XLVI

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SERKAN




El tiempo paso lento sin Eda a mi lado, y ella ni siquiera me había llamado pero habíamos quedado en almorzar. Y pensé en cocinar para ella así que decidí llamarla.

-Mi amor- dije en cuanto la escuche atender.

-Serkan- me dijo y podía jurar que la veía sonreír al otro lado del teléfono.

-Lo pensé y que te parece si almorzamos en casa?- le pregunte empezando a tomar mis cosas para ir al departamento.

-Me encanta la idea, nos vemos ahí en... una hora- me pregunto haciendo que yo mirara mi reloj.

-Una hora es perfecto, nos vemos en casa- le dije.

-Nos vemos, te amo- me contesto.

-También te amo- le dije antes de cortar la llamada.

-Leyla!!- llame.

-Si señor Serkan?- me pregunto mi asistente entrando apurada. 

-Ve a casa Leyla, hoy salgo un poco más temprano. Almuerza tranquila- le dije y sonrió contenta.

-Esta bien señor Serkan, buen provecho. Nos vemos en la tarde- me dijo saliendo de la sala.

-Igualmente Leyla, nos vemos- me despedí.


Cuando llegue al departamento lo primero que vi fue a Sirius viniendo hacia la puerta y ladrando para saludarme. Me tomé mi tiempo de saludarlo yo también y después me quite mi saco y arremangue mis mangas para poder empezar.
Sabía que Eda no iba a querer comer mi comida con pocas calorías así que tome el riesgo de hacerle papas fritas para acompañar.

Una hora después escuche la puerta abrirse. Y vi a Sirius correr contento al encuentro con su madre.

-Hola hermoso!!- escuche que le decía ella con voz de bebé. 

-Dime que es cierto lo que huelo- dijo desde la entrada.

-No se que huele señora Bolat- le conteste sin salir a su encuentro.

-Dime que mi guapo esposo me ha hecho papas fritas- dijo apareciendo en mi campo de vista con esa sonrisa hermosa.

-Tal vez... que gano?- le dije recibiéndola en mis brazos.

-Mmm todo mi amor- dijo dejando un beso en mi cuello haciéndome estremecer.

-Pensé que ese ya lo tenia- le dije con la voz ronca.

-Oh claro, entonces todo mi agradecimiento y... yo me ocuparé de lavar los platos- dijo contenta.

-Como te fue en a florería?- le pregunte mientras me giraba para seguir cocinando y ella me abrazaba desde la espalda.

-Me fue muy bien, extrañaba estar ahí- me dijo besando mi espalda.

-Eda... si sigues así no voy a poder terminar nunca- le dije suspirando.

-Te quejas??- me pregunto queriendo pasar por ofendida.

-Sabes que jamás me quejaría de eso- le dije.

-Bueno, voy a preparar la mesa- me dijo soltándome.

-Piril echo a Engin de su oficina- le conté y la escuche reír.

𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora