—Esta mañana amanecí con suerte —la risa de Camila me saludó, tomándome por sorpresa.
Era extraño que me respondiera al primer intento, y con sonando tan animada. Sostuve mi teléfono mientras me recostaba en una de las paredes de recepción.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Porque respondiste, estoy en Look, quiero verte.
—En el pasillo que lleva a la oficina de administración hay uno foto mía en la pared, puedes verme cuando quieras.
No sabía si reírme o mandarla al diablo, tenía un sentido del humor muy peculiar. Continúe con aquella llamada mientras avanzaba hacia la oficina de Mariano, en donde Linda me dijo que podía encontrarla.
Me sentía extrañamente entusiasmado, hablar con ella se estaba convirtiendo en un hábito, sin proponerlo nos estábamos conociendo el uno al otro con todo y los obstáculos que ella ponía. Corté la llamada cuando estuve frente a la puerta, la secretaria que atendía a los tres publirrelacionistas de la agencia, se puso de pie al verme cerca.
—¿Puedo ayudarlo con algo? —Preguntó con amabilidad.
—Tuteame, Carolina. Ya sabes que puedes hacerlo. Estás muy linda esta mañana, ¿te hiciste algo nuevo?
—Un nuevo corte de cabello —sonrío un poco tímida—, nadie lo había notado.
—El cambio te sentó muy bien, estás más linda... voy a pasar a la oficina de Mariano.
—Pablo —dijo mi nombre cuando ya había avanzado un par de pasos—. Mariano me mata si te dejo pasar.
—Vengo a dejarle algo que le envío Benja.
—Pero es que...
—Será rápido, lo prometo —la interrumpí.
Noté su intención de no dejarme avanzar, para mi mala suerte Mariano conseguía que todos en la agencia obedecieron sus órdenes. Me acerqué a ella haciendo mi último intento de persuadirla, cuando estuvimos frente a frente, le quité los lentes de montura redonda que estaba usando, sonrió nerviosa mientras rehuía de mi mirada.
—Tienes unos ojos muy lindos, nunca lo había notado.
—Pablo —susurró cabizbaja.
Alcé su barbilla con sutileza, sonriendole para relajarla, en realidad si encontré sus ojos muy bonitos, al igual que el resto de su rostro.
—Mariano no se va a enterar, será rápido.
—¿Lo prometes?
—Es una promesa. En serio tienes unos ojos muy lindos —besé su mejilla antes de voltear y abrir la puerta.
En cuanto crucé la puerta le eché un vistazo a todo a mi alrededor. Camila estaba recostada cómodamente en un sillón purpura que ubicado en uno de los costados. Sus piernas descansaban sobre una mesa mientras leía el libro de finanzas, que compré para ella.
Hice un ruido con la garganta que la alertó, bajó las piernas rápidamente, para luego ponerse de pie sobresaltada. Me recreé la vista mientras la observaba, clavando la mirada en todos sus atributos que sobresalían más a causa de su ropa ajustada.
—¿Qué haces aquí? Mariano está en la oficina del contador si viene y te encuentra en su oficina, se pondrá furioso.
—No me conformo con verte en fotos, ven acá y me saludas a como se debe —le ofrecí mi mano que tomó después de unos segundos.
Despacio se acercó a mí que la esperaba con los brazos abiertos. Un abrazo fuerte y el olor de su pelo bastaba para ponerme de buen humor.
—¿Qué quieres? A parte de meterme en tu cama.
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Escenas extra Malas Intenciones
RomanceUna joven y ambiciosa modelo dispuesta a todo para alcanzar el éxito, incluso a conquistar al peor de los mujeriegos que puede lanzarla a la fama o hundir su carrera. Escenas extra de Malas Intenciones narradas por Pablo.