4. Un Hombre

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Emma se pasó un par de veces por el hospital en el que estaban los revolucionarios encamados

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Emma se pasó un par de veces por el hospital en el que estaban los revolucionarios encamados.

La primera fue un par de días después de la misión; Courfeyrac fue el primero en despertar, pues solamente estuvo inconsciente durante lo que le duró el efecto de la anestesia. Se acordó de ella, le era sencillo recordar caras de la gente. Tenía una herida de bala en el muslo izquierdo, y otra le atravesó las costillas, perforando su hígado. Su cara estaba pálida, su mirada en ocasiones se perdía mientras hablaban, y tenía la certeza de que estaba muerto.

Combeferre estaba algo peor; tuvo que entrar en quirófano porque había sido ensartado en un riñón, que finalmente tuvieron que sacarle. Era el más racional de todos, y una vez fue capaz de caminar, exigió pruebas concisas de que lo que contaban las personas que cuidaban de él en ese lugar tan extraño decían la verdad.

Grantaire tenía tres heridas de bala, pero ninguna había dado en lugares peligrosos (una en el brazo izquierdo, otra en el muslo, que solo desgarró la carne, y otra en el hígado) por los que temer, y se recuperó el primero en el aspecto físico.

Enjolras había entrado en un estado de coma, y por mucho que se supiese que despertaría, no se podía decir con exactitud cuándo.

  La segunda vez que fue, unos tres días después de aquella primera, estaban ya todos mucho mejor, menos Enjolras, que seguía inconsciente.

Siempre que reclutan a gente del pasado es muy difícil adaptarlos a la situación y que comprendan que está sucediendo. Estos chicos no fueron ningún caso aparte de primeras.

Combeferre exigió que le dieran pruebas refutables, que demostraran lo que decían, que le llevasen a algún momento del pasado. Así se hizo, y el estudiante de medicina contempló la creación del circo romano de Mérida, en un estado de serena incredulidad; Courfeyrac no necesitó más que observar su entorno, como había luz sin la presencia de velas ni lámparas de aceite, cómo mirando por la ventana los edificios eran tan increíblemente diferentes de los que él había conocido, como de un cristal negro aparecían imágenes en movimiento. No lo entendía, y le daba algo de miedo, pero no le hizo falta en ningún momento prueba más que la que tenía ante sus narices; Grantaire tenía una actitud pasiva por completo, escuchaba, pero no interrumpió jamás el monólogo de Ambrosio. Se encogió de hombros y miró la bolsa de suero que estaba unida a su vena, comentando para sí "cuando crees que lo has visto todo..."

Grantaire era el que más curiosidad causaba a Emma. No dejó de mirarla durante el rato en el que estuvo ante él, y no sabía si su mirada era acusadora o simplemente quería hablar con ella sobre algo. Se quedó el segundo día hablando con él, y le preguntó si quería saber algo que quizá no comprendiese.

-¿Están los otros bien?

-¿Enjolras? -inquirió, aunque le salió solo. Él la miró con extrañeza.

-Todos.

-Sí, están bien. Courfeyrac deberá llevar a cabo un proceso de rehabilitación, para acostumbrarse a andar como antes. Combeferre por ahora podrá vivir con un solo riñón sin problema.

E P I F A N Í A   ||Les Miserables (enjoltaire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora