Capítulo XXII

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Asumir la culpa acabo por convertirse en un hábito para Minghao, comenzó en su niñez cuando sus padres fallecieron y continuó en su vida sin que pudiera resistirse.

Su viejo amigo Shua diría que se debe a su gran corazón, pero la verdad es que no encontraba satisfacción al señalar a otros. Prefería retribuirse a sí mismo las cosas que acumular rencor.

Lo cual no era nada sano según Jeon Wonwoo, su psicólogo.

Todo le fue arrebatado sin siquiera un perdón y aún así lo soportó, al menos hasta que Jun llegó. Él era el resultado de una mala decisión que lo acompañaría el resto de sus días.

—No sabes cuánto lo siento, cariño.

—Escuchar tus disculpas es igual de inútil que las terapias —Hao se aseguró de no mirarlo a los ojos, lo último que quería era perder el control.

—Solo es cuestión de tiempo, he hablado con varios médicos reconocidos y...

—¡Maldita sea, ya pasó un mes! —alzo la voz ansioso mientras jugaba con el anillo en su dedo—, tú dinero e influencias no van arreglar esto.

Jun soltó un suspiro, estaba cansado de la actitud negativa del castaño, del ir y venir como un lacayo y no ver resultados. Sus hombres ya empezaban a mirarlo extraño, alguien de su rango debia deshacerse de los problemas no intentar remediarlos.

—¿Recuerdas este lugar?

Su encuentro en aquel puente no había sido casualidad, lo planeó durante semanas. De querer quedarse junto a Minghao necesitaba poner todas las cartas sobre la mesa y demostrar que la deuda entre ellos es demasiado grande como para ignorarla.

—Lo vi en las noticias —respondió sin interés mientras encendía un cigarrillo que sacó de su abrigo, la mirada acusatoria que recibió del mayor lo obligó a encogerse de hombros—, no me mires así, eres el responsable de mi recaida —dijo con la intención de lastimarlo.

—No me refiero a eso —se acercó con disimulo—. ¿Puedo? —sugirió compartir el objeto entre sus dedos—, si vas hacerte daño prefiero que lo hagamos juntos.

Minghao se burló de si mismo con un par de risas, en el fondo quería que Junhui le arrebatara el cigarrillo y le dijera con firmeza que no echara a la basura los años de abstinencia, pero en definitiva el idiota de su novio no era así, él era mas del tipo que saca provecho del adicto. Sin pensarlo mucho dio una ultima calada al pitillo lleno de tabaco y se lo paso al más alto.

—¿Entonces?

—Aquí me pediste que cometiera un asesinato —expulsó el humo al apoyarse en el barandal y admirar el río—, no fue mi primera vez, por supuesto, pero nunca antes necesite un motivo.

Anonadado el artista permaneció en silencio, no hallaba el sentido en aquellas palabras.

—Asi es cariño, eres el autor intelectual de un crimen —mencionó con una sonrisa al darse la vuelta y regresarle el cigarrillo— ¿No te gustaría saber los detalles?

—¡Callate! —respondió con molestia Hao al arrojar al suelo el objeto y pisarlo—, no vine aquí para ser manipulado a base de mentiras —le hizo entrega de la carta que tanto tardó en escribir en casa—. Ten, plasme todo lo que quería decirte previendo esto, no voy a pasar ni un día más amarrado a ti.

—¿Estás terminando conmigo?

—En la carta están mis motivos —confirmo con fingida confianza—, la próxima vez que nos veamos seremos extraños.

—Tienes expectativas demasiado altas Hao, la única forma que salgas de esta relación es..., muerto.

—Una amenaza deja de serlo cuando propones cumplir un deseo —dijo con total honestidad.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora