Capítulo 21-PARTE I

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Abandoné la casa con rapidez y lo primero que hice fue buscar una tienda para comprar cigarrillos

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Abandoné la casa con rapidez y lo primero que hice fue buscar una tienda para comprar cigarrillos. Encendí uno con agilidad y aspiré el humo con ansias, sintiendo cómo se llenaban mis pulmones y como bajaba mi adrenalina. Solté la respiración largamente, viendo como se dibujaba en el aire la nube de humo blanco. Me maldije a mi mismo por haberme descontrolado de esa forma. Ya de por sí había sido patético lo que había hecho en Reggie's, me había comportado como un verdadero imbécil, pero eso no era en absoluto lo que había planeado cuando fui en un principio. El enojo me cegó cuando noté que ella se mostraba indiferente ante mi presencia. Y luego ese maldito ataque de pánico, nunca antes en mi vida había sentido algo similar, ni siquiera cuando mis padres se separaron, o cuando me enteré que Thomas tenía otra familia, ni siquiera cuando le diagnosticaron la enfermedad a mi madre, nada se comparaba con la angustia que me invadía en esos momentos. Quizás debía tomar el consejo de iniciar un tratamiento psicológico, podría llamar a Rosaline y consultarle lo que me estaba ocurriendo. Comenzaba a temer que los episodios se repitan, que comience a sucederme más seguido. Fumé una pitada del cigarro con el ceño levemente fruncido. Las palabras de Emily volvieron a repetirse en mi mente, ella me seguía considerando un idiota, un egoísta que sólo la había besado para quién sabe qué.

Como si la hubiese llamado con el pensamiento, mi teléfono sonó. El corazón me dio un vuelco, aferrándose a las esperanzas de que sea ella. Era Rosaline Reyes, la psicóloga. Atendí con cierta decepción.

—Hola.

—Aiden, ¿Cómo estás?— la voz de la joven licenciada sonaba amable. Dudé unos segundos evaluando sobre si contarle sobre el ataque o no. Me acobardé a último segundo.

—Bien, ¿y tú?— le di otra pitada al cigarro mientras continuaba el recorrido hacia mi hogar.

—Muy bien, gracias. Quería comentarte que ya he hecho las entrevistas que necesitaba para la evaluación, pronto te comunicarán la fecha de la audiencia.

—De acuerdo— respondí intentando ocultar mi falta de ánimos. Ya quería que todo ese tema se esfumara.

—Quedo a tu disposición para lo que necesites— dijo con cierta calidez en la voz, casi como si notase que no estaba pasando el mejor de los momentos.

—Muchas gracias— dije con sincero agradecimiento.

—Hasta pronto— se despidió.

Guardé el aparato en el bolsillo de mis shorts deportivos y quedé con la mirada fija en el suelo por unos segundos. ¿Qué le habrán dicho mis padres? Mi madre no me preocupaba. Thomas, por otro lado, era una incógnita. Seguramente tendría noticias de Robert, mi abogado, pronto.

Llegué a la puerta de mi casa e ingresé agotado. Era como si de repente el cuerpo se hubiese saturado y dicho 'suficiente'. El ejercicio, el ataque de pánico, y la situación tensa con Emily comenzaban a pasarme factura. Me dirigí a la cocina en busca de un vaso de agua, y cuando ingresé me paralicé por un segundo.

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