Después de eliminar la base de los demonios en la tierra regresé a los cielos, pero todos estaban muy tensos.
—No puede ser... ¿Un terremoto?
—Y uno muy fuerte... Tanto para matar cerca de un tercio de la población mundial.
—Los humanos no tienen el poder suficiente para provocar un terremoto de tal magnitud.
—¿Será que una diosa que controla la tierra lo hizo?.
—¡Es imposible! Nosotros no matamos a las personas.
—Incluso si fuera el caso, nadie podría hacer un terremoto de tal magnitud... Nadie excepto la hija de nuestro líder con ayuda de la espada...
Si, creo que ya se que está sucediendo, estoy muerta en vida. ¡Nooo...! Será mejor que me escape de allí, pero me atrapan los guardias. Por supuesto me intento resistir lanzando piedras a sus cabezas. Eso no los va a matar, pero me da tiempo de escapar. Una vez me fui de aquel lugar me atrapa un lazo verde, trato de quitarmelo pero es inútil, este nulifica mis poderes de la tierra dado que esta hecho con plantas, solo una deidad del elemento planta puede hacer esto, pero en el momento que usa vientos para traerme se que eso es imposible. Y sólo conosco a un dios que puede manejar más de dos elementos a la vez... Mi padre.
—Tenemos que hablar.
Supongo que hasta aquí llegué.
Me llevaron atada al cuarto para juzgar a los criminales, se poco de este lugar pero si se que nunca eh visto a nadie volver con vida aquí.
Parece que están reuniendo a los jueces y las deidades más influyentes entre nosotros. Entre ellos comienza a hablar una diosa de hermosa apariencia, su piel era tan blanca como la seda y con cabello negro y ojos negros.
Su nombre es Tsukuyomi, es la hermana de mi padre y es una diosa de la luna. Ella protege y cuida a los Lunarians, un clan que vive en la Luna y que son considerados sus hijos. Realmente no debería estar aquí, pero por ser la hermana de mi padre tiene el privilegio de estar presente.—Amaterasu, tu tonta hija mató cerca de un tercio de la humanidad con un terremoto causado por la espada Hisou heredada por generaciones en tu familia ¿Acaso no sabe cómo funciona esa espada en particular? ¿No recibió una clase entera hablando de las espadas Hisou?.
—Si, hasta entregó varios ensayos detallados sobre la espada ¿No es así Tenshi Yurehime?
—A decir verdad... No fueron hechos por mi
—¡¿Que dijiste?! ¡Pero si estaba escrito a tu letra!
—Bueno pues...
Si, están escritos a mi letra, pero eso es debido a que conocí a alguien que tiene mi propio tipo de letra, una diosa que se especializa en la imitación que le llamo Mima de cariño, pero no puedo delatarla.
—No lo sé...
—La espada Hisou puede cambiar su forma y fortalece a su protador, pero la tuya en específico es una reliquia especial. Además de las ventajas de una espada Hisou promedio, la tuya no puede ser usada por otra persona que no seas tú, usa tu alma como soporte para su fuerza, entra en lo más profundo de tu ser para sacar el potencial oculto de su portador. Ahora imagínate que alguien quien tenga un alma divina y un cuerpo divino tenga en sus manos un arma así...
Realmente no lo sabía, creí que solo era una espada que cambia de forma y sólo fortalece un poco a su portador... Pero no creí que la mía en específico tomara su fuerza de mi alma, y por ende no pudiera ser usada por alguien más aparte de mi.
—Ya conoces las reglas, cualquier Celestial que mate a cualquier humano debe ser asesinado —dijo Tsukuyomi.
—Lo entiendo hermana... ¿Procedemos a comenzar el juicio?.
—Si.
—Declaramos a Tenshi Yurehime como culpable por causar un genocidio a la humanidad con un terremoto.
Ah... Supongo que cosechas lo que siembras. Bueno quizás visite el Inframundo por mis crímenes y terminé a parar como una asistente de la Yama del lugar que juzga a las almas.
—Tengo una discrepancia con ustedes
De repente habla mi padre
—Se que Tenshi es mi hija, pero un error cómo este no debe pasar impune. Sin embargo no veo maldad en ella como para la pena de muerte. Quizás otro castigo deba ser puesto en ella.
Todos en la sala empezaron a murmurar. El ambiente se puso tenso.
—¿Y que castigo sugiere? —dijo Tsukuyomi
—Reencarnar como una humana
—¿En serio? ¿Qué te hace pensar que eso es un castigo digno de ella? —dijo Tsukuyomi en un tono más enojada que su pregunta anterior.
—Ella jamás a simpatizado con los humanos, así que renacer como una humana probablemente la haga reflexionar sobre lo que hizo y empieze a mejorar como persona.
Todos en la sala comenzaron a ponerse de acuerdo con lo que decía mi padre... Todos menos Tsukuyomi.
—Estamos de acuerdo con usted señor Amaterasu.
—Porcederemos a terminar el juicio.Con esto se fueron los jueces y dioses presentes del cuarto de juicio. Realmente no voy a morir... Pero ¡¿voy a reencarnar como una humana?! ¡Rayos! Sabía que me aburría mi vida de diosa, ¡pero todo menos vivir como una humana debilucha que tenga que trabajar para comer y beber!. Pero bueno, supongo que tendré que decir adiós a mi vida.
—Muy bien Tenshi Yurehime, serás castigada a vivir como humana hasta que aprendas la razón de porque la deidad ancestral nos pidió proteger la humanidad.
Acto seguido me cae un rayo de luz cegadora y pierdo la conciencia.
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— Amaterasu ¿Qué vas a hacer con la espada Hisou?.
—La voy a dejar en la tierra.
—¿No sería mejor guardarla aquí?
—No creo, esta espada será custodiada por Susanoo.
—¿No se llevan mal?.
—Si, pero creo que es lo mejor, además la espada no puede ser empuñada por nadie que no sea Tenshi Yurehime.
—¿Puedo saber la ubicación?.
—¿Por qué? Estás muy interesada por la espada, Tsukuyomi.
—... Por si Susanoo la usa para otras cosas.
—Realmente no lo entiendo, sin embargo si tanto te preocupa la espada, puedes estar segura que no caerá en manos equivocadas. Yo lo veré personalmente.
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La Humanidad de una Celestial
FantasyTenshi Yurehime es la hija rebelde y malcriada del líder del clan de los Celestiales, deidades protectoras de los humanos que se encargan de luchar contra los demonios y dioses que quieren acabar con la humanidad. Ella no logra comprender porque su...