Capitulo 38: Hermana Rebelde y Sentimental

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—Hermana... La diosa Tsukuyomi a tomado el clan de los celestiales.

—¿Qué?

Mi hermana acaba de decir que todo nuestro pueblo divino a sido tomado por Tsukuyomi, la diosa de la luna y hermana de mi padre Amaterasu.

—El lugar es un caos, pero pude huir de ese lugar. Lo mejor es que no debamos ir a ese lugar.

—¿Por qué? Acaso Tsukuyomi...

Tengo una idea de porque no quieren que valla a ese lugar, pero debo confirmarlo.

—Si... Tsukuyomi es aliada de Sariel.

Me lo imaginaba.

Para empezar, ella solía verme con desagrado desde que tengo memoria. Incluso antes de que Susanoo me tratara bien me miraba con más aprecio. Solo relajaba la mirada con mi papá.

Es por eso que no imaginaba que estaría pensando en matarlo.

Todo esto es muy repentino, mi vida tranquila en este mundo se a ido...

Di un largo suspiro...

Al parecer no estás libre de problemas cuando eres una diosa caída del cielo que reencarnó en humana.
Pero eso no quiere decir que pueda seguir los planes de Kaira, después de todo esa tal Cronoa no la conozco más que en libros escritos de historia.

En ese momento Kaira empezó a hablarme.

—Te lo repetiré una vez más Terra... Eres la única que puede salvar el universo. Se que esto es repentino así que te voy a dejar pensarlo para que tomes una decisión...

—Lo sé...

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Después de terminar la reunión, fui a hablar con mi hermana en privado. Lo hago de esta manera porque Rend está con nosotros; de hecho procuré no mencionar a Amaterasu como "padre". Prefiero decirle la verdad en un momento más oportuno.

Mi hermana estaba en el árbol que solía sentarme para descansar. Es el mismo lugar cuando la volví a ver en mi cuerpo humano.

—¿No le has dicho nada a ese niño de tu verdadera identidad?

Parece que Rei tiene la misma perspicacia que yo en esas cosas.

—Si... Creo que no es el momento de decirle la verdad... Osea, se que el a trabajado duro por volverse más fuerte. Que le diga de golpe que era una diosa lo desanimara.

Existe una gran brecha entre dioses y humanos, un límite que no pueden alcanzar por muy fuerte que lo intenten.

La única forma es rompiendo sus propios límites, pero eso es imposible, solo un dios ancestral como esa mujer pelirroja podría hacerlo.

—...¿No crees que es cruel no decirle la verdad?

—Para nada. A veces es mejor morir en una mentira que vivir con el peso de la verdad.

Escuchaba historias sobre valientes guerreros que luchaban por la justicia, pero no sabían que estaban siendo manipulados. Aún así ellos murieron felices por cumplir su misión... Bueno, es lo que yo pienso, no se cómo lo vean los humanos.

—Yo pienso diferente hermana. Antes que tú nacierás era una rebelde que creía que todos los demás eran inferiores a mi.

—¡¿En serio?! Pero nadie en el clan me dijo que eras asi...

—Lo sé... Es que sucedió algo que cambio mi actitud. Yo estaba decidida a causar una gran tormenta eléctrica en la tierra con el propósito de castigar a los humanos.

—¿Eh? Nunca leí acerca de una gran tormenta en los registros de historia en el cielo.

—Porque nunca sucedió. Verás en ese tiempo estaba realizando mi trabajo como celestial protegiendo a los humanos de unos demonios. Después de acabar con aquellos tipos, los humanos que había protegido me empezaron a golpear, diciendo cosas como "¡porque no llegue antes!" o "¡mi papá está muerto por tu culpa!". La verdad era en parte mi culpa ya que no era puntual al momento de trabajar, pero en ese tiempo no escuchaba nadie y hacia lo que se me diera la gana. 

Mientras escuchaba atentamente el relato de mi hermana mayor, ella empezó a ver al cielo y continuó hablando en un tono más triste.

—Perdí la paciencia y provoque una tormenta, causando que esos tipos recibieran mis rayos de golpe. Todos colapsaron al suelo... Excepto uno... Un joven que rondaba la adolescencia. Al parecer tenía el atributo de la tierra y pudo resistir mi ataque. Lo veía agonizando en el suelo, pero aún así podía hablar. El me dijo: "Por favor, si me matas, dile a los demás que hemos muerto por culpa de los demonios, que eran tan fuertes que no podías detenerlos hasta que pediste refuerzos... No quiero que mi madre tomé venganza contra ustedes... Prefiero que vivan en una mentira que con la verdad...". Aquello me dejó pensando, pero en eso llegó papá y los salvó de una muerte segura. El dijo algo que se me quedó grabado: "No somos muy diferentes a ellos".

De repente me miró a la cara mi querida hermana Rei... Estaba llorando.

—Ahora lo entiendo... No somos muy... Diferentes... Snif...

Cómo si no pudiera aguantarlo más, ella rompió en llanto y me abrazo.

—¡Papá está muerto hermana!¡No pude hacer nada...!

Yo le acaricié la cabeza.

—Has requerido mucho valor para decir que nuestro padre está muerto ¿Verdad?.

—¡Buaaa...!

Me quedé con mi hermana en aquel árbol en la colina.

Contemplaba mi pueblo hecho ruinas donde viví los últimos 17 años como humana.

No puedo compartir el mismo pesar de mi hermana al perder a nuestro padre, pero al verla llorar amargamente me hizo sentir un dolor punzante en el fondo de mi corazón.

Aunque soy conocida por controlar mis emociones de tristeza, no pude evitar hechar lágrimas al ver el dolor que sentía mi hermana.

"No somos muy diferentes a ellos", dije en mi mente.

La Humanidad de una CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora