Capítulo XI

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Jisoo se encontraba observándose en el espejo de su habitación, ya traía puesto el uniforme y una hermosa sonrisa decoraba su rostro. Finalmente volvería al trabajo.

No sabía con exactitud porque los últimos días estaba tan feliz, pero intentaba crear cualquier excusa para fingir que Minghao no era parte del motivo.

Por supuesto no todo era tan ameno como su subconsciente le hacía creer, Seokmin no había regresado a casa desde la última vez que hablaron en el hospital, aunque por lo general este pasaba casi todas las noches allí, era extraño. Sin dudas algo ocurría.

Luego de levantar su mano en forma de puño y decirse a sí mismo un tierno "¡Fighting!", bajo las escaleras y se dirigió a la salida. Se propuso caminar hasta la comisaria, aprovechar que no estaba tan lejos y de paso comprar un café.

Por las calles transcurrían abundantes personas como de costumbre, cada una en lo suyo con la vista fija en sus celulares. Mientras avanzaba Hong no dejaba de pensar en su encuentro del otro día con el castaño. Entre más vueltas le daba al asunto, más se convencía que lo mejor era no decir la verdad y dejar las cosas como estaban. Nada iba a cambiar si lo hacía, solo se tornaría incómodo, Minghao lo trataría diferente y él no sabría responder ante eso.

El lado positivo recaía en el hecho de que no planeaba volver a cruzarse con él, no después de huir de esa manera de su casa. Así que solo tenía que guardar silencio y por ende no hundirse en una mentira tras otra.

En su trayecto se detuvo rápidamente en una cafetería y pidió lo mismo de siempre, un latte de vainilla. Luego de pagar continuo su camino. No tardo más de cinco minutos en llegar.

En lo que esperaba para cruzar la calle hacia la gran edificación de la estación de policía, miro con curiosidad a una persona en el otro extremo que mantenia las manos a los costados de su cara e intentaba ver que sucedia en el interior tras apoyarse en el vidrio de una de la ventanas. Este caminaba de un lado a otro en la acera y cuando se disponía a entrar a la comisaría apretaba sus manos como si no fuese capaz de tomar una decisión. Jisoo al avanzar hasta allí una vez se permitió el paso de peatones, se detuvo atrás de dicha persona e inclinó un poco su cuerpo para descubrir que tanto miraba, pero no había nada fuera de lo normal.

—¿Puedo ayudarle en algo? —musito al cabo de un tiempo provocando que el chico diera un brinco sorprendido.

El azabache por poco suelta el café en su mano al darse cuenta de quien se trataba.

—¡Oficial Jisoo! —Hao se quedó sin palabras al verlo.

A diferencia de los demás policías que llevaban un pantalón azul marino, corbata y la típica camisa blanca con su respectiva placa y etiqueta con su nombre en frente, Jisoo traía puesto algo mucho más sexy a los ojos del castaño, un pantalón estilo militar negro a juego con una camisa manga larga del mismo color con varios bolsillos en la parte delantera, que gracias a su buen físico lograba hacer suspirar a cualquiera. También tenía el emblema nacional estampado en el uniforme, una gorra oscura que solo permitía ver algunos mechones de su cabello, y unas botas corte alto parecidas a las suyas.

—¿Qué te trae por aquí? —intento ocultar su nerviosismo.

—Solo venía de visita —sonrió.

Jisoo tardo en asimilar un par de minutos que era aquello que le resultó familiar en Minghao, cuanto se percató que la camisa que traía puesta era la que olvidó en su casa, se avergonzó a más no poder. Le quedaba increíble.

—¿Por que me miras de esa forma? —carcajeo Hao—, da miedo.

Jisoo demostraba un arrepentimiento genuino en su rostro, parecía un niño después de hacer una travesura.

—Lo siento —bajo la mirada apenado— fui un verdadero idiota el otro día.

—A mi me resulto divertido —dio un golpe leve con su puño en el hombro al mayor—, entiendo porque saliste corriendo, no te preocupes.

—Pero...yo.

— Deja de pensar en eso, realmente no me importa lo que sucedió y en cuanto a tu camisa planeo devolverla, solo me la puse para ver tu reacción.

—Puedes quedartela si quieres —bebió de su café.

—¿En serio? —respondió emocionado— esta bien, pero antes quiero otra cosa —extendió su mano y Jisoo palidecio.

Mil y un teorías recorrieron su cabeza del como se había dado cuenta.

¿Debía admitir su crimen o fingir demencia?

—¿De qué hablas?

—Quiero tu número de teléfono.

El mayor suspiro aliviado y le entrego su móvil. No podía creer que tuvo una crisis existencial en vano.

Minghao no se vio en la necesidad de pedirle que lo desbloqueará, ya que no tenía contraseña. Una vez registro su contacto se tomó una foto rápida haciendo una "V" con sus dedos, y después se envió un mensaje a si mismo para guardar el número en caso de que el mayor no se atreviera a escribirle.

—Tienes que trabajar ¿Verdad? —le regreso el teléfono—, es un pena solo poder verte un par de minutos, escríbeme cuando estés libre.

Jisoo asintió.

—¿No vas a entrar? Creí qué también venías por tu padre.

—Tal vez otro día, debe estar ocupado —sonrió y dio media vuelta para partir.

—¡Espera! —lo detuvo al tomar su mano.

Debía hacer lo correcto o al menos intentarlo.

—¿Qué sucede?

El mayor perdió todo su valor al hacer contacto visual con Hao.

—Espero que tengas un lindo día.

Eso desconcertó al castaño, no fue la respuesta que quería escuchar pero aún así su corazón latio con más fuerza.

—Tu igual, cariño —bromeo.

Y aunque se sintió satisfecho con la reacción de Jisoo —quien se sonrojo ante sus palabras—, cuando este soltó su mano de golpe y se paró firme luego de mirar algo a sus espaldas, supo que estaba en problemas.

No necesitaba preguntar de quién se trataba, sin dudas era su padre.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora