La Humanidad de una Celestial

Capitulo 10: La Joven del Cabello Azul

Soy el rey demonio Belcebú. En frente de mi se encuentra el ángel Sariel, como siempre sus hermosas alas resaltan su precencia...

Nosotros nos conocimos hace bastante tiempo. Ella me habló de un arma que podría vencer a los dioses, sin embargo necesitaría mi apoyo para conseguir los recursos necesarios para desarrollarla.

Tenemos intereses similares. Si la ayudo a desarrollar el arma definitiva entonces podría derrotar a los Celestial.

Cambiando de tema, la razón por la que Sariel está en mi precencia es porque trajo a una humana. Después de que la chica llamada Kaira se presentó, empecé a hablar a Sariel.

-Dime... ¿Cómo la conociste?

-Permitame responderle desde el inicio... Veamos, todo comenzó hace 5 años. En ese momento estaba en las minas que fueron destruidas por el terremoto. Sin embargo me encontré a una chica con una capucha, no podía ver bien su cara, sin embargo alcance a ver su cabello, era de un color azul como el cielo visto desde el suelo. Ella se acercó a mí y me dijo: "esa piedra que tienes allí se le conoce como piedras divinas, son bastante abundantes aquí, lo suficiente para suministrar a un ejército". Por supuesto que fue muy sospechoso en ese momento, pero lo siguiente que dijo fue la gota que derramó el vaso.

De repente Sariel mira fijamente a la chica humana.

-Se que eres Sariel.

Eso es muy sospechoso. Miro a la humana con la guardia alta. Eso es debido a que Sariel es una diosa que no debería de existir en este mundo. Luego de mirar a esa joven, Sariel continúo con su relato.

-En ese momento la agarré. Obviamente sabía demasiado. Pero me dijo que no es un enemigo. Aún así no me fiaba de sus palabras. Sin embargo esta chica me dió una idea para que pueda construir el arma definitiva.

En ese momento la chica que hasta el momento a estado callada se quitó la capucha que la cubría y abrió los ojos... Eran como la esmeralda, y su cabello como el cielo. En definitiva esta chica resaltaba incluso entre los humanos.
Entonces la chica comenzó a hablar.

-Conosco sus planes del arma definitiva. Sin embargo su concepto principal era francamente imposible. No se puede destruir la energía... Sin embargo, tal vez si se puede negar el poder divino. Es por eso que le platiqué a Sariel sobre las piedras divinas.

Las piedras divinas son un tipo de mineral que emanan el mismo tipo de energía que liberan los dioses. Sin embargo no tiene una aplicación útil, eso es debido a su estructura inestable. Si intentas agarrar su energía, entonces la piedra se rompe y se transforma en energía térmica.

-Le dije a Sariel que, si existe una piedra divina, ¿No significa eso que también existe su contraparte?.

-Y es allí cuando surgió la idea clave... Por supuesto que no existe tal material... A menos que lo cree, y es por eso que fui a visitar a Antiquilmia. Cómo sabrás el puede crear materiales con las propiedades inversas.

En ese instante, Sariel saca de su mano una piedra. Mi primera impresión con la piedra es que era tan negra como un agujero negro, no reflejaba ni un poco de la poca luz del lugar.

-Esta piedra es el resultado de invertir una piedra divina. Se llama Anivid.

Vaya nombre horrible, pensé...

-Sariel, se que no tienes mucha creatividad para crear nombres, pero este sin dudas es el peor de todos.

-Yo no le puse el nombre, fue Kaira.

-Perdonen... Solo escribí la palabra "Divina" al revez. Carezco de creatividad.

De repente veo a la chica en una pose depresiva.

-Disculpa, el nombre es lo de menos.

En ese entonces Sariel comenzó a hablar.

-Esta piedra contiene las propiedades invertidas de una piedra divina convencional. Tiene una estructura bastante estable y emite una energía contraria a la divina.

En un tono muy serio, Sariel comienza a matarme con la mirada.

-Rey Demonio... Tal vez no se pueda crear un arma que destruya la energía, sin embargo si es posible negar la energía divina de los Celestial. Con este mineral podemos crear un arma que pueda negar los poderes divinos.

Y en ese momento comienza a hablar la humana con un tono serio.

-Por supuesto, esta arma solo podrá negar la energía divina, sin embargo no funciona contra las almas divinas, ni mucho menos contra mortales. Sin embargo, el cuerpo divino está hecho casi en su totalidad con energía divina. Un solo ataque de esta arma podría acabar con ellos. Solo tenemos que cuidarnos de los mortales, lo cual sería pan comido si tenemos al ejército demoníaco de nuestro lado.

-Por supuesto. Originalmente el arma definitiva destruía la energía, sin embargo nunca pude crear un arma que sea similar. Sin embargo gracias a este mineral podríamos matar a cualquier ser divino!

Después de escucha a Sariel y la humana. Tome una decisión.

-Esta decidido, la humana será parte de nuestra alianza. Sin embargo, para que nuestro plan no fracase, tenemos que deshacernos de la humana más fuerte de la humanidad, la hija de Amaterasu que reencarnó en humana, Tenshi Yurehime.

-Pero señor demonio, no podemos matar a la hija de Amaterasu. Ella a estado bajo la protección de los Celestial desde que está en la tierra. Además su espada esta bajo la custodia de Susanoo, y no es precisamente un dios que se tome a la ligera.

Tiene razón. Mientras Amaterasu siga vivo, matar a su hija será tarea imposible. Sin embargo, la respuesta a mi problema es muy sencilla. Entonces les digo a Sariel y a la joven misteriosa de cabello azul mi plan.

-Cuando el arma definitiva esté terminada, matemos a Amaterasu. Sariel, tu vas a continuar con la construcción del arma. En cuanto a la humana... ¿Tu nombre es Kaira verdad?. Vigila de cerca a Tenshi Yurehime.

-Entendido.

Luego de dar la orden, procedí a despedirlos. Hoy gané una aliada, sin embargo tengo un mal presentimiento sobre ella.

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Después de terminar mi reunión con Sariel y Belcebú, me dirigí a mi choza que se ubicaba entre las montañas. Retiro mi capucha que utilizaba para ocultar mi presencia.

Luego de que me acosté en el frío piso de madera, procedí a reflexionar antes de dormir.

lancé un gran suspiro...

Realmente pude evitar que "aquello" llegara a existir.