—¿Benja, tú sabías que mi tío y mi tía se casaron?
La expresión en la cara de Benjamín fue chistosa, soltó una carcajada al mismo tiempo ladeaba el rostro para verme con el ceño fruncido y una sonrisa que reflejaba su desconcierto.
—¿Se casaron?
—Sí —respondió mi Lu, con seguridad—. Son esposos... ¿Cierto, tía Cami?
—No te escuché, Lu —gritó Camila que se encontraba a unos cuantos pasos de distancias, tomándole fotos a Pamela.
—Que mi tío Pablo es tu esposo.
—Si es cierto —respondió con un rastro de risa que no pudo ocultar.
La vi darnos la espalda seguramente para poder reír a carcajadas. No era la primera vez que Luciana hacía ese tipo de comentarios, desde aquella tarde en mi departamento donde tuve que mentirle, cada vez que tenía la oportunidad le contaba a todo el mundo que Camila y yo nos habíamos casado, y ella no pudo asistir a la boda. Mi mentira piadosa había llegado hasta los oídos de mi madre, que de inmediato me llamó pidiendo una explicación.
Benja intercambió un par de palabras con mi sobrina antes de que ella saliera corriendo tras su balón. La seguí con la mirada sintiéndome contento, complacido con aquel domingo que estaba teniendo. Habíamos asistido al partido de Luciana sin muchas expectativas, por ello me sorprendió cuando Nicole le permitió venir con nosotros a casa de Benja, donde quedamos en reunirnos para comer juntos.
—Es una larga historia que te contaré otro día —le expliqué a Benja que me veía como esperando una respuesta.
—¿Los encontró en alguna situación comprometedora?
—No, no me le acercó a Camila si Luciana está cerca. Lu nos preguntó por qué dormíamos juntos sin estar casados.
—Por un momento pensé que se habían casado en Miami, sin que nadie se enterara.... Te creo capaz —agregó al verme negar en medio de risas ruidosas—. Aunque lo niegues, eres capaz.
Nuestras risas llamaron la atención de Pamela que posaba, y Camila. Ambas nos vieron por largos segundos antes de seguir tomándose fotos, como cada vez que estaban juntas. Luciana se les unió solo un rato después, abrazó a Cami por la cintura mientas Pamela las apuntaba con el teléfono. La química entre las dos no dejaba de sorprenderme, Camila no podía fingir simpatía por nadie, sabía que era autentico el cariño que le daba a mi sobrina, que lo correspondía con la misma intensidad.
—Se quieren mucho —comenté viéndolas, apuntándole hacia donde se encontraban las tres.
—Así parece, Camila ya está lista para tener Pablitos —levantó la voz con el único objetivo de ser escuchado por ella.
—Estás loco, Benjamín. Tenlos tú.
Su respuesta no solo nos hizo reír a los dos, la carcajada de Pamela opacó las nuestras. Le di un sorbo a mi trago relajándome aún más. Había una sola cosa que irrumpía mi paz, un viaje que Camila y Mariano programaron desde hacía semanas atrás, y el que pensé que no iban a realizar. Me inquietaba ese tiempo fuera con su amigo, la manera de coaccionarla que tenía ese sujeto, me impresionaba, parecía tener el poder de doblegar el fuerte carácter de Camila.
—¿Cuál sería el mejor de los escenarios con respecto al viaje de Camila y Mariano?
Mi tono de voz llamó la atención de mi mejor amigo, respiró hondo fijando la mirada en su novia que reía mientras peinaba a Luciana.
—El éxito de Mariano es su habilidad para moverse en círculos importantes. No sé como lo hace, llega a las personas claves a las que termina sacándole algún tipo de beneficio. Los mejores contratos de la agencia vienen de él. En el mejor de los escenarios conseguiría una buena campaña que la posicione bien, si todo les sale de maravilla Camila podría asentarse allá, buscar más oportunidades.
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Escenas extra Malas Intenciones
RomanceUna joven y ambiciosa modelo dispuesta a todo para alcanzar el éxito, incluso a conquistar al peor de los mujeriegos que puede lanzarla a la fama o hundir su carrera. Escenas extra de Malas Intenciones narradas por Pablo.