Desvié la vista de la pantalla fijada en la pared para ver a Camila. Estaba concentrada en la película, el resplandor iluminaba su rostro permitiendo que pudiera observar su bonita sonrisa. La había extrañado, Benjamín tenía razón, no era asunto olvidado, mi orgullo se había empeñado en hacerme creer eso, tenerla cerca me hizo ver mi error.
Respiré hondo antes de alargar el brazo y ponerlo sobre el respaldo. Contuve una risotada al imaginar a Benjamín viendo la escena, llevaba las últimas dos semanas soportando las bromas exasperantes de mi mejor amigo, Benja estaba convencido de que sucumbiría a buscarla en cualquier momento, estaba tan obstinado en mostrarle que se equivocaba que dejé a un lado lo que necesitaba, verla.
—Creo que te partiste el labio.
Encontré dulce como pocas veces el tono de su voz. Me quedé callado sin entender de momento a que se refería, en cuanto lo comprendí sonreí recordando el golpe que Luciana me había dado con el balón.
—¿Lo tengo hinchado?
—Algo —respondió en susurros. Alargó el brazo dejándome congelado, no esperé que pasara el pulgar por mis labios. Tocó justo el sitio en donde dolía mientras me observaba con total atención—. Solo está un poco inflamado.
Si las circunstancias hubieron sido distintas, habría aprovechado la oportunidad de pedirle un beso para curarme con el fin de verla reír. Extrañaba escuchar su risa que solía sonar muy a menudo cuando estábamos juntos.
—Shhh... pónganle la atención a película.
Lu rompió el momento con facilidad, Camila se volvió a centrar en la película dejándome de nuevo sumergido en mis cavilaciones. La última semana la idea de buscarla me había rondado. Mi soledad que siempre fue reconfortante se convirtió en algo insostenible. Mi problema con Cami era complejo, me sentía conectado a ella, provocaba algo que me hacía sentir que estar a su lado era mi lugar.
Sopesé mucho la posibilidad de intentar aclararlo todo, para cuando intentó irse comprendí que no tenía que pensarlo más, debía hablar. Su reacción no fue lo que esperé, estaba esperando su rechazo. En cuestión de orgullo el de Cami le ganaba al mío, que estuviera dispuesta a escucharme me dejó sorprendido.
Mientras nos vimos a los ojos luego de acabar con esa breve charla comprendí que Camila también había bajado la guardia. Contuve mis deseos de abrazarla antes de que se fuera, me había propuesto tomarme todo con calma, quería hacer las cosas distintas, demostrarle que era más que un juego que nos divertía ambos, también necesitaba frenarme, me generaba cierto desconcierto la novedad de lo que estaba experimentando con ella.
Lu se había quedado dormida en el sofá, la tomé entre mis brazos para llevarla hasta mi cuarto. El ambiente triste en el que había estado sumergido previo a ese día cambió con la aparición de Luciana. No me dejaba de sorprender la capacidad que tenía el tierno sonido de su sonrisa para anular cualquier sentimiento negativo.
A la mañana siguiente tal y como se lo había prometido a Camila, desperté temprano para llevar a Luciana a tiempo. Nicole llegaría por ella antes de las nueve de la mañana.
—Lu —susurré su nombre esperando despertarla—. Luciana, tenemos que irnos.
Bajé por algo de comer dándole más tiempo que no sirvió de mucho, cuando subí de nuevo tampoco pude despertarla. Le marqué a Horacio para que tuviera listo el auto, la cargué entre mis brazos sorprendido por su holgazanería, estaba tan profundamente dormida que no se despertó con todo el movimiento. Verme en el espejo del elevador fue chistoso, Luciana estaba acomodada sobre mi pecho como cuando era una pequeña bebé.
—Buenos días —saludó Horacio sosteniendo la puerta para que entrara—. ¿Está dormida? —cuestionó bajando la voz.
—Sí, ayer fue su cumpleaños tuvo un día agotador.
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Escenas extra Malas Intenciones
RomanceUna joven y ambiciosa modelo dispuesta a todo para alcanzar el éxito, incluso a conquistar al peor de los mujeriegos que puede lanzarla a la fama o hundir su carrera. Escenas extra de Malas Intenciones narradas por Pablo.