Capítulo V

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Para el momento en el que los cuatro llegaron al café, Vernon y su pareja ya no estaban, les había surgido un contratiempo. Al menos le dejaron una nota a Hao explicándole la situación.

—Parece que solo seremos nosotros —sonrió mientras terminaba de leer lo escrito en aquel papel que le entregó un empleado.

Después de que seleccionaron una mesa, todos tomaron asiento en ella. Jisoo frente a Hao y cada niño junto a uno de ellos.

Un mesero se acercó y tras tomar la orden se marchó. La música del lugar era bastante agradable o al menos lo suficiente para que el silencio entre ellos no fuese incómodo. Xu no era bueno buscando un tema de conversación, sin embargo intento un par de veces hablar, pero se silencio así mismo antes de que una palabra saliera de su boca. Eso le causó gracia al mayor, quien no tardó en sonreírle para hacerlo sentir en confianza.

—¿Querías decirme algo? —habló finalmente al notar que el chico frente a él no sería quien diera el primer paso.

Minghao estaba dudoso de si Jisoo había alcanzado a vislumbrar ese fragmento de segundo en el que considero hablar, pero al escucharlo decir eso se sonrojo de la vergüenza al confirmar que en efecto si lo hizo.

—Bueno...tus sobrinos me dijeron que eras policía —trago saliva— y me resultó curioso, mi padre también lo es, quizás se conozcan.

El de cabello azabache frunció de forma ligera el ceño mirando con atención el rostro del chico, ahora que pensaba de donde lo conocía, recordaba haber visto una vez, en una fotografía dentro de la oficina de uno de sus superiores.

—¿De casualidad te refieres al comisionado general Xu?, ustedes no se parecen, pero...

—¡Si! —lo interrumpió—, y con respecto a eso es porque soy adoptado.

—Ya veo...yo estoy en la unidad de operaciones especiales —sonrió.

Hao planeaba responderle, pero el mesero fue más rápido y llegó con la comida ordenada. Los niños no tardaron en comenzar a devorar sus alimentos. Los gemelos habían pedido una rebanada de pastel de chocolate y las malteadas más dulces existentes, mientras que su tío se disponía a comer un croissant junto a un buen café.

—A mi padre no le gusta que lo visite en el trabajo —comentó Minghao antes de degustar su ensalada—, pero si todos son igual de atractivos que tú me veré en la obligación de ir de vez en cuando —bromeo y después se arrepintió.

El chico frente a él, se lo había tomado más que en serio, incluso le sonrió de forma coqueta. Sus sobrinos los observaron con cierta curiosidad.

Si Hao regresaba en el tiempo y se encargaba de rebobinar, no solo había dicho abiertamente que era gay sino también se atrevió a insinuar que el oficial Jisoo lo era. Dos grandes errores por los que en una sociedad llena de perjuicios firmarías tu propia sentencia.

—Esperare con ansias tu visita —le siguió el juego y Minghao quien bebía de su café casi lo escupe de la sorpresa—, sería todo un placer.

El menor estaba consciente de que toda acción trae un resultado como consecuencia, y que no estaba bien coquetear con otro chico mientras mantiene una relación con Jun, pero no era tan grave... palabras vacías a base de una atracción a primera vista no hería los sentimientos de nadie, mucho menos si no se enteraba del incidente.

—¿Qué edad tienes? —cuestionó intrigado el de cabello oscuro.

—Veintidós.

—Solo nos llevamos dos años de diferencia.

Ambos se quedaron mirándose por un tiempo más, después continuaron comiendo. Aún tenían aquella extraña sensación en su pecho.

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—Sé que será una pregunta extraña, pero...¿De casualidad nos conocemos de otro lugar? —el azabache se contuvo más de lo que esperaba.

En el primer segundo en el que intercambiaron miradas, Hong Jisoo tuvo la certeza de que aquel chico no era cualquier persona, entre más interactuaban el palpitar de su pecho aumentaba, podría jurar que aquella dulce sonrisa ya había formado parte de su vida.

—Lo dudo, pero me resultas familiar —Hao miro con nerviosismo la ventana apreciando el cielo nublado—, debería irme ahora.

Aquellas palabras cayeron como un balde de agua fría al mayor, quería seguir indagando y encontrar una respuesta, el poco tiempo que pudo aprovechar para obtener información de relevancia acerca de su vida, lo desperdició o mejor dicho lo invirtió en admirar la belleza del castaño, no obstante era muy consciente de que tampoco podía alargar el encuentro. Si él quería irse no era nadie para detenerlo.

—Nosotros también nos vamos —se puso de pie igual juntos a los niños—, de verdad no sé como agradecerte por lo que hiciste, espero poder recompensarte en un futuro —le extendió su mano derecha para ayudarlo a levantarse.

—No te preocupes, gracias a ustedes pase una linda mañana.

Aunque lucia bastante sereno cuando tomó la suave mano del contrario, estaba dando gritos internos, se sentía como en uno de los tantos dramas románticos que veía en casa. Incluso la música de fondo no ayudaba, era la tipica canción que te hace sentir mariposas al recordar a alguien especial. Si no fuese por el pequeño Jihoon quien soltó una risita al verlos con el pasar de los minutos, ninguno de los dos habría reaccionado.

Cuando Minghao se dispuso a pagar, el mayor permanecio atras, le llamó bastante la atención que la joven que atendía se negó a recibir su dinero, pidiendo en su lugar un autógrafo, pero no dijo nada al respecto. Una vez afuera, ambos planeaban seguir su camino, Hao iba a cruzar la calle en dirección a su auto y Jisoo a caminar hasta casa, ninguno de los dos tuvo el valor de decir adiós o intercambiar números telefónicos. Sin embargo, con tan solo dar un par de pasos, ambos voltearon al mismo tiempo para observarse por última vez. Las risas no tardaron en hacerse presentes. Minghao le dedico una adorable sonrisa y se despidió con su mano, el contrario por su parte miro con nostalgia la escena. No entendía porque tenía ganas de llorar, solo se arrepentía de no haber hecho todas las preguntas que se cruzaron por su mente al notar la similitud de aquel anillo con el de su madre biológica. Era un idiota, debía admitirlo, pero ya era muy tarde para arrepentirse.

Siempre sucedía lo mismo.

Permitía que las personas se marcharan sin antes expresar lo que deseaba. Realmente comenzaba a odiar como las palabras que deberian salir de su boca se ahogan en lo más profundo de su corazón, igual que el recuerdo de su primer amor.

The Rain [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora