Capítulo XII

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Los Xu son una familia muy complicada. La relación entre ellos no es la mejor, sin embargo tampoco se encuentran en el extremo contrario, existe un equilibrio entre el respeto y cualquier aspecto negativo.

La última vez que el castaño vio a su padre fue dos largos meses atrás, no mantuvieron mucho contacto desde entonces. Minghao ignoraba con frecuencia sus mensajes, y si bien era borroso el recuerdo en que ambos tuvieron una fuerte discusión, el menor sabía con certeza que la causa era su ausencia en las psicoterapias. No tenía nada en contra ellas, pero estaba cansado de que lo obligaran a asistir al psicólogo desde su adopción.

Tomar antidepresivos era suficiente.

Tras reencontrarse evitó ser grosero, el coraje de que lo siguieran tratando como un niño problemático se había esfumado, así que se dio lugar a un cálido abrazo y un intercambio de palabras ameno. Planeaba marcharse con rapidez, pero de una u otra forma termino siendo arrastrado por el mayor luego de que su padre los invitara a platicar en su oficina.

—¿Por qué aceptaste la invitación? —susurro Hao mientras avanzaba junto a Jisoo por un extenso pasillo—, créeme que no es una buena idea.

—Me pareció tierno el como te abrazó y fingió que yo le agradaba, cuando antes muchas veces me dejó en claro que no es así —respondió sincero.

—Esa era una razón suficiente para que te negaras —suspiro frustrado.

—Acepte porque quería estar contigo más tiempo, de lo contrario no podría concentrarme en el trabajo al pensar en lo hermoso que te ves hoy —sonrió.

Hao no siguió discutiendo al respecto y se limitó a caminar en silencio hasta el ascensor, se sentía muy avergonzado en ese momento. Al subir al mismo, se recostó en una esquina cruzandose de brazos, no quería mirar a Jisoo a los ojos porque era consciente que la probabilidad de que su rostro estuviese rojo era muy alta.

Cuando el mayor entró presionó el botón del sexto piso y las puertas se cerraron al instante. El señor Xu les había indicado que se adelantaran mientras el hablaba con su secretaria, así que para su fortuna la situación no fue más incómoda de lo que debería.

Jisoo observó al castaño con un poco arrepentimiento, aunque tenía el anillo en su poder no era capaz de devolverlo.

Una vez el artefacto ascendió con rapidez hasta su destino, provocando una sensación de vértigo en sus pechos, ambos bajaron. Al salir, el mayor tomo la delantera y se detuvo frente a una puerta en específico casi al final del pasillo. Hao luego de seguirlo se dispuso a abrirla con toda la confianza, pero justo cuando su mano estaba sobre la perilla Jisoo lo impidió al tomar su muñeca.

—¿Qué pasa? —cuestionó confundido.

—Mejor esperemos afuera.

—¿Por...? —susurro al apartar su mano.

—Nada en especial —trago saliva.

—Eso suena a que tienes miedo de estar a solas conmigo.

—Por supuesto que no.

Minghao estaba dando todo de si para no reírse de lo adorable que se veía.

—¿En serio? —sonrió—, me parece que tienes la misma expresión que el otro día que saliste corriendo.

—¿Podrías olvidar eso? —desvio su mirada apenado.

—Lo haré algún día si tienes suerte.

El castaño por lo general, con aquellos en quien confía suele ser muy cariñoso, demostrando su afecto antes de que por alguna circunstancia del destino no pueda hacerlo. Así que en ese momento, cuando tuvo el impulso de abrazar a Jisoo se sintió bastante confundido, porque creía solo tener una atraccion física por él. Después de comprobar que no hubiese nadie en el perímetro se aventuró a rodear su cintura con ambos brazos. Jisoo por supuesto le correspondió, no era tonto como para negarse. Hao era demasiado tierno. Tras separarse, se sorprendieron un poco de no haber notado la presencia del señor Xu quien miraba al mayor con cierta molestia.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora