Capítulo XXX

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Después del accidente que vivió en el pasado, gran parte de sus memorias se perdieron en densas lagunas, escribir un diario fue la mejor solución que pudo encontrar para no olvidar más.

Los primeros meses tras la pérdida fueron los peores, era un niño que no estaba preparado para afrontar tal sufrimiento, hubieron veces en que despertó sin conciencia de lo ocurrido y varios moretones en el cuerpo. Al buscar una respuesta en las páginas, la frase: “hoy fue un día difícil” se repetía entre líneas, la letra no coincidía con la suya tampoco el idioma. Mientras que él se esforzaba en poner en práctica el coreano, la otra persona se expresaba en chino.

Creyó que se trataba de una broma por parte de los demás niños, pero esa teoría se esfumó luego de ser transferido a otro orfanato.

La única vez que el mensaje del extraño cambio fue cuando conoció a Shua, fue allí que empezó a tomarse el tiempo para escribir largos párrafos de lo feliz y afortunado que era. Ocurría en los días lluviosos, se dio cuenta gracias a su antiguo amigo, que durante los almuerzos hacía comentarios confusos aludiendo a cosas que no recordaba haber hecho.

Su yo más joven llegó a la conclusión de que tal vez tenía un superpoder, claro está que tras crecer esa idea cambió al igual que el mismo, incluso terminó en el psicólogo al confesar la verdad.

Todo era muy confuso.

Como lo que sentía por Junhui, de quién tenía un concepto abstracto, al compararlo con cloro. Tóxico y poderoso. Capaz de manchar algo hermoso y volverlo opaco, o de desvanecer cualquier rastro de suciedad y convertirlo en blanco.

Aunque era un maldito círculo vicioso, se quedó a su lado por el simple hecho de verse reflejado en él. Pues ambos se convirtieron en un efecto colateral del destino y solo estando juntos podían evitar hacerle daño a otros.

Discutían seguido y la solución nunca la encontraban, el deseo los mantenía a flote, cualquier palabra hiriente era olvidada para no acabar de romperse. Encajaban perfectamente.

Nada de fingir hipocresía.

Nada de lastima.

Nada de culpa.

Compartían el mismo karma.

—¿Qué es lo que intentas hacer?

—A ti te importa tener el control —dijo intimidado por la actitud del contrario, un descuido y se provocaría un corte—, y voy a quitartelo.

—Deja de jugar, Hao.

Ese fue el problema. Estar hechos el uno para el otro, compartir un vínculo más alla de lo físico que los une pese a los riesgos.

La fuerte atracción entre ellos, los volvió dependientes. 

¿Amor?¿Odio?, La causa detrás no importaba. Se necesitaban para ignorar la miseria que vivían.

—Siempre he querido hacer esto, gracias por darme motivos suficientes —presionó la hojilla contra su cuello, hizo caso omiso a los gritos de su padre, continuó hasta abrir paso a la sangre.

—No, no, no.

Esta vez, evitó caer en sus artimañas, verlo suplicando que se detuviera, lo incentivo a ir con todo. Si bien Jun, parecía no estar dispuesto a ceder al juego de manipulación, espero al último minuto para soltar la información. Poco convencido Hao tardo en bajar la navaja.

—¿Por qué te importa tanto? — el mafioso formuló la pregunta al distinguir alivio en el rostro del chico. Quiso acercarse para ver de cerca la gravedad de la herida, pero fue empujado de regreso a su lugar.

—Mas te vale que sea cierto —envió preocupado un mensaje de texto, Seokmin le respondió al instante exigiendo una explicación.

—¿Te recuerda a Shua?¿Es eso?

—¡Déjame en paz!

—Dime...,¿Qué probabilidad hay de que sean la misma persona? —el interés detrás de aquellas palabras provocó en Jun cierta confusión, los detectives tuvieron éxito en sembrar dudas.

Sin acabar de procesarlo y con pocos ánimos de pensar en el motivo tras la pregunta, Hao decidió cortar de raíz la conexión entre ellos.

Al tocar fondo, todo comenzó a perder color a su alrededor.

—Ninguna —se quitó el anillo lleno de rabia, lo arrojó al suelo con el estupido deseo de romperlo—, y de lo contrario serías el último en enterarte. Estoy cansado. Harto de tus celos, de que me obligues a vivir con miedo. Quédate satisfecho de haber acabado con el poco cariño que te tenía. Desaparece de mi vida —con la mente hecha un lío se burlo de si mismo —, ¿Cómo pudiste ocultarmelo tanto tiempo?, Escucharme hablar de lo que sentía por tu hermano y aún así tener el descaro de acostarte conmigo. Me usaste. Querías vengarte de él.

—No malinterpretes las cosas, yo en verdad te amo.

—¿Amarme? —frustrado recurrió a la violencia, se acercó pretendiendo otras intenciones y sacó aprovechó de que Jun estaba esposado para amenazarlo, lo sostuvo de la nuca con fuerza y golpeó su cabeza contra la mesa, se quedó ahí ejerciendo presión para evitar que este fuera a levantarse, se inclino hasta su oído para susurrarle—, eres incapaz de eso. Escúchame muy bien, Wen Junhui, la próxima vez que siquiera menciones a Jisoo, espero que recuerdes que tengo el poder para hundirte. Un paso en falso e iré directo a revelar las empresas en las que lavas dinero, los socios en el extranjero, la ubicación de cada eslabón de la cloaca de ratas que manejas. Voy a quitarte todo.

—¡Vaya, que miedo! —exclamó a modo de burla—, me encanta cuando te enojas.

—¿Qué cara pondrá tu gente cuando descubran que el verdadero líder soy yo? —una sonrisa se le escapó—, ese plan de escape tuyo no va a funcionar como creías. Solo basta con que muestre el tatuaje, y la gente en la cárcel cumplirá con gusto mis órdenes.

En un principio Minghao no sé percató de la trampa, cuando se hizo el tatuaje ni se detuvo a compararlo con el resto. Fue en una visita fallida a la comisaría, en la que quiso sorprender a Jisoo, que leyó por accidente un informe al respecto en el escritorio. La imagen de la araña, cambiaba ligeramente segun el rango, la red hecha en tinta aumentaba de hebras, equivalentes a responsabilidades. Jun lo engaño por alguna extraña razón, y ahora lo usaría en su contra.

—Atrevete y...

—¿Y? —lo soltó al oír pasos a lo lejos, los detectives habían vuelto—, no eres nadie.

La amenaza quedó en el aire, antes de que fuera tarde, Hao se dejó caer al suelo, y se quejo no con menos exageración que un mal actor, cuando las autoridades llegaron, preocupados intentaron ayudarlo, entre sollozos declaró que había sido atacado por Jun, la navaja la saco de sus cosas encontrarían huellas suficientes para culparlo, ya luego su padre se haría cargo  de arreglar los cabos sueltos. Sin pedirlo borraría los vídeos de las cámaras de seguridad.

En lo que llegaban los paramédicos para tratar la herida en el cuello, terminó fingiendo perder la conciencia con el fin de que lo llevarán al hospital.

Debía saber que sucedió con Jisoo.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora