Capítulo VI

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Yoon Jeonghan, toda su vida fue una persona bastante carismática, atractiva, y talentosa. En secundaria su mayor sueño era convertirse en un idol, incluso fue aprendiz durante cuatro años en una gran compañía de entretenimiento. Se esforzó más que cualquiera, se sometió a rutinas y dietas extremas, para llegar al estándar impuesto por la empresa con tal de debutar, pero terminó frustrando sus planes cuando su madre enfermó.

Tuvo que empezar a trabajar para pagar los gastos del tratamiento y el hospital, su padre los había abandonado y ya no contaban con ese aporte financiero. Lamentablemente, ella falleció tres años más tarde durante una operación.

Han acabó convirtiendose en periodista poco después tras culminar sus estudios universitarios, no era tan malo considerando que de vez en cuando tenía la oportunidad de conocer una celebridad, y su paga mensual era suficiente para mantenerse con vida y darse algunos lujos. No obstante, cuando se involucró en una gran polémica con uno de los aprendices con los que convivió un tiempo, y hoy en día forma parte de un grupo conocido mundialmente, fue despedido. Así que, se vio en la obligación de resignarse a laborar en una revista de mediano reconocimiento, y escribir artículos aburridos llenos de especulaciones.

Creyó que nunca tendría la dicha de hacer algo que lo emocionara de nuevo, hasta que para su sorpresa le designaron la tarea de entrevistar a un pintor que saltó a la fama hace un par de años, quien admiró desde que sus obras aparecieron en el medio. Este se había negado a hacer pública su identidad, y gracias a todos los dioses aceptó hacer una entrevista, y nada menos que con él. ¿Era el destino? No lo sabía, pero sin dudas nada lo hacía más feliz.

Sus manos incluso sudaban frio, era la primera vez que le sucedía algo similar, por lo menos había logrado que Jisoo, su mejor amigo y aunque no lo quisiera aceptar su amor platónico, lo acompañase.

—Realmente no entiendo porqué me pediste que viniera.

—Cuando estoy nervioso cometo errores muy estupidos —rió por lo bajo— tú me brindas confianza, así que la probabilidad de tartamudear en medio de una pregunta disminuye con tu sola presencia.

—¿En serio tienes veintiséis años?

El pelirrojo asintió.

Jisoo le sonrió en respuesta mientras conducía hacía la dirección que le habia indicado, el poco tráfico les favoreció.

—¿Aún sigues de descanso? —cuestionó Jeonghan mirando por la ventana la gente que avanzaba a través de las extensas calles—, ya ha pasado un tiempo desde que te dieron de alta del hospital.

—Debo regresar al trabajo la próxima semana.

—¿Y tu herida? ¿Ya no te duele?

Había un ligero tono de preocupación en su voz.

—No —sonrió al estacionar el auto frente a un gran y lujoso edificio—, ¿Olvidaste que mi hermano es médico? Limpió la herida y cambio el vendaje cada día como si su vida dependiera de ello.

Una bala había impactado en su pecho al interponerse en un tiroteo para proteger a una chica. Cada vez es más recurrente que la mafia Wen haga acto de presencia en las calles, antes se mantenían ocultos en las sombras con un perfil bajo y dedicaban sus días al narcotráfico, sin embargo, entre más poder obtienen más retorcidos se vuelven. Muchas personas han muerto incluso por no pagar su cuota para obtener protección. Aunque la policía les ha seguido el rastro y lograron capturar a dos de la banda, no obtuvieron información de su paradero, a uno de ellos le cortaron la lengua durante la noche y el otro murió minutos antes de declarar en la corte.

Seúl ya no era el lugar seguro al que todos desean ir a vacacionar.

—¿Cuál era su nombre? —preguntó Jisoo una vez ambos bajaron del auto y se pararon frente a la entrada del edificio.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora