IV

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SERKAN

Engin y yo habíamos dejado la sala de reuniones para encontrarnos con Piril en el pasillo para que nos comente sobre las canchas de golf que tenia encargadas, pero justo en ese momento bajaba las escaleras Eda, se la veía afectada, lo que me hizo suponer que había discutido con su abuela. Pero igual hizo como si nada y hablo con mis amigos, en un momento Engin hasta la beso en la mejilla cosa que me puso de malas y en cuanto Eda se fue al igual que Piril, lo mire con mala cara.

—¿Porque la besaste?— le pregunte directamente. 

—Ay hermano, no me digas que te pones celoso de mi— dijo el riendo. 

—No es eso pero hace cuatro meses que no vemos a Eda y tu andas muy cariñoso y efusivo con ella, inclusive mencionaste su proyecto final antes— le dije poniendo una mirada acusadora.

—Bueno... tu sabes que soy el mejor amigo de Ceren, y sabes que también soy amigo de Eda— me decía como si eso explicara algo.

—Si, y... sigues sin explicarme tanta confianza, cuando ella se fue a Italia tu no eras tan efusivo con ella— le dije serio.

—Bueno yo siempre soy efusivo, pero tienes razón es que... tal vez y solo tal vez en estos tres últimos meses estuve hablando con Eda— me dijo esquivando mi mirada. ¡Como era posible!

—¡TU! ¡MI MEJOR AMIGO estaba hablando con el amor de mi vida y no me dijo nada, sabiendo que yo estaba como loco buscando información de ella!— le dije cabreado.

—Bueno cada vez que yo te preguntaba me decías que era mejor mantener las distancias, no es mi culpa que hayas sido un idiota Serkan— me dijo levantando las manos en señal de rendición mientras se giraba y se iba.

Volví a mi oficina y quise hacer como que trabajaba con la esperanza de ver de nuevo a mi Eda.
Cuando ella llego, cuando terminamos hablando de nosotros y cuando me dijo como se sentía me sentí el más idiota de todo el mundo. Ella tenia toda la razón se habrá sentido horrible y yo ni siquiera estuve ahí para ella.

Después de eso ella se fue de la oficina pero dejándome un rayo de esperanza al pensar de que mañana se presentaría de nuevo por aquí ya para quedarse, y nada más y nada menos que como mi socia.
Yo conocía a Eda, no le iba a costar nada aprender a manejar sus acciones y si me dejaba yo quería ayudarla en lo que ella quisiera.

Tenerla tan cerca de mi me hacia sentir mareado, cuando llegue al departamento vi a Sirius y pensé en pedirle como antes que me acompañara a pasearlo pero después imagine que lo mejor era darle esta noche, seguro que querría ver a Melo, Fifi y Ceren. Aunque a esta última se la escucho gritar como loca cuando se reencontraron en la oficina.

No pude dormir mucho en la noche pero cada vez que lo hacia, Eda Yildiz aparecía en mis sueños.


A la mañana me levante temprano y mientras desayunaba recibí la llamada de mi mamá.

Serkan bebé buenos días! ¿Como amaneciste, vas a pasar a verme hoy?

-—Buen día mamá, amanecí feliz como hace mucho no lo hacia, y creo que si iré pero en la tarde seguramente.

—¿Muy feliz? ¿Y a que se debe esta felicidad cariño??

Es que... Eda volvió mamá.

La línea se quedo en completo silencio por un rato, sabia lo mucho que mi mamá quería a Eda, le había tomado mucho cariño y eso sumado a que era la mujer que yo amaba y la única que podía sacarla de la casa hacían que sus sentimientos por Eda sean demasiado fuertes.

—¿Eda volvió??, quiero decir Eda Yildiz, ¿Nuestra Eda??

Si mamá, la historia es más compleja de lo que parece pero ella esta aquí, y... la amo.

—¡Ay Serkan hijo! ¡Tienes que recuperarla, tienes que contarle la verdad!

Ella ya lo sabe mamá, lo sabe desde hace meses. Y fue el propio Alpekin quien se lo conto.

—¡QUE!! ¡¿Alpekin pero como?!

Ella dice que el le escribió una carta y le mando toda la información que tenia a su disposicion.

Pero eso es... es bueno hijo, quiere decir que tu ya no tienes esa carga.

Cierto, pero ahora Eda esta enojada por como la trate, por como terminamos y porque no le dije la verdad mamá, esta muy enojada conmigo. Pero bueno después te cuento, necesito ir a trabajar.

Esta bien, esto no se puede hablar por teléfono, avísame si vienes a almorzar o a la tarde. Te quiero.

Cuando colgué la llamada con mi madre me dirigí a buscar mi saco y salí hacia la oficina.
Llegando me encontré a Eda, que llegaba con un traje beige que le quedaba hermoso, pero que me estaba volviendo loco, al parecer no tenia nada más que lencería debajo de ese saco que se le ajustaba tan bien cosa que me hizo tragar duro.

—Buenos días Serkan— me dijo caminando conmigo hacia la entrada.

—Buenos días mi amor— le dije haciendo que se pare en seco.

—Serkan, déjate de tonterías. Y borra esa sonrisa tu y yo ya no estamos juntos, y eso... es culpa tuya— me dijo despacio haciendo que yo concentre mi mirada hacia sus labios para después verla seguir su camino dejándome atrás.

Sabia que me seguía amando, y entendía que estaba dolida pero no iba a permitir que se escapara de mi.
Cuando llegue a la sala de reuniones Eda hablaba con Leyla. 

—Perdón que me quede aquí pero quería preguntarte... ¿si quieres que siga usando la oficina como lo hacia mi abuela?

—En  realidad... yo había pensado que podías quedarte a trabajar aquí, te encanta la gente y te llevas bien con los empleados y se que te vas a aburrir sola allá— le dije simple. 

—Entonces tu te vuelves a tu oficina- me pregunto entrecerrando los ojos.

—No, nos quedamos los dos aquí— le dije señalando la silla idéntica a la mía que mande a poner en el otro extremo de la mesa de reuniones. Ella se giro a verla luego a mi, sabia que le iba a gustar la idea.

Y esa mañana mientras yo recibía llamadas y no dejaba de mirarla, ella aprovecho para ponerse al día con todo lo que había pasado en estos meses en los que estuvo fuera.

Se la veía concentrada, aunque también  sabia que ella notaba mi mirada como siempre lo había hecho.

—Serkan, puedes dejar de mirarme me incomodas— me dijo momentos después.

—Es que ese traje te queda precioso y me encanta.

—Pues deberías prestarle más atención al trabajo robot Bolat— me contestó con una pequeña sonrisa, que era justo el tipo de victoria que yo quería. 





























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𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora