Las risas de mis amigos se escuchaba cada vez más lejanas, mi vista estaba clavada en la pantalla de mi celular en la que esperaba apareciera una respuesta al mensaje que había enviado.
Estaba tan abstraído en mis pensamientos que no me percaté que nos habíamos quedado solos, levanté la vista para observar a Benjamín que me ofrecía una cerveza.
—¿Estarás callado toda la puta noche o dirás algo?
—¿Y Pamela?
—En la cocina... ¿Por qué estás así?
—¿Así, como?
—Callado, pensativo ¿Dónde te habías metido?
—Pasé por el hospital un rato, quería ver a Camila.
—Camila, Camila —repitió riendo—. Que montón de molestias te tomas por la diva.
—La están pasando mal, Amelia me contó que todos sus amigos les han dado la espalda, están solas.
—¿Te hiciste amigo de la mamá de Camila?
—Supongo que estaba tan mal que decidió desahogarse conmigo. El esposo iba en una ambulancia en donde no la dejaron subir, su hija lloraba desconsolada en mi pecho, imagina la situación.
—Pame y yo fuimos a ofrecerle apoyo ayer.
—Estos días han sido duros para ella.
—¿Y eso te tiene tan pensativo?
—No —respondí cabizbajo—. No me gusta verla así, prefiero soportar sus desplantes. Necesito pedirte un favor.
Mi repentino cambio de tema captó toda la atención de mi mejor amigo, frunció el ceño al mismo tiempo que me hacía un gesto para que continuara hablando.
—¿Qué favor?
—Camila había estado ahorrado para comprarse un coche, usó todo el dinero para cubrir los gastos hospitalarios de su papá.
—¿Y? ¿Le vas a comprar un coche? —cuestionó con sorna.
—Y tú se lo vas a entregar, dile que es un regalo de la agencia, no sé... inventa algo.
—¿En serio se lo vas a comprar? —levantó la voz de forma repentina.
—Ya lo hice.
—¿Pablo, qué mierda te pasa? ¡Estás loco!
Ver a mi mejor amigo caminar de un lado a otro visiblemente sorprendido, me descolocó un poco, no creí estar haciendo algo malo.
—Se lo merece. Llevaba meses ahorrando.
—Ni tú te crees eso. Con lo que ganó en la campaña de H&M podría haber comprado uno.
—Quería un Audi.
—¿Y le compraste un Audi?
Respiré hondo mientras me rascaba la barbilla un poco nervioso, la mirada de Benjamín me estaba haciendo sentir estupido.
—Quiero complacerla
—Complacela en la cama. Eso es una gran opción y sobre todo beneficiosa para tu billetera. Pablo, no te entiendo. Me diste un consejo con respecto a Miami que dicta mucho de tus acciones. ¿No se suponía que lo que necesita es poner los pies sobre la tierra? Está perdiendo el piso, tú mismo lo reconoces.
—Tal vez la juzgamos de forma apresurada —me justifiqué de inmediato—Camila apenas tiene veinte años, creció dentro de una burbuja de sobreprotección. De verdad la criaron como a una princesa, estuve investigando todo, tenía un nivel día altísimo. Nunca se ha enfrentado a problemas reales.
ESTÁS LEYENDO
Escenas extra Malas Intenciones
RomanceUna joven y ambiciosa modelo dispuesta a todo para alcanzar el éxito, incluso a conquistar al peor de los mujeriegos que puede lanzarla a la fama o hundir su carrera. Escenas extra de Malas Intenciones narradas por Pablo.