Intermedio: Amaterasu, el Niño que Seguía a la Diosa de los Límites

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Mi infancia como un humano fue amarga y triste. Tanto es así que hasta el día de hoy lo recuerdo, a pesar que ahora soy Amaterasu, una deidad y líder del clan de los Celestial. Aunque olvide mis nombres humanos, ya que ella borró nuestros antiguos nombres de nuestras memorias.

Mi familia murió cuando éramos pequeños. En ese tiempo la sociedad humana estaba en sus inicios y las condiciones de vida eran pésimas, así que perder a nuestros padres fue un duro golpe para mí y mis hermanos.

—Hermano... Tengo... Hambre.

Susanoo me miraba con tristeza mientras decía que tenía hambre. Mi hermana Tsukuyomi estaba bien igual, pero de alguna forma seguía firme. Es una chica muy fuerte, pero se que las cosas no pueden seguir así.

Sin decirles nada, salí en búsqueda de comida. Robé un poco de alimento en un negocio que vendía frutas. Por desgracia me capturaron y fui vendido como esclavo, ya que en esa época era permitido vender a niños.

La tristeza me agobio y mis maestros eran terribles. Dormía en el sótano y comía arroz simple. Al menos tenía comida.

Un día me mandaron a comprar, pero me asaltaron. Yo no quería darle lo que tenía, así que me apuñalaron en el pecho y se escaparon del lugar.

Estaba en un lugar muy aislado, así que aunque gritaba con toda desesperación que alguien me ayudará, nadie se acercó. Perdía mucha sangre y perdía lentamente la conciencia.

Este era el fin de mi vida...

Cerré los ojos y perdí el conocimiento...

Pero desperté.

Pensé que había despertado en el cielo o algún lugar después de la muerte, pero era el mismo lugar donde estaba, con la herida ya curada.

Es allí cuando la ví...

Una mujer de pelo rojo como la sangre y largo, con un vestido de color púrpura.

—Dime ¿Quieres seguir viviendo?

La mujer de hermosa apariencia me preguntó algo que a mi punto de vista era obvio para mí.

—Claro que si.

Contesté con total firmeza.

La vida significa dolor, todos buscan sobrevivir y no dudan en aplastar a los más débiles para vivir. Los hombres declaran guerras, crean armas y se aburren cuando tienen todo el poder... Aún sabiendo eso ¿Quieres seguir viviendo?.

Para mí, la respuesta a la pregunta de la mujer misteriosa es obvia. Al principio le culpaba a dios por mis desgracias, pero después de vivir con mis hermanos por tanto tiempo, sabía que debía seguir luchando tratando de sobrevivir para protegerlos, por amor.

Por supuesto, ya que entre el dolor o dejar de existir, prefiero el dolor.

Si dejo de existir, nunca podría superarme a mí mismo, aún si mi familia muriera, seguiría adelante y trataría de sobrevivir en este mundo.

De alguna manera me agradas niño. Te voy a dar el poder que necesitas para sobrevivir en este mundo de mierda.

La peliroja se me acercó y me tocó la cabeza. Sentí como si mi cuerpo sufriera una total transformación desde el interior. Luego ella citó ciertas palabras que hasta el día de hoy me causa algo de miedo.

Soy Akami Borderlife, aquella que manipula los límites de toda la existencia. Aquella que desterró a los angeles en el centro del vacío final. Aquella que se compara a Izanagi y le dió la divinidad a un humano que nombró como Amaterasu y le ordenó nombrar a sus hermanos como Susanoo y Tsukuyomi.
Protege a los humanos. Hazme ver qué este mundo todavía es hermoso...
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—Oye, Amaterasu, despierta.

De repente veo una figura blanca, era mi hermana Tsukuyomi, la que lidera el clan de los lunarian en la luna y tiene poder sobre las ilusiones.

Es verdad, nos detuvimos a descansar en el Inframundo para hablar con una peculiar diosa llamada Hecatia, la última de las diosas del Olimpo.

—Gracias hermana. Sigamos adelante.

La Humanidad de una CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora