Capítulo XXVII

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Consiguió las pastillas con su hermano, fue complicado convencerlo, ya que no existía razón válida para lo que planeaba hacer.

—Fuiste bastante astuto, lo admito —sonrió ladino, al finalmente tenerlo frente a él—. Cuando leí tu expediente, estuve convencido que obtuviste el puesto a conveniencia de la carrera política de tu padre. Una simple marioneta sin talento. Me equivoqué.

—Siempre estuviste un paso adelante —murmuró frustrado al recostarse al espaldar de la silla—, patético.

Poco a poco perdió el conocimiento, fue un proceso lento y tortuoso, el ver como  cedía al medicamento en contra de su voluntad, llegó a un punto en qué en lugar de quedarse dormido, inmóvil con la mirada fija en el techo lloro en silencio. Porque no podía hacer nada para contrarrestar el efecto de aquellas pastillas, y su cuerpo al ya estar acostumbrado a ellas no reaccionó como debería.

—¿Quieres que te diga en qué te equivocaste? —cuestionó con cierta euforia mientras le ofrecía una copa—, no conoces a Minghao. Lo que le gusta y lo que no; que trae de regreso sus recuerdos; de dónde proviene el trauma. No sabes nada policía, ni siquiera como él respondería un mensaje.

—¿Y tú si? —rió irónico al rechazar de inmediato aquella oscura bebida—, lo único que has hecho es causarle daño. La información que tienes sobre él, la obtuviste al acosarlo. Así actúa la gente como tú, investigan a sus víctimas, y luego buscan la manera de jugar con sus mentes.

Se sintió traicionado, no cabe duda de ello, le hizo lo mismo que su padre en el pasado, lo obligó a experimentar lo más cercano a una parálisis del sueño con la excusa de ayudarlo.

—¿Por qué viniste?

—Quiero que dejes a Minghao en paz.

Lo peor es que se marchó de allí tras esposarle una mano al soporte de la cama, ya que sabia que al explicarle sus motivos, intentaría detenerlo una vez estuviera consciente.

—¿Prefieres los perros o los gatos? —al notar la desconfianza, Jun bebió de su propia copa para después intercambiarlas—. Tranquilo, no pretendo envenenarte.

Cuando Minghao se hirió la mano y se ocultó en el cuarto de lavado, las cajas allí dentro parecían fuera de lugar— puesto que no se trataba de una mudanza incompleta—, así que de camino al departamento del artista la duda fue creciendo, y esa leve sospecha le dio la respuesta que necesitaba. Se llevó consigo la etiqueta de una de las botellas para encontrar el viñedo.

—Me da igual, no estoy aquí para hablar sobre mi.

—Los perros son fieles a sus dueños, darían la vida por ellos. Es conmovedor, verlos agitar la cola cuando llegas a casa y como defienden su territorio de cualquier extraño. En cambio, los gatos, son fieles a sí mismos, te buscan cuando quieren cariño y al aburrirse solo se alejan. Usan a sus dueños con el fin de obtener un beneficio. Por eso me gustan los gatos, es una pena que tu seas más como un perro, siguiendo de un lado a otro a Hao, cuidándolo pese a los riesgos, aún cuando él nunca te pidió hacerlo.

—Lo lamento —dijo Jisoo al ceder y resignarse a beber, la dulzura del licor reprimió la horrible sensación que tuvo al hallar rasgos parecidos de ese hombre para con su madre biológica—, debiste tener una infancia horrible.

—Minghao ha vivido cosas peores.

—Y tu añades más a la lista.

—Un mal recuerdo perdura más que uno agradable. Por eso te propongo terminar el estupido juego que tienes con mi novio de manera pacífica. Después arreglaremos cuentas.

—Ex novio —corrigió con satisfacción al admirar ansioso el paisaje.

Como era de esperarse, la conversación se estancó en el punto ciego de la incomodidad, Jisoo ya se había hecho una idea de como abordar el problema, pero eso no le fue de utilidad, solucionar todo mediante el diálogo era casi improbable, pues no se trataba de un altercado entre niños que luego de ignorarse un tiempo volverían a ser amigos al hablar de cosas absurdas, ellos ni siquiera eran amigos y la poca ventaja que tenía era como un arma de doble filo. Si la situación se salía de control y tuviera que recurrir a la desesperación, al decirle: "Hey, somos familia" ¿Qué demonios sucedería? ¿Eso lo detendría? ¡Por supuesto que no!, Jisoo sabía muy bien que habría un rechazo mutuo, en donde cada uno daría argumentos sin cesar para descartar la posibilidad de compartir un vínculo.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora