9. No está muerto

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-Dibujas genial

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-Dibujas genial.

            Llevaba dos horas seguidas terminando y rematando el primero de sus trabajos para la universidad. El trabajo la verdad es que no fue muy difícil; un bodegón simple a más no poder, uno hecho a lápiz y otro con acrílicos, para ver que tal llevaban el manejo de las sombras y las texturas.

No se le hizo una tarea muy pesada, porque tenía puesta música que Emma le había guardado en su teléfono. Ahora estaba muy aficionado a un antiguo grupo británico de 1980 o así. Queen se llamaba.

El chico que le había hecho un cumplido por sus habilidades artísticas era uno muy simpático, que siempre intentaba entablar conversación con él. Tendría veinte años, y a Grantaire le parecía muy llamativo, con muchas perforaciones y tatuajes. Era más alto que él, con el pelo castaño y los ojos claros.

-Gracias. -echó un vistazo a su trabajo para decir algo bueno también, pero la verdad es que no era para echar cohetes.

-Ya. -miró su obra con diversión. -La verdad es que no es para un museo.

-De aquí pocos acabaran en museos.

-Ellos con ganarse la vida están conformes, te lo aseguro.

Grantaire esbozó una sonrisa y empezó a recoger sus cosas para irse a casa; necesitaba echarse una buena siesta y desconectar un rato. No obstante, el chico era insistente.

-No eres de aquí, ¿verdad?

-No, soy de Francia.

-Vaya, ¿de que parte?

-Normandía. -no era de Normandía, sino de un pueblo más al sur llamado Saint-Etienne, pero le daba pereza ponerse a explicar dónde estaba. Tampoco estaba muy seguro de si seguía existiendo o había desaparecido, y mejor no jugársela.

-Tiene que ser bonito.

-Supongo. Estoy acostumbrado a ese paisaje. Este me gusta más.

-¿Tienes algo que hacer? -preguntó sin rodeos. Grantaire encaró una ceja, sorprendido por la audacia del muchacho. -Yo y unos amigos íbamos a fumar hierba, pero se han rajado. Tú eres guay, y no conozco a muchos de esta clase.

Grantaire dijo que sí, porque no tenía nada mejor que hacer; la siesta se la podía echar por la noche, que era cuando debía dormir.

Llevaba una semana de los nervios, durmiendo fatal y llamando a su psicóloga todas las noches.

Hacía una semana que Enjolras había despertado.

Cuando recibieron la noticia de su recuperación, Grantaire no sabía siquiera si estaba aliviado o asustado. Tal vez los dos, no sabía bien ni siquiera una semana después.

No les dejaron pasar a verle, pero fueron tras Emma para al menos encontrarse en el mismo espacio en el que estaba él. Grantaire pensó, según el creía bajo la personalidad del líder que había creado en su cabeza a base de observarlo durante horas y horas, que estaría completamente ido, mirando a un punto fijo de la sala. Se lo imaginaba aceptando su trágico destino sin mayor protesta, como el héroe de tragedia griega que él pensaba que era.

E P I F A N Í A   ||Les Miserables (enjoltaire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora