42. Cerrar el baúl y conciliar el sueño.

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Parece mentira que, después de habernos convertido en mejores amigas al salir del programa, el simple hecho de que vayamos a vernos esta noche se haya convertido en causante de mis temblores. Me parece irreal e incómodo, y por eso necesito que hablemos, solucionar los que sean nuestros problemas y no volver a sentir esto nunca más. La echo de menos y necesito que vuelva a mi vida con sus tonterías, sus pizzas con capítulos de Anatomía de Grey al azar y su oído para escuchar todos mis dramas, igual que estoy deseando ofrecerle mi hombro para llorar y una voz al otro lado que responda a sus dilemas, esta vez sin ningún reproche.

Silvia prácticamente me ha obligado a marcharme de casa. Se ha encargado de venderles a mis padres la mentira de que tenía una cena importante con Mimi y unos amigos suyos productores musicales con los que voy a trabajar en proyectos del futuro y cuando me he enterado ha sido tan tarde que no he podido inventarme una contra mentira. Casi me ha echado de casa después de decirme mil veces que puedo estar tranquila, que el piso estará igual de bien cuando vuelva y que me encargue de lo mío, que ella va a irse con sus suegros a cenar por ahí y se lo van a pasar genial.

Así que, después de dejar a Iván de vuelta en la residencia, he tomado dirección a casa de Mimi, que es donde me ha propuesto que nos veamos cuando le he escrito para decirle que al final sí podía quedar esta noche. Aunque no lo hemos dicho de manera explícita, las dos sabemos que nos vamos a ver para hablar y que lo de quedar con Ricky es solo una excusa, un gancho hacia resolver el problema que nos ha venido muy bien. Se me hace raro que vayamos a vernos para algo así, pero también que vaya a suceder en una casa que compartimos durante un tiempo y donde he vivido momentos tan felices, con ella y con Silvia. 

Mientras estoy en el ascensor, como por arte de magia, recibo un mensaje de Silvia. Un "va a ir genial porque las dos queréis que vaya genial", y de pronto me relajo como si me hubiera llegado una caricia tierna con la palma de la mano en la espalda. Sé que en cuanto vea a Mimi volverán los nervios, pero durante unos segundos, gracias a la madrileña, estoy en paz y me creo sus palabras. Si ella quiere que lo solucionemos y yo también, ¿cómo no va a ir genial? Yo estoy dispuesta a reconocer mis errores y si ella me ha llamado es porque ha hecho su trabajo organizando su cabeza, si es que en algún momento ha tenido que hacerlo.

-Qué guapa estás. – Dice al abrirme la puerta, con una sonrisa en los labios que duda entre crecer o mantenerse así. No me he arreglado demasiado, tan solo unos vaqueros y una camisa, pero en comparación con ella, que aún está en chándal, se puede decir que yo me he trabajado un poco más el look.

-Lo mismo digo pero, ¿piensas ir así a tomar algo? – Entro al piso y ella cierra la puerta.

-No me mates, ¿vale? Pero no he quedado con Ricky para ir a tomar nada. – Al girarme me la encuentro con las palmas de las manos pegadas y una cara de las de "perdóname". – Necesitaba que habláramos y no sabía si querrías estar a solas conmigo.

-Has hecho bien. – Admito. Me vuelvo a dar la vuelta, para que no vea como trago saliva para deshacerme el nudo de la garganta, y camino despacio hacia el salón. – He necesitado el empujoncito de Silvia para venir, pero la verdad es que llevaba tiempo queriendo atreverme a hablar contigo.

-¿No te parece fuerte? – Mimi me adelanta y se sienta con las piernas cruzadas en el sofá.

-¿El qué?

-Que con todo lo que hemos sido hayamos quedado en esto. – Dice en voz baja y rota. Apenas acabamos de empezar la conversación y ya puedo notar las ganas de llorar en cada centímetro de mi cuerpo. – Las dos hemos necesitado atrevernos y un empujoncito para dignarnos a hablar con la otra.

-¿A ti quién te lo ha dado?

-Es más fácil responderte quién no me lo ha dado. – Reconoce con una sonrisa amarga. – Pero sobre todo ha sido mi madre. Dice que me he estado comportando como una idiota contigo y tiene toda la razón.

Dos versos enredados (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora