10. Un fin de gira y recuerdos de Salamanca (Parte 3)

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-Ramón, ¿cómo van esos dolores de espalda? – Le pregunto al padre de Miriam, que tiene su silla al lado de la mía frente a la mesita en la que estamos sentados nosotros y su madre.

La cantante ha vuelto a sus ensayos y me ha dejado con Efrén, quien se ha encargado de ponérmelo todo muy fácil. Le he acompañado por la parte trasera del escenario hasta una sala donde están algunos amigos de su hermana y también sus padres. Tengo tal lío aún en la cabeza que no sé si han venido de sorpresa o estaba planificado. Antes de irse, Efrén me ha dicho que puedo coger lo que quiera para comer y beber, y que cuando el concierto vaya a empezar nos avisará para indicarnos los asientos que nos corresponden.

-Bueno, a ratos. – Confiesa. – Hago los estiramientos que me dijiste, pero hay días que ni con esas.

-Deberías encontrar un fisioterapeuta de confianza e ir cada mes.

-Ya se lo he dicho yo. – Interviene Marité. – Pero es muy cabezota.

-Como la hija. – Digo, haciendo que el hombre ría. - ¿Cuándo os volvéis al norte? Si estáis mañana, hago un hueco y me encargo de ese masaje yo misma. – Ofrezco.

-Nos vamos a primera hora mañana. Ha sido un viaje exprés. – La mujer da un sorbo a su taza de café antes de seguir hablando. – Pero a ver cuando subís a hacernos una visita, que la última se nos hizo muy corta.

-Seguro que muy pronto. – Justo hace unos días Miriam me dijo que aprovecharíamos su pausa musical para viajar a su casa porque quiere descubrirme un montón de lugares que le encantan, así que ya he estado estudiando cómo cuadrar la agenda para tener tiempo libre y acompañarla. Dudo que pueda estar allí cerca de un mes como la gallega pretende, pero unos días con ella en el norte no me los puedo perder. - Miriam tiene muchas ganas de ir una temporada.

-Claro. Y así conoces a la familia. – Añade el hombre. – Están deseando verte en persona. Les hemos enseñado alguna foto vuestra, pero es que nos enviáis muy pocas. - No será porque no nos hacemos. Miriam siempre tiene el teléfono preparado para hacer mil fotografías de las que luego borrará al menos la mitad.

-Ramón quiere una foto para ponerla en el salón. – Revela risueña la madre de la cantante. Me lo tomo como una broma hasta que el hombre asiente y se encoge de hombros. Entonces me hace más gracia aún.

-Igual que tenemos al niño con Inés encima de la tele, pues ponemos a la niña con Silvia. -Explica. – A mi me gusta presumir de cuñadas cuando viene gente a casa, y ahora que estáis oficializándolo puedo hacerlo.

-Deja a las chicas que vayan al ritmo que quieran, Ramón. Que te metes en todo.

-¡Si yo no digo nada! – Protesta indignado, girándose hacia su mujer.

-Si tiene toda la razón. – Digo. La situación me tiene realmente divertida. Nunca pensé que tener suegros podría ofrecerme otra cosa que no fueran responsabilidades y dolores de cabeza. – Me voy a encargar personalmente de que esa foto acabe colgada en vuestro salón.

Después de aproximadamente una hora el ambiente se empieza a animar. Hay más gente, se mueven más rápido y se notan los nervios creciendo entre los que están trabajando para que todo salga bien. Y no sé por qué, pero a mi también me tiembla la boca del estómago. En un momento dado, escucho de una voz desconocida que el público está empezando a llenar el teatro y que Miriam ya está en proceso de vestirse y maquillarse en su camerino. Todo es tan frenético que supongo que ya no tendré oportunidad de verla hasta que esté encima del escenario. O quizás sí.

Empiezo mi misión escapándome de esa sala supuestamente para ir al baño. Según me indican es la primera puerta a la izquierda nada más salir, pero me da igual porque no tengo intención de entrar. Me quedo quieta en el pasillo mirando de lado a lado hasta que de pronto, de una de las salas, sale una chica con un maletín y un neceser en la mano que tiene toda la pinta de ser maquilladora. En cuanto desaparece me acerco al lugar del que ha salido y bingo: el nombre de Miriam está escrito en un folio pegado a la puerta.

Dos versos enredados (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora