𝓝𝓸 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓸 𝓸𝓵𝓿𝓲𝓭𝓪𝓻𝓽𝓮

XII

SERKAN

Después de que Eda salió disparada de la oficina estuve inquieto y no parecía ser el único ya que Sirius iba y venia desde mi lugar hasta la puerta. En eso recibí un correo con los planos para nuestro próximo proyecto y espere pacientemente a que ella volviera, estaba seguro de que lo haría y así fue.

La mantuve a mi lado todo el tiempo y agradecí haber llevado a Sirius cuando se me ocurrió la idea de que paseemos con él.

Llegar al parque me trajo un montón de recuerdos siempre que estábamos aquí podíamos hablar abiertamente aunque no sabia bien cual era el motivo de eso o que hacia especial al parque.
Estábamos hablando bien hasta que le dije a Eda que me diga que me ama, de verdad necesitaba escucharlo aunque sino me lo decía también lo entendería.
No podía dejar de mirarla ella se había callado, lo estaba analizando, estaba usando la lógica para saber que responder y era una ironía ya que yo era el que usaba la lógica antes.

—Serkan...— me dijo mirando a un costado para no enfrentarme.

—Esta bien, tampoco voy a forzarte a decírmelo solo que yo tal vez sea un robot con otras personas pero contigo Eda no puedo, llegaste a mi vida y cambiaste todo mi sistema, me dejaste indefenso ante todo lo que sentía por ti y...— quería seguir hablando pero ella apoyo su mano sobre mi boca haciendo que me fije otra vez en sus ojos.

—Serkan... yo si te amo, jamás dije lo contrario y hasta tu lo sabes pero eso no significa que mi herida se cure de un día para el otro entiendes— me dijo con ojos tristes haciendo que mi corazón de un vuelco por escucharla, así que tome su mano y la apoye sobre mi pecho justo en mi corazón.

—Yo lo se y tienes toda la razón, pero déjame que te ayude a sanar esa herida que en gran parte fue hecha por mi culpa. Yo se que te mentí y te herí mucho al hacerlo pero de verdad no quería tener que decirte la verdad, cuando yo me entere Eda... cuando yo me entere era cuando mejor estábamos tu y yo y no sabia que hacer, yo nunca ame a nadie así, yo nunca alquile una oficina en Italia por otra mujer, jamás bese a nadie en mi oficina, tu me haces sentir demasiado y yo no estaba acostumbrado a eso pero lo quiero Eda, lo quiero todo pero te necesito porque para mi solo es demasiado— sentí que un gran peso se me quitaba de encima, llevaba cargando con mis sentimientos por mucho tiempo, Eda me hacia sentir que me ahogaba pero teniendo la seguridad de que siempre tendría un salvavidas, pero desde que se había ido y por mi culpa me estaba ahogando solo.

Vi como se le llenaban los ojos de lagrimas mientras sacaba su mano de mi pecho para acercarla a mi rostro acariciando mi mejilla.

—Haces muy difícil que este dolida contigo así Serkan Bolat— me dijo mientras la primer lagrima caía por su mejilla.—Lo haces muy difícil... tal vez ahora me hubiera funcionado más el robot Bolat— continuo diciendo con una pequeña sonrisa mientras yo me acercaba más y ahuecaba su rostro en mis manos.

—Tu le derretiste la batería, es tu culpa que no este por darle exceso de amor— le dije limpiando sus lagrimas.

—Déjame que te ayude a curarte, déjame reparar lo que yo rompí... por favor mi amor— le pedi mirando como las lagrimas no dejaban de salirle, odiaba verla llorar y mucho más ahora sabiendo que sus lagrimas eran por mi culpa y no por una buena causa.
Ella no decía palabra alguna, solo me observaba mientras lloraba. No se cuanto tiempo estuvimos así solo mirándonos, viendo su dolor... hasta que la vi soltar un suspiro para después sacar mis manos de su rostro y cortar todo espacio para abrazarme con fuerza, con sus manos en mi pelo y su cabeza escondida en mi cuello.
La acomode en mi regazo y la abrace fuerte a mi para que entendiera que jamás la volvería a soltar, no cometería el mismo error.

Sabia que seguía llorando, podía sentirlo y fue inevitable para mi que mis ojos se llenaran de lagrimas también. Los dos habíamos sufrido pero sabia que a ella le dolía más porque yo había causado parte de ese dolor.

El tiempo volvió a perderse mientras estuvimos abrazados, por suerte ya era de noche y nadie pasaba por el parque así que éramos solo nosotros tres.

Eda se había tranquilizado, pero se mantenía aferrada a mi y si por mi fuera tampoco la soltería pero sabia que ella no querría irse conmigo y ya era bastante tarde y conociendo a su tía se molestaría de que llegue tan tarde.
Así que apartándome un poco levante su rostro para que me mirara.

—Creo que ya es tarde, tu tía se enfadara si tardas más, y más aun si te ve llegando conmigo— le digo con una pequeña sonrisa.

—Tienes razón— me dijo asintiendo e intentando levantarse pero puse mis manos en sus caderas evitándolo.

—Eda, desde hoy voy a empezar a curarte esa herida, lo voy a hacer y prometo que ni siquiera la cicatriz te hará recordar esos momentos porque pienso llenarte de miles mejores para que estos queden enterrados en el pasado— le dije y sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas pero yo negué rápido.—Ya no llores, por favor... me duele el pecho cuando lo haces— ella me miraba fijamente.

—Te odio Serkan Bolat— me dijo despacito  pero sacándome una sonrisa.

—Pues el sentimiento es mutuo Eda Yildiz— le dije logrando sacarle una sonrisa y ensanchando la mía para después besar su perfecta nariz antes de dejarla levantarse.

Ella tomo a Sirius y en silencio volvimos hacia su casa. Al llegar Eda se agacho a despedirse de nuestro hijo y después se dirigió a mi mirándome fijo con esos hermosos ojos y esas pestañas largas.
Dio uno pocos pasos para dejar un beso en mi mejilla.

—Buenas noches Serkan.

—Buenas noches Eda— le conteste viendo como se iba.

Sirius y yo fuimos hacia el departamento, tome una ducha caliente después de ponerle su comida a mi muchacho.

Estaba a punto de acostarme cuando llego un mensaje: gracias... de Eda. Ambos necesitábamos esa conversación, ambos necesitábamos expresar todo el dolor que había sentido en estos 4 meses e incluso antes.
Yo podía sentir lo dolida que estaba ella pero lo que le dije era cierto, no importaba lo que me costara, iba a hacer que Eda entierre esos horribles recuerdos debajo de millones de otros recuerdos felices que yo pensaba proporcionarle.

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