Jisoo regresó impulsado por una corazonada. Aunque trato de hacer de la vista gorda a lo largo del interrogatorio, algo no le terminó de convencer. Era alarmante pensar en cómo podría reaccionar la mafia Wen ante la probable fuga de información.
Quién diría que al final tendría razón o al menos en parte.
Sin embargo, darse una idea de lo que podría suceder no le ayudó a enfrentar la situación, ya que acabo por dejar de lado la presencia de aquel hombre al ver a Minghao sangrar. Cosa que le permitió escapar, pero no se arrepentía. En ese momento no necesitaba actuar como policía ni mucho menos ceder a los celos que lo invadieron.
Con cautela decidió analizar de cerca las heridas del castaño, de ser leves sería capaz de atenderlas mientras los paramédicos llegaban, ya que, en la academia de policía le habían enseñado cuidados básicos de primeros auxilios. Trató de mantenerse sereno y no empeorar las cosas para Hao, pero tan pronto se aproximó, este retrocedió nervioso.
—Tranquilo, soy yo, Jisoo —dijo con suavidad.
Su intento no fue del todo fallido, de hecho logró durante unos segundos mantener contacto visual con él. Confirmando así, que aún había una oportunidad para evitar que disociara por completo. Pero algo en su mirada lo desconcertó, transmitía la misma inocencia de un niño. Le recordó a sus sobrinos al ocasionar problemas y no saber como lidiar con las consecuencias.
—Iré a buscar el botiquín, quédate aquí, ¿De acuerdo? —dijo Jisoo preocupado.
Minghao asintió y permaneció en silencio hasta su regreso. Parecía algo confundido, miraba curioso su alrededor, como si no reconociera su propia casa.
Cuando Jisoo volvió con una caja en sus manos, el chico ya no se hallaba en su lugar, lo que le causó un buen susto, pero casi al instante descubrió su escondite al seguir el rastro de gotas rojas en el suelo hasta el cuarto de lavado, que en realidad parecía más un pequeño almacén, puesto que estaba lleno de cajas. Antes de que pudiera decir algo, Hao lo sorprendió como si fuesen partícipes de un programa de cámara oculta, se suponía que debía gritar, no obstante, su gesto le causó ternura.
—Buen intento —mencionó entre risas el mayor.
—Ya no eres un cobarde —susurro decepcionado de si mismo al sentarse en el suelo.
—¿No te duele? —cuestionó intrigado Jisoo al imitar su acción y observar sus manos.
—Nop —sonrió con dulzura—, ya te lo he dicho varias veces, antes de conocerte solían verme como un juguete. Soy más fuerte de lo que crees.
—¿De qué estas hablando? —confundido empezó a sacar del botiquín los implementos que necesitaba.
—De los otros niños de la casa hogar, tonto —hizo un ademán de llorar pero contuvo las lágrimas.
—...
Aunque aún le resultaba irreal, aquellas palabras hicieron entrar en razón a Jisoo, la situación desencadenó un cambio de identidad. Pese a las dudas que lo invadieron, decidió actuar como si no hubiera notado la diferencia entre él y Minghao, y tratarlo con total naturalidad. Al fin y al cabo, dicha identidad parecía haberse quedado en la niñez del castaño. No quería asustarlo.
—Voy a limpiar la herida, quizás sea doloroso de soportar.
—¿Podrías contar hasta tres? —preguntó haciendo un puchero.
—Esta bien —Jisoo sonrió para tranquilizarlo.
.
.
.Resultó más fácil de lo que había imaginado, Hao contuvo el impulso de moverse mientras retiraba los vidrios con cuidado, limitandose a cerrar sus ojos con fuerza y soltar un quejido. Solo cuando las vendas cubrieron las heridas de ambas manos, fue que el castaño liberó la tención por medio de lágrimas.
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The Rain [HaoShua]
FanfictionSu alma gemela. Su otra mitad. Aquella persona a quien le pertenecía el extremo contrario de su hilo rojo del destino. Jisoo no creía en ninguna de esas tonterías. Sin embargo, al darse cuenta de quién era él..., eso cambio por completo. Pero el...