𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮

XIII

EDA

Si hace un año me dijeran que estaría llorando por amar a Serkan, y porque este es el hombre más romántico que he conocido no me lo hubiera creído, me hubiera reído a carcajadas por esa estupidez.
Pero aquí estaba en mi cama pensando en todo lo que paso hoy, el beso, sus palabras, sus miradas, su toque. El me hacia tan débil pero tenía razón era el único que podía ayudarme a sanar, y yo a él. Se lo mucho que le habrá dolido enterarse de que su padre descuidara su trabajo a tal punto de costarle la vida a otras personas y mucho más sabiendo que eran mis padres, y también sabía que seguramente le dolió cuando me fui.

Tal vez si podía darle una oportunidad, esta noche hablamos tan bien, nos sinceramos sobre todo. Y se que hice bien al escribirle ese mensaje, él tenía que saber que tenía razón.

A la mañana siguiente muy temprano de hecho me llego un mensaje de la señora Aydan, ayer con todo lo que tuve que hacer no pase a verla así que cuando me propuso desayunar acepte. Y desde allí me iría a la oficina.

Cuando llegue a la casa el portón ya estaba abierto esperando que ingrese, Seyfi me esperaba en la entrada y juntos fuimos hacia el jardín donde la señora Aydan nos esperaba.

—¡Buenos días señora Aydan! Perdón por no venir a verla ayer— le dije mientras tomaba asiento a su lado.

—No te preocupes cariño, no tienes que cumplir al pie de la letra lo que me dijiste se que también estas muy ocupada— me dijo tomando mi mano y dándole un apretón.

—Por supuesto que lo voy a cumplir pero ayer tuve que ir a ver a mi abuela— le conté logrando captar su atención. 

—¿Ah pero esta todo bien no?— me pregunto frunciendo el ceño.

—Claro, solo fui a avisarle que si aceptaría las acciones que me dio, no la quiero cerca de ustedes— le mencione. 

—¡Entonces si eres la nueva socia!— me dijo con una sonrisa.

—Si algo así— le dije restándole importancia.

—¡Pues eso hay que celebrarlo! ¡¿No Seyfi?!— le preguntaba entusiasmada aplaudiendo.

—Si señora Aydan. ¡Felicidades señorita Eda!— me dijo Seyfi haciendo que sonría.

—Gracias a ambos, pero yo no quería ser socia y ni siquiera lo había pensado...— me confesé. 

—Pero así se dio, es lo que puedo agradecerle a tu abuela porque eso te regreso a nosotros— dijo la señora Aydan interrumpiéndome.

—No podría estar más de acuerdo— escuche su voz a mis espaldas.

—¡Ay Serkan hijo! Ven desayuna con nosotras— le dijo Aydan más contenta que nunca, pero yo no tenia pensado verlo aquí.

—Buenos días mamá,  si Eda esta de acuerdo— dijo el apareciendo en mi campo de visión.

—Por supuesto que puedes quedarte, es la casa de tu madre— le dije despacio.

—¿Pero... tu quieres que me quede?— me miro fijo.

—Si Serkan lo quiero— le dije haciendo que sonría un poco antes de sentarse a mi lado.
Su madre y Seyfi nos miraban como si fuéramos lo más hermoso del mundo.