Capítulo XXIV

26 5 1
                                    

Muy pocas eran las personas que Jisoo les permitía ver su debilidad, desde que era un niño tuvo que aprender a actuar como si todo estuviera bien.

Jamás se mostró insatisfecho con su madre biológica cuando no tenían nada que comer. Tampoco se quejó de la familia que lo adoptó, porque desde un principio le dejaron en claro, que se trataba de un acto benéfico para ganar partidarios.

Y si bien, nunca se permitió sentirse miserable al comparar su vida con la de Minghao, aquella noche no pudo ocultar el dolor.

Tenía miedo.

Miedo, de perder las pocas personas que le brindan felicidad.

Miedo, de decir la verdad y que Minghao ya no lo vuelva mirar igual.

Y sobre todas las cosas, miedo a no ser suficiente.

Ojalá todo fuera tan sencillo como contarle una historia a un niño y que este se quede dormido.

—Buenas noches —dijo en un susurro antes de besar la frente de sus sobrinos.

Jihoon se negó a soltar su mano y le hizo prometerle quedarse la noche entera a su lado, pero una vez cayó rendido del sueño decidió romper su palabra un par de horas, así que sustituyó el vacío con el peluche más cercano.

Despues de tomarse un tiempo para pensar como abordar la situación y asegurarse incontables veces que la ventana estuviera bien cerrada, salió de la habitación con el menor silencio posible.

Una vez afuera, avanzó el corto trayecto que lo separaba del artista, deteniéndose unos segundos a admirar desde el marco de la puerta al mismo. En un principio este no noto su presencia, parecía algo preocupado desde la distancia, tenía toda la atención puesta al como la cortina se ondeaba en el aire. Cuando Jisoo entró y se sentó en la cama, fue que el chico reaccionó.

Ninguno de los dos sabía cómo iniciar una conversación, el intercambio de miradas en la silenciosa oscuridad provocó una risa nerviosa en ellos. Jisoo fue el que acabó con la tención en el ambiente al sujetar la mano de Hao, este le sonrió y sin poner mucho esfuerzo jalo su extremidad para atraerlo. Sus labios entraron en contacto de inmediato. La familiaridad les permitió perfecta sincronía, prefirieron el romanticismo que la pasión, cada movimiento lo ejecutaron con lentitud sacando placer de la más mínima acción.

—¿Puedo ser sincero contigo? —al recibir una respuesta afirmativa Hao expresó lo que sentía—, no me gusta que ninguno pueda decir con certeza que somos. Hoy tuve mucha ansiedad al verte con otro y me obligue a no interrumpir el momento porque a lo mejor el destino no te quería conmigo.

—El destino es una estupidez. Cada quien es libre de hacer su propio camino —acarició con suavidad el dorso de su mano tratando de disimular que no le angustió lo fría que estaba su piel—, yo te escojo a ti.

—Soy una pésima opción.

—Eres el único que piensa eso.

—Jisoo deja de engañarte a ti mismo, tu no quieres esto. He tratado de solo enseñarte mi lado positivo, pero en realidad tengo un gabinete lleno de frascos. Desde hace años he vivido medicado, a veces alucino con mis padres muertos y otros días aparecen horribles recuerdos que me resultan ajenos. Créeme estar conmigo durante un ataque de pánico no es agradable, mucho menos aceptar el hecho que tengo un trastorno.

—Sé que estas acostumbrado a que la gente te abandone luego de conocerte, yo no haré lo mismo. Estas son cosas que la terapia puede mejorar, puedo acompañarte las veces que sean necesarias.

Minghao se sintió conmovido con sus palabras, pero en el fondo por sorprendente que parezca compartía la misma opinión que The8 —quien se acostumbró a influenciar sus pensamientos—, era la oportunidad ideal para alejar a Jisoo.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora