Escena extra, capítulo seis

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—¿Tú crees estoy obsesionado?

Horacio soltó una corta risa mientras aceleraba. Negó categóricamente antes de hacer contacto visual brevemente, por el retrovisor. En el fondo sabía que mentía, él me conocía bien, sabía que estaba actuando de forma extraña desde que esa pelirroja diminuta se cruzó por mi camino.

—Creo que está muy entusiasmado —dijo al fin segundo después.

—Esa es la palabra que estaba buscando ayer que Benjamín me llamó obsesionado. Eso es, entusiasmo.

El silencio se volvió a instalar en el interior de la camioneta. Mientras buscaba internamente la manera de justificar mis acciones. Respiré hondo viendo de nuevo el mensaje que había recibido, el mismo que me informaba que Camila estaba en la agencia.

—¿Gusta que lo espere o prefiere que vuelva dentro de un rato?

—No lo sé —respondí con honestidad—. Quédate, si todo sale bien te envío un mensaje para que vuelvas por mi más tarde.

Mientras Horacio se estacionaba buscaba las palabras para dirigirme a ella sin que me diera una cachetada antes. Camila estaba enojada de verdad conmigo, pude comprobarlo cuando me echó de su casa.

El estacionamiento de Look estaba lleno, y no de autos. Varias modelos se encontraban reunidas en aquel lugar, en cuanto bajé identifiqué a Livi en medio de aquel grupo, me acerqué a ella que salió a mi encuentro luciendo sonriente.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en cuanto la saludé.

—Vine a buscar a ...

—¡Camila! —La inconfundible voz de Mariano acabó con todas mis esperanzas de arreglar las cosas con Cami.

Volteé de inmediato sin poder creer en mi horrible suerte. Camila estaba cerca, observándome cerca de Liviana otra vez.

—¡Mierda! No de nuevo.

Seguí con la vista cada paso que dio Camila antes de perderse del todo dentro de la agencia.

—¿Venías a verla a ella? —Asentí sintiéndome frustrado, con ella nada me salía bien—. Quita esa cara, esto te va a ayudar —me animó Livi abrazándome.

.

—No veo como pueda ayudarme.

—Acompáñame —tiró de mi mano para llevarme a la cafetería—. Ponerla celosa es una buena idea, que crea que estás interesado en mí es bueno para ti.

—No lo creo, si piensa eso tendrá más razones para alejarse de mi.

—No tonto, conozco a las niñas como ella, te llevo ventaja en ese tema. Se le nota lo prepotente a kilómetros, no soporta no ser el centro de tu atención. ¿Sabes, Pablo?

A veces las mujeres no sabemos lo que queremos hasta que no está a nuestra disposición... tal vez hasta gustas más de lo que te imaginas y ni ella misma lo sabe.

—No quiero arriesgarme a perder más puntos.

—No lo harás. Cuando ella vea que no estas a su alcance con facilidad, va a comportarse diferente la próxima vez que te acerques. Confía en mí, solo quiero que seas el de antes.

—¿No soy el mismo?

—No lo eres. De lo único que hablas es de ella. Te acuestas con esa niñita odiosa y te quiero de regreso.

Asentí riendo ante nuestra singular manera de llevarnos, le di un pequeño beso y me tomé un café con ella antes de que se fuera hacia el sitio donde hacían unas pruebas para una buena campaña.

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