Una energía desconocida recorría cada músculo de mi cuerpo. Un agotamiento exquisito, un cansancio delicioso. Y sentí cosquillas en el estómago cuando lo escuché decirme que me amaba. Se veía tan hermoso, con mechones de cabello desordenados sobre su frente, los ojos cerrados, la fina capa de sudor que cubría sus mejillas, la respiración agitada, y la expresión de éxtasis. Parecía haber soltado esas palabras desde el fondo de su alma sin siquiera notarlo. Ni siquiera parecía preocupado por mi respuesta. Era como si estuviera en otra dimensión.
—Te amo, Aiden— susurré con una sonrisa. Fue ese el momento en que abrió sus ojos con lentitud y los fijó en los míos, aún recostado sobre mí.
—¿Sabes?— comenzó con la voz rasposa, y en un tono bajo— Desde el inicio supe que eras distinta. No te importaba decirme lo que pensabas, me atacabas con absolutamente todo lo que pasaba por tu cabeza— soltó una risa, como si reprodujera en su mente cada escena que rememoraba—. Supe que eras distinta cuando te vi con mi hermano. Cuando, en contra de todas las probabilidades, seguías apareciendo en mi vida. Y cuando te besé... Eso sí que fue distinto. Tendría que haber imaginado que hacerte el amor también sería mil veces más increíble...— sonrió, con más energías— Y sin embargo, aún sabiendo cuan especial eres, no puedo terminar de entender todo lo que siento cuando estoy contigo.
—Aiden...— lo miré como si estuviera sumida en un sueño. —Había escuchado que los hombres se ponían sensibles luego de hacer el amor, pero no pensé que era para tanto— intenté mantenerme seria, pero solté una larga carcajada. Él me miró con una amplia sonrisa congelada en la cara.
—Oh, ¿es así? ¿Tienes tu primera vez y ya te burlas de mí?— fingía enfado, pero no se le borraba la sonrisa del rostro. —Emily Taylor, eres una descarada.
Reí con fuerza y luego lo miré con ternura.
—Te dije que serías el primero y el último— el corazón me explotaba de amor con tan solo ver su rostro.
—El primero, el último, y todos lo que vienen en el medio— soltó con una sonrisa pícara mientras se acercaba a mi rostro— Y serán muchas.
Solté una risa divertida mientras acariciaba su mejilla. Sentía una felicidad y una paz interior que no creí experimentar nunca antes en mi vida. Lo veía sonreír como si fuera un niño, y ese simple hecho parecía estar conectado con mi corazón, no había forma de acallar ese cosquilleo. Con que esas eran las famosas mariposas.
—A todo esto... ¿Qué hora es?— inquirió él, sumamente confundido.
—Pues... tarde— dije, recordando la fiesta. Comenzamos a ponernos de pie y acomodarnos la ropa. —Deben estar esperando abajo. Oh, Dios— lo miré, de repente, sumamente avergonzada. —¿Se habrá oído algo?
Él se mordió el labio, intentando contener su sonrisa.
—¿Te refieres a tus gemidos?— puso un tono seductor, y luego no pudo aguantar más la risa.
ESTÁS LEYENDO
Olvida el mundo
Novela JuvenilEmily es una talentosa dibujante que está por descubrir que la vida es mucho más que sólo sueños. Aiden es un joven problemático y desinteresado que debe aprender que la vida no vale nada sin ellos. La historia ha probado que definitivamente no se...