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—Ay de verdad. ¿A ti todavía no se te hinchan los pies??— pregunto Piril entrando a la oficina. Ya tenia 7 meses de embarazo y yo 5, y ambas parecíamos dos pelotas andando por toda la oficina.

—Por suerte no, pero lo que no entiendo es como andas todavía en sandalias yo ya estaría descalza— le dije riendo mientras Engin la ayudaba a sentarse.

—Y ooodio haberme cambiado de oficina— se quejo.

—Pero te cansabas subiendo, ademas esa escalera es de miedo— dijo Engin haciendo que Piril rodará los ojos.

—¡Buenos días!— apareció Ferit en la entrada, yendo a sentarse.

—¿Fuiste a la construcción del hotel?— pregunto Serkan.


—Si, todo va perfecto— dijo Ferit.

—Eso suena bien, tenemos que ir a ver— dijo Engin haciendo que yo y Piril lo miraramos.

—Claro ve Engin, ve mientras yo tengo los pies apoyados en la silla de enfrente en casa SOLA— dijo Piril mientras Ferit empezaba a reírse.  

—Todavia no está terminado, iremos en otro momento— dijo Engin restandole importancia.

—¿Ustedes como están chicas?— pregunto Ferit.

—Yo muy bien.

—Yo solo bien— contesto Piril.

—Estan hermosas— dijo Ferit haciéndonos sonreír.

—Gracias Ferit, que dulce— le conteste.

—Cierto, gracias que lindo— dijo Piril. Mientras Engin y Serkan nos miraban serios. 

Seguimos hablando de las construcciones que estaban en progreso y después Ferit se fue por reuniones de los hoteles de su padre y Engin y Piril tenían cita en la doctora.

Cuando todos se fueron Serkan se giro a verme serio y yo entrecerre los ojos.

—¿Que?— le pregunte cuando paso todo un minuto entero.

—¿Dulce? ¿Enserió Ferit es dulce?— me pregunto haciéndome sonreír. 

—Ya te lo había dicho no— le dije recordando nuestro viaje a Antalya. 

—Si... y yo no soy dulce— dijo haciendo una mueca, logrando que ría.

—No no lo eres, pero... eres un robot muy tierno y tonto— le dije estirandome para dejar un beso en su mejilla.

—¿Un tonto?— me dijo levantando las cejas.

—A veces, pero te amo— le dije seria, logrando que sonría.

—¿Cuanto me amas?— pregunto con una sonrisa arrogante.

—Bastante— le conteste.

—¿Bastante? Escuchaste eso hijo solo bastante— dijo Serkan acercándose a mi vientre.

—Mucho, los amo mucho a ambos— le dije haciendo que levantara su mirada.

—Y yo a ustedes, son mi vida— me dijo colocando un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.   

—Ferit estaba equivocado— dijo.

—¿En que??- le pregunte.

—No estas hermosa, estas bellisima. Un ángel... mío— susurro haciéndome cerrar mis ojos y agrandar mi sonrisa.

—Ya basta— le dije. El siguió acariciando mi vientre hasta que nuestro hijo pateo su mano. Siempre lo hacía parecía reconocerlo.

La verdad es que después de pasar los tres primeros meses el embarazo me trató muy bien, sentir a mi bebé patear era lo más lindo, a veces se movía pero no me quejaba, lo disfrutaba. Y cada vez faltaba menos para conocerlo.

En estos meses que pasaron Piril y yo sin poder evitarlo empezamos  a salir juntas a comprar muchas cosas para nuestros bebés, ellos querían que sea sorpresa el sexo del bebé así que Piril compraba de todo en diferentes colores pero sin especificar. Mientras que Serkan y yo sabíamos que íbamos a tener un varón, Aydan enloqueció con la idea y me hacia juntarnos por las tardes para discutir la decoración del que sería su cuarto.

Mientras Aydan estaba de lo más contenta mi tía juraba que era una niña así que se puso mal por un momento pero después se puso feliz de igual modo.
Serkan y yo estábamos felices fuera lo que fuera así que cuando nos enteramos Serkan enseguida se puso a pensar el nombre de nuestro hijo aunque no fue muy difícil teníamos dos nombres en mente y creíamos que los dos eran muy hermosos así que el que eligieramos estaría bien.

Por otro lado las chicas y yo estábamos ayudando a Piril a preparar su baby shower que seria dentro de unas semanas justo entrando en sus 8 meses de embarazo.
Ceren y Melo serían las mejores tías del mundo entero y ellas mismas lo decían, las dos estaban muy bien con Ferit y con Tahir. Ceren había encontrado el equilibrio por fin en su pareja y confiaba ahora si plenamente en el amor de Ferit. Y Melo y Tahir eran una pareja tan tierna, él le daba todo lo que ella quería inclusive la dejaba ganar en cada una de las discusiones que tenían  porque decía que enojada se veía linda.

Serkan y yo habíamos hecho nuestra propia rutina, nos levantabamos, desayunabamos y nos veníamos juntos a la oficina. Trabajamos y volvíamos a casa, sacábamos a sacar a mi precioso Sirius y después volvíamos para descansar. Los únicos días que empecé a desaparecer por así decirlo fue cuando empecé a ir otra vez a la casa hogar a ver a los niños y a cuidar del jardín, hace mucho que no podía ir aunque trataba de estar presente. Pero en estos tiempos me relajaba así que todos los sábados me iba en mi auto y pasaba toda la mañana con los niños, alguna que otra vez también me acompaño Serkan cuando no había demasiado trabajo en la oficina.

Lo cierto es que todo estaba saliendo perfecto, no teníamos problemas con nada. Todo era tranquilo, con solamente la locura por el trabajo o Serkan como loco cuando quería cuidarme de más.
Él estaba tan emocionado con la llegada de nuestro bebé que todas las noches le hablaba, le contaba de nuestro día, o le leía. Era tierno verlo y saber que iba a ser el mejor papá del mundo cosa que el se negaba a aceptar diciendo que yo sería la mejor mamá que nuestros hijos jamás pudieran pedir.

Cuando Aydan y yo decidimos todo lo que habría en el cuarto del bebé, el mismo dijo que lo pintaría dejándome a mi los detalles que haríamos. Incluso había comprado libros como si ser padre fuera una materia que hay que aprobar, era muy tierno verlo tan concentrado leyendo pero también sabía que lo hacía por miedo. Tenía miedo de ser como su padre, tenía miedo de convertirse en el villano para nuestro hijo aún y cuando le repetí mil veces que eso no pasaría, su corazón era tan noble, puro y lleno de amor para nuestro hijo pero él todavía no lo entendía, aunque yo estaba convencida de que lo iba a entender cuando tuviera a su hijo en brazos en ese momento se daría cuenta de que todo lo que me decía a mi, y le decía a nuestro hijo en mi vientre era cierto. Él daría su vida por nuestro hijo, y le enseñaría todos los increíbles valores que el tenía.





















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𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora