a verte cuando estabas dormido y, acarició así tu pelo—. Me mostró, pasando su pequeña mano por encima de mi cabeza—. Yo la vi por la rendija de la puerta.

—Tu mamá es muy dulce, pero no le digas que la viste.

—Ya lo sé, me puedo meter en problemas... Tío quiero que te recuperes pronto, me gusta cuando llegas a los juegos —dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.

—Lo haré, lo prometo. Cuando me pueda mover de aquí pasaré una tarde entera entrenando contigo.

Mi respuesta pareció tranquilizarla. Palmeé la cama un par de veces invitándole a subir. Lo hizo de inmediato. Se quitó los zapatos para recostarse a mi lado, con mucho cuidado acomodó la cabeza en mi pecho, permitiendo que pudiera acariciarle el pelo.

—¡Pero él no come tanto!

El grito de Camila provocó que me tensara, seguí acariciando el pelo de Lu, esperando que no notase que algo andaba mal.

—Soy su madre, lo conozco, sé lo que come. —Le respondió mi mamá, usando un tono tan enérgico como el que había usado ella.

—Están peleando de nuevo —susurró Lu aún recostada en mi pecho.