Escena extra, capítulo siete

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Era común que las después de una cena entre amigos, la reunión continuara en el departamento de Benjamín. A pesar de que solía disfrutar mucho de ese tipo de noches donde el buen ambiente predominaba, no me sentía entusiasmado por continuar con aquella improvisada celebración.

En cuanto crucé la puerta escuché el sonido de la carcajada de mi mejor amigo, Benjamín parecía estar feliz con la última campaña en la que sus modelos iban a estar involucradas. Por ello acepté unirme a ellos luego de llevar a Camila a su casa.

Pamela se puso de pie al verme, se acercó demasiado sonriente, como pocas veces. No era un secreto para nadie que no era del todo de su agrado, observar la manera amable en la que me saludó me desconcertó un poco.

—Pensé que traerías a tu pelirroja.

—Estaba cansada —me excusé sin sonar muy convincente, me negaba a aceptar que no la invité porque tenía miedo a un rechazo, con Camila nunca tenía tanta buena suerte.

—Siento que vas por buen camino, se ven muy lindos juntos, tú sonríes como tonto cuando ella habla. ¿Cierto, Benja? —preguntó viendo a Benjamín que acababa de acercarse.

—Si, mi amor.

Acepté el vaso que me ofrecía mi amigo que se estaba divirtiendo con las expresiones en mi rostro. Pamela nos dejó solos para acercarse a Víctor, que sostenía su cámara entre las manos mientras ella posaba de forma extraña.

—¿Te fastidié tu plan con la diva?

—No había ninguno —respondí con honestidad—. De haber habido uno no estaría aquí por nada del mundo.

Benja palmeó uno de mis hombros, indicándome en silencio que lo acompañara hasta la terraza, iba a interrogarme acerca de Camila, lo conocía bien, aunque decía estar fastidiado de mi interés por ella era demasiado chismoso como para quedarse con la duda.

—¿Cuánto tiempo continuarás con esto?

—¿Esto?

—Tu juego con Camila. Te apareciste con ella en el restaurante, interactuaban como si fuesen una pareja.

—¿Estás celoso? No tienes por qué estarlo, ven acá —dije al mismo tiempo que pasaba el brazo por sus hombros—, no te cambiaría por ella.

—Claro que no lo estoy, sé que no puedes vivir sin mi pero...

—¡Benja! —Interrumpió Pamela—. A veces no sé que pensar de ustedes dos, suelta a mi novio.

—Solo bromeamos —explicó Benjamín mientras yo continuaba riendo, demasiado divertido por la cara de Pamela.

—Venía a ofrecerte algo de tomar, no quería interrumpirlos, perdón.

—Yo te acepto lo que sea —dije mostrándole mi vaso vacío, se alejó asintiendo, dejándonos solos de nuevo.

La atención de Benjamín volvió a centrarse en mí, parecía estar decidido a averiguar todo lo que me ocurría con Camila.

—¿La estás cortejando?

—No lo sé —reconocí luego de suspirar—. Estoy intentando ganar puntos con ella, ¿eso es cortejar?

—Lo es. Definamos lo que esperas de ella, debo reconocer que hay ciertas cosas que me preocupan.

—No estoy obsesionado —aclaré antes que mencionara algo similar—. Me gusta mucho, me encanta en realidad —confesé—, en cuanto gane todos los puntos necesarios, me voy a encerrar con ella todo un fin de semana completo. ¿Qué es lo qué te preocupa?

—La mandaste a investigar. ¿Te parece poco?

—No la mandé a investigar, Benja, exageras. Solo hice un par de preguntas.

—Le pediste a Víctor que le tomara las fotografías de nuevo.

—Y fue lo mejor que pude haber hecho. Ve y pregúntale qué tal lo hizo, Camila dejó a todos sorprendidos. Tengo todo bajo control con ella, en serio.

—No tienes nada bajo control, es ella quien te tiene bajo control. Eres el único idiota que no lo nota.

—Ya caerá.

—O terminarás de caer tú.

—Tú no me alejaste de todo para hablar de Camila, hay algo más.

Busqué la forma de cambiar el tema, al sentirme cada vez más confundido por lo que ocurría.

—La campaña ayudará a la agencia, pero siguen habiendo pequeños problemas, que de no resolverse podrían convertirse en algo grave.

Respiró hondo, con la mirada fija en el paisaje nocturno frente a nosotros. Los malos manejos del pasado seguían atormentando a mi mejor amigo, que ha pesar de haber encarrilado su camino, continuaba esquivando obstáculos.

—Benja, sabes perfectamente que cuentas conmigo para lo que sea. ¿Necesitas capital?

—No voy a aceptar tu dinero de nuevo. Ya me salvaste el pellejo una vez.

—Lo haré cada vez que sea necesario, tú harías lo mismo por mí. ¿Recuerdas de dónde saqué el dinero para financiar mi primer gran proyecto?... Vino de ti —respondí ante su silencio—. Nunca aceptaste que te devolviera ese dinero, estoy en deuda contigo.

—Estamos a mano, me ayudaste a pagar todas las deudas de la agencia.

—Quiero ayudarte, tú harías lo mismo por mi.

—Intentaré resolverlo solo, si las cosas se me salen de las manos no dudaré en pedirte ayuda, lo prometo —aseguró—. Aunque prefiero que en lugar de prestarme dinero, compraras acciones de la agencia. Seríamos socios, supongo que estarías encantado, ya sientes tu casa Look.

Reí contagiado por su risa, sabiendo que en el fondo aquella situación lo atormentaba. Le seguí el juego, haciendo chistes de todo el tiempo que solía pasar en la agencia, que repentinamente había aumentado desde que conocí a Camila.

—¿Ya viste con quién está Pamela?

Benja fue incapaz de disimular, me hizo la pregunta al mismo tiempo que codeaba mis costillas, mientras miraba en dirección a su novia, que estaba al lado de una de sus bonitas amigas.

—Daniela —dije cuando recordé su nombre, la había conocido un año atrás en la fiesta de cumpleaños de Pame.

—Vas —empujó indiscriminadamente mi hombro—. Entretengo a Pamela y tú aprovechas, la trabajas y te la llevas.

—Paso.

—¿Pasas? —entrecerró los ojos negando confundido—Es Daniela, ¿recuerdas que te enojaste con Pamela por qué no permitió que se fuera contigo? Ya tenías todo listo, la habías convencido con facilidad. Tenías hasta los condones en las manos.

—Sí, lo recuerdo. Pero paso. Hoy besé a Camila, no me quiero quitar este sabor a victoria de la boca.

—Te castró, estás arruinado.

—No lo estoy —respondí entre risas, convencido de que él estaba equivocado

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