Capítulo XX

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Jisoo había reaccionado mejor de lo que imaginó Minghao, después de leer su expediente, sus ojos almendrados no demostraron lástima o desagrado, tampoco se alejó con miedo ni realizó chistes de mal gusto. Él solo le sonrió y cada una de sus tontas inseguridades se esfumó.

Con la misma calidez de siempre en su voz, le aseguro que no debía sentirse avergonzado, de hecho le dijo que admiraba lo fuerte que era, cosa que le causó gracia, ya que estaba acostumbrado a que lo vieran como alguien emocionalmente débil.

La madurez de Jisoo y la manera en que abordó su condición, le sorprendió, más allá de una atracción física, de verdad le preocupaba su bienestar. Estaba claro que no conocía a fondo los trastornos descritos allí, pero prometió documentarse más al respecto. Incluso se ofreció para acompañarlo a terapia, y al enterarse que desde hace meses no acudía al psicólogo lo acabo convenciendo de agendar una cita al llegar a casa para asistir juntos.

Jisoo lo escoltó gran parte del camino, pues a voluntad decidió  bajar a solo un par de calles de su edificio y caminar hasta su destino. De forma inconsciente se acostumbró a tener cautela al salir, aunque Jun nunca lo admitió, sabía que mandaba a sus hombres a seguirlo.

Ya dentro del ascensor, se recostó al barandal mientras observaba los números verdosos cambiar a medida que ascendía. En aquel breve trayecto se dio cuenta que olvidó devolverle a Jisoo su abrigo. Pensó en llamarlo al instante para dárselo, pero prefirió deleitarse con el dulce perfume impregnado en la tela un tiempo más.

Al bajar en el octavo piso y avanzar por el pasillo dentro de una burbuja de ilusión, un hombre que nunca antes vio en el edificio chocó su hombro con brusquedad por la prisa, haciéndolo despertar en la realidad. Minghao se detuvo para detallarlo.

¿Acaso era alguno de sus vecinos?

No, claro no. Aún teniendo pésimas habilidades sociales conocía a cada uno de ellos, desde el más viejo y amargado, hasta los bebés recién nacidos que lloriqueaban en la madrugada.

Por lo tanto, no pudo pasar por alto a un hombre tan extraño y el vigilante no le hubiera permitido la entrada de ser un visitante. Con solo verlo sabias que se aproximaban problemas.

Confundido e intrigado por la sádica sonrisa que le dedicó aquel hombre antes de marcharse por las escaleras de emergencia, Hao caminó con rapidez hacía su apartamento. Una vez frente al dispositivo entrada, marcó el código de seguridad y tan pronto  la puerta se abrió se adentró a su hogar. El leve temor que surgió en su pecho disminuyó al ser recibido por su adorable gatito, pero el humo que emergió del interior lo desconserto. Alguien había estado fumando.

—¿Jun? ¿Estas ahí?

—Llegas tarde.

Minghao soltó un suspiro aliviado, pero eso no evitó que al encender las luces y toparse con un desastre en la sala, demostrará desagrado. Varias botellas de soju se hallaban en el suelo y él no tenía una buena tolerancia al alcohol. Resultaba gracioso considerando su entorno y trabajo, pero en verdad Jun odiaba el hecho de ingresar a su sistema aquella sustancia. Aunque tocaron el tema pocas veces fueron suficientes para darse una idea del porqué. Al parecer está relacionado con la desaparición de su hermano menor.

—¿Estabas con un amigo? —preguntó Hao curioso mientras abría las ventanas para que entrase aire fresco—, hace un momento vi una persona afuera que me asustó un poco.

El mayor se encontraba dentro de la habitación principal, sus pasos lentos y cansados resonaron hasta que salió a la luz. Tenía una botella en su mano, la cual le quedaba solo un tercio de líquido y a juzgar por el resto en el suelo hacía mucho que dejo de estar en sus cinco sentidos. Con un semblante decaído observó al castaño.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora