Escena extra, capítulo doce

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Luciana saltó en la cama para abrazarme , el sonido de su dulce risa mejoró mi ánimo al instante, sonreí mientras recibía una lluvia de besos pegajosos en las mejillas. Lu era una niña afectuosa, lo había sido desde siempre.

—¿Todavía te duele? —Apuntó mi brazo izquierdo en donde la salvaje de Nicole me había enterrado una aguja con saña.

Negué sonriendo, enternecido hasta con la forma en la que me veía.

—¿Lu, alguna vez te he dicho que eres lo mejor que tengo en mi vida?

—Me lo dices siempre —respondió riendo—. Eres mi tío favorito.

—Soy el único que tienes.

Se recostó sobre mi pecho riendo a carcajadas por las cosquillas que le estaba haciendo, tenía mucho tiempo sin compartir tanto con ella, con todo y lo mal que me estaba tratando Nicole, la presencia de Luciana hacía que todo valiera la pena.

—Mi abuela me pidió que te cuidara, le prometí que iba a hacerlo, hoy dormiré contigo.

—Soy tan afortunado. Tendré a la mejor enfermera.

—¿Cómo tu amiga? Mamá le dijo a la abuela que tenías una enferma.

—¿Le habló de Camila? —pregunté curioso.

—Si, le dijo que una golfa te estaba cuidando jugando a la enfermera.

—Luciana. —Su nombre salió de mis labios en tono de regaño—, mi amor, sabes que no puedes repetir las groserías que escuchas.

—Lo siento tío... ¿tu amiga es eso que dijo mi mamá?

—No, Lu. Cami fue muy amable por cuidarme cuando lo necesité.

—¿Ella conoce a Ariel?

—No lo sé, ¿de qué Ariel hablas?

—Tío tu no sabes nada, de Ariel, la Sirenita. Camila tiene el cabello como ella.

—Prometo preguntarle.

Saltó entusiasmada sobre el colchón para luego lanzarse sobre mi, reía fingiendo que aquello no dolía, que sus rodillas rebotando en mi pecho no me causaban ninguna molestia, la puerta se abrió cuando la risa de ambas sonaba más fuerte, Nicole asomó la cabeza antes de entrar.

—Lu, no puedes saltar sobre tu tío, está enfermo mi amor, debe descansar.

—Pero él quiere que lo cuide, ¿cierto tío?

—Estoy bien, no te preocupes —dije viendo a mi hermana.

—No me preocupo, solo quiero que mejores rápido para que te vayas de mi casa, no quiero tenerte aquí .

—Gracias por tu amabilidad.

—Lu, vamos a la cama, dile buenas noches a este idiota.

—Él no es idiota. Míralo, parece un príncipe.

—¡Dios! No sé que le diste a mi hija. Dile buenas noches, Luciana.

Abracé a Lu grabándome el sonido de su risa que sonó al hacerle cosquillas, a pesar de lo mal que me sentía, no podía quejarme de nada. Luciana me curaba el alma con solo una risa.

—Te quiero mucho tío.

—Yo te quiero más.

Besó mi mejilla antes de bajar de la cama y correr hacia la puerta, mi hermana se quejó cuando Lu chocó con una de sus piernas, la energía que tenía esa niña para correr a todos lados era impresionante.

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