Capítulo XXXI

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Lo que comenzó como una leve molestia se convirtió en un dolor desesperante. Le quemaba el interior, pero no lo suficiente para darse una idea del sufrimiento que le provocó a Minghao. A medida que se le dificultó respirar, le pidió a su hermano que buscara al artista, necesitaba confesarle quien era en realidad. Pero eso no sucedió, porque Minghao se marchó y fue imposible contactarlo.

Su familia entró para despedirse, los niños se asustaron al verlo, creyeron estar ante un fantasma, por el color indigo que le recubrió los labios. Tuvieron que sacarlos de ahí con premura, la imagen fue demasiado perturbadora. Jisoo no se dió cuenta de ello, la asfixia lo empujó al delirio, y en lo único que podía pensar era, aquella horrible discusión en la que hizo trizas el corazón de Hao. Imaginó un escenario alterno dónde ambos sacaban provecho de las escasas horas que le quedaban, y se refugio en besos ficticios para no caer en la agonía que provocó que sus pulmones se detuvieran.

Todos lo dieron por muerto en ese momento, aunque los médicos le colocaron una mascarilla, el pitido de la máquina a su lado destruyó cualquier esperanza. Fue durante el RCP que Seokmin llegó corriendo para administrarle el tratamiento, lograron estabilizarlo a duras penas. El mensaje que recibió de Minghao resultó ser un milagro. Uno tan grande del que cualquiera estaría agradecido, pero al despertar, Jisoo le restringió las visitas, y de acuerdo pasaron los días se mantuvo encerrado para evitar cruzarse con él. Su hermano se canso de insistirle para que saliera a tomar aire fresco.

—¿Qué es lo que pretendes? —preguntó Seokmin mientras le hacía el chequeo de rutina—, es cruel que lo trates así.

—Es lo mejor para los dos.

—Merece una explicación, ¿No crees?

—Cualquier cosa que le diga, lo hará ir con ese tipo. Hubiese preferido morir que obligarlo a suplicarle. Eso es lo que él quiere.

—Siempre hay más de una salida, ¿Por qué no la buscan juntos? —propuso con una media sonrisa mientras recogía sus cosas para continuar las rondas—. Solo piénsalo.

Cómo de costumbre, platicar con su hermano fue abrumador, recorrió la habitación reflexionando sobre sus acciones sin llegar a una conclusión, la ansiedad le impidió quedarse encerrado un minuto más. Salió de ahí, agitado y con un rumbo dudoso, avanzó con prisa en dirección al ascensor, la idea de ir a la azotea y refugiarse en el silencio le resultó tentador. El artefacto tardo en reaccionar, por azares del destino Minghao apareció al final del pasillo, Jisoo apretó con insistencia el botón para escapar del momento incómodo, la transición que duró escasos segundos le pareció eterna, el artista corrió tan rápido que antes de que se cerrarán la puertas logró adentrarse.

—¿Acaso te gustan las películas de romance?—Jisoo preguntó de forma irónica al percatarse que Hao detuvo el ascensor.

Las luces redujeron su brillo hasta apagarse por completo, ambos rieron nerviosos al asustarse ante el movimiento brusco del ascensor al frenar su curso. El sistema de emergencia se activó e intermitentemente el fluorescente les permitió verse.

—Me gustas tú.

Al no estar preparado, Jisoo está vez se distanció con la intención de ocultar la obvia reacción de su cuerpo al escuchar eso, retrocedió hasta una esquina y se sostuvo del barandal, el vidrio en la pared reflejó un adolescente enamorado, se sintió patético por intentar disimular. Hao lo acorraló cómo desde un inicio planeó, luchó por mantener la cordura en lo que este acarició el dorso de su mano para romper el hielo.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora