XVII

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EDA

Serkan se estaba portando tan bien, era simplemente perfecto. Su forma de mirarme, su forma de hablar, cocino para mi!! El Serkan Bolat de antes ni siquiera podía dormir del costado incorrecto por miedo a que le de un ataque, y ahora comía miles de calorías solo por mi. Y eso solo hacía que me enamoré cada vez más.

Cuando subí a su habitación no pude evitar mirar cada detalle, así también como oler su ropa. Si había algo que desde siempre me había fascinado era el aroma de Serkan Bolat, desde entonces llevar mi nariz a uno de mis lugares favoritos y donde al parecer más podía oler ese aroma era su cuello, se me había hecho un habito. 
Ponerme su ropa me encantaba, así que baje feliz las escaleras viéndolo preparar las papas que haría que pruebe. 

Puse los platos y un par de copas ya que tomaríamos vino, y me senté cerca de Sirius para acariciarlo mientras Serkan terminaba de preparar la comida, era un detallista quería todo perfecto pero eso no evitaba que nos mire a mi y a Sirius de vez en cuando.

Cuando ya estaba terminando me acerque hacia el, y después de lavarme las manos lo ayude a llevar la comida a la mesa.

—Se ve delicioso— le dije.

—Pues pruébalo para darme tu aprobación— dijo pasándome las papas.
Tome algunas y las lleve hasta mi boca, estaban en el punto exacto de sal y crujientes perfectas.

—Mmmm te amo— le dije cerrando los ojos, no me di cuenta de lo que había dicho hasta que abrí los ojos y lo vi sonriéndome.

—Ahora se con que sobornarte para escucharte decirlo, yo también te amo por si no quedo claro— mencionó riéndose.

—Ya cállate... toma prueba tu— le ordene tomando otras papas y acercándolas a su boca la cual abrió de mala gana.
Mientras masticaba tomó el vino para servir en nuestras copas.

Hablamos de todo, incluso hicimos suposiciones sobre que estarían haciendo Engin y Piril, ya que Engin ni siquiera nos había enviado un mensaje así que suponíamos que todo había salido bien.
Por primera vez nadie nos interrumpía, el ambiente era perfecto, Sirius dormía cerca de nosotros.

—Podríamos mirar una película— dijo Serkan cuando habíamos terminado de comer.

—¿Ahora una película? Yo creo que debería irme Serkan— le dije  pero el tomo mi mano.

—Yo estaba pensando en realidad en que te quedaras— me dijo haciendo que me ponga seria.

—Serkan...— intente reclamar. 

—Ya es tarde, además podríamos mirar la película y luego tu dormirás en mi cama y yo en el sofá— me dijo mirándome suplicante. —Ve la hora ya es muy tarde— me volvió a repetir.

—¿Y vas a dormir en el sofá?— le pregunte elevando mi ceja.

—Te prometo que no haré nada que no quieras Eda— me dijo sacándome una sonrisa. Sabia muy bien que eso dejaba miles de ideas en mi cabeza.
Pero tenía razón si se nos había hecho demasiado tarde así que pensando en que nada malo pasaría acepte a quedarme.

—Esta bien me quedo..— le dije haciendo que sonría como si le hubiera dado el mejor regalo del mundo.

—Perfecto, ahora tenemos que decidir que película vamos a mirar— dijo serio, a veces parecía un niño chiquito y uno ni pensaría que el gran arquitecto era así en su propia casa. 
Así nos pusimos a buscar una película que nos atrajera a ambos, Serkan trajo una manta para taparnos así que tuvimos que sentarnos más cerca el uno del otro.

Mmmm amaba ese olor, hace tanto que no dormía tan cómoda. Empecé a acercarme cada vez más hacia esa cálida almohada pero cuando me encontré otra vez cómoda la almohada empezó a apretarme cada vez más. Empezó  a molestarme que me apretara tanto estaba apunto de girarme pero abrí los ojos cuando escuche un ladrido.

—Sirius— dijo la voz a mi lado haciendo que yo salte de la impresión.

—¿Serkan?— pregunte, pero cuando estaba queriendo procesarlo unos golpes en la puerta nos sobresalto a ambos.
Nos quedamos mirando por un momento, hasta que los golpes volvieron a insistir. Serkan se levanto para abrir la puerta mientras yo trababa de arreglarme un poco el pelo y calmaba a Sirius.
Cuando me gire hacia la puerta Serkan estaba abriéndole a Engin que venía con cara triste por lo que me levante enseguida.

—Eda— me dijo pasando de su amigo para venir a abrazarme.

—¿Que paso Engin, fue mal?— le pregunte mientras me separaba de él.

—Si, bueno no no del todo pero...— intento mi amigo explicarse. 

—¿Engin que sucedió?— pregunto Serkan mientras los 3 nos acercábamos al sofá otra vez.

—Nos besamos— conto mientras yo sonreía.

—¡Pero eso es bueno Engin!— le dije.

—Exacto es bueno. ¿Por que estas aquí??— le dijo Serkan rodando los ojos.

—¡Serkan!— le dije.

—Es que tu sabes como soy hermano, no soy como tu, me pongo muy nervioso mucho más cuando se trata de Piril y no conté la peor parte— mencionó  Engin cabizbajo. 

—¿Y esa seria?— le pregunte. 

—Fue ella la que me beso— dijo el apenado. 

—¿Que ella? Engin tu preparaste la cita— le dijo Serkan haciendo que yo frunciera mi ceño.

—¿Si te acuerdas que nuestro primer beso, te lo di yo no?— le pregunte mientras el abría la boca.

—Bueno... si aunque de nuestra relación de verdad de verdad yo te di el primer beso además frente al bosforo— me recordó haciendo que ahora yo abra la boca.

—Todos sabemos que ella fue la que te dio el primer beso hermano, todos lo vimos así que... ¿ahora podemos volver a mi problema?— pregunto Engin.

—Bueno no es un problema en si— le dije encogiéndome de hombros.

—Es cierto, solo tienes que tener otro gesto romántico— dijo Serkan.

—Y disculparte, y besarla Engin— le dije mientras él abría los ojos sacándome una carcajada.

—Besarla, Eda el único lugar en el que veo a Piril es en la oficina— me dijo con horror. 

—Bueno situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, bésala ahí solo que no en tu oficina transparente sino en su oficina donde nadie los ve— dije restándole importancia pero ganándome una mirada inquisidora de parte de Serkan.—¿Que? Tu me besaste y nos vieron así que no me mires así- le dije.

—Suena bien cuando tu lo dices Eda, pero yo no soy tan impulsivo— me dijo.

—Vas a poder Engin, confío en ti pero ahora necesito un café al igual que Serkan, ¿tu quieres uno?— le pregunte y el asintió. Me levante para ir a la cocina y dejarlos solos, sabia que Serkan podría hablar con él y darle un buen consejo de verdad si estaban solos.





























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𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora