14. Confidencial

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-¿Qué tal la fiesta?

Courfeyrac y Combeferre se habían pasado durmiendo toda la mañana y toda la tarde. Llegaron a casa a las diez de la mañana, y lo primero que hicieron fue acostarse. Enjolras se pasó el resto del día leyendo y esperando a que se despertaran; la fiesta tuvo que ser divertida para que fueran las seis de la tarde y siguieran durmiendo. No fue hasta las seis y media que se levantaron, bebieron litros y litros de agua y se ducharon con agua helada.

-Normal. -respondió Courf.

La fiesta no fue normal, la fiesta fue increíble; los españoles si que sabían como irse de fiesta. No había visto a tanta gente bebida en su vida, todos saltando y cantando a la vez una melodía sin sentido, algo así como "lololololo lo". Emma se fue a vomitar, y cuando regresó del baño, siguió bebiendo; Grantaire no probó una sola gota de alcohol, se conformó con la hierba y le duró bastante; todo el mundo hablaba con todo el mundo indiferentemente de si se conocían o no; Courfeyrac se montó en el escenario, y se acostó con Clara.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se acostaba con alguien, así que tuvo que tararear muchas melodías en su cabeza para no acabar más pronto de lo deseado. Fue interesante, porque estaba sentado en un váter (no era el sitio más raro en el que lo había hecho), y se puso un condón por primera vez, que le causó más emoción de la que debería, porque no era igual de satisfactorio que sin nada, pero no estuvo nada mal.

-¿No pasó nada interesante?

Se cargaron una de las lámparas de araña con el corcho de una botella de champán, y se tuvieron que ir todos corriendo a las tres de la madrugada. Acabaron como cuarenta personas en la habitación con la puerta.

-¡A ver, a ver! -Emma se subió a la cama. -¿Qué hacemos?

-¡Es muy pronto para encerrarse! -dijo una voz desconocida.

Al lado de Emma apareció una nueva persona, tambaleándose, levantando la mano para que se le escuchase; no era nada más y nada menos que Combeferre, que estaba bastante desaliñado.

-A ver, propongo irnos a otro sitio. -se escucharon vítores de aprobación.

-¿A dónde?

-Donde sea, ¡París nunca duerme! -todos alabaron y la gente empezó a salir a trompicones de la habitación, haciendo el menor ruido posible (que fue en realidad bastante ruido) y saliendo a la calle.

Todos empezaron a correr en dirección a la torre Eiffel, acabando en su plaza. Allí había más gente que llegaba de fiesta, y tenían botellas de sustancias alcohólicas. Hicieron que Grantaire le preguntara a la gente a donde iban.

-¡Al Moulin Rouge! -todo el mundo empezó a seguir al grupo de franceses al grito de "¡Viva Francia!", y se formaron microgrupos que tenían conversaciones independientes de otras.

-Es que me da igual lo que digáis. -Emma agarró el brazo de Combeferre. -porque yo no le quería tirar a la cabeza nada al hombre, pero si estoy trabajando y ya empieza con lo de si pienso es que existo y todo eso, evidentemente con la poca paciencia que tengo, pues pasa lo que pasa.

-Si, si Emma. Pero que casi matas a Descartes. -todo el mundo se reía.

-Tú lo entiendes, ¿verdad? -preguntó a Combeferre.

-Yo lo único que te puedo decir, es que estas mal de la cabeza. -Emma fingió estar ofendida -pero eres muy guapa.

-Guapísima. -coincidió todo el mundo.

E P I F A N Í A   ||Les Miserables (enjoltaire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora