*Precuela y continuación de la Bailarina y el Dominante*
Llamalo obsesión, pero yo lo llamo capricho. Esa dulce niña, de cabello castaño y ojos grandes azules fue mia desde que su padre la llevo a mi negocio. El no sabia que yo soy peligroso, y que...
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—llegaremos tarde—dice en mis labios
—Pueden esperar, ¿No crees?
—Por supuesto—dice cargandome
Me lleva a la cama y me acuesta, comienza a besarme todo mi cuerpo
—Creí... Que estarías agotado —digo entrecortada
—¿De ti? —contesta subiendo sus besos—Nunca —me besa los labios y prosigue a besarme el cuello
Lleva sus manos en todo mi cuerpo, acariciandolo y bajando sus besos por todo mi abdomen, arqueo mi espalda cuando besa mi monte venus y siento como besa ahora toda mi...
—Ahhh—gimo porque siento como suciona mi clitoris
Siguió torturandome, llevo mis manos hacia su cabeza empujando más fuerte, sintiendo como mi vientre se tornaba caliente, lo sentia cerca y se detiene
—Ahhh—exclamó —¿¡QUE DEMONIOS TE PASA!? —grito histérica
—Espero te gusten los baños fríos—dice besándome
Se sale de la habitación y me deja frustrada
—Será mejor que te apures o no llegaremos —dice atrás de la puerta
Con apuro entro de nuevo al baño y me enjuago, quería llegar pero me contuve... Esta me la pagaría, y muy caro.
Me maquille lo mas natural posible, máscara de pestañas y rubor, de vestimenta, opte por un vestido de lentejuelas tornasoladas. Y de zapatos, unas zapatillas cerradas color negras con poco tacón, aun no sabia andar en zapatillas pero no quería hacer el ridículo. Una vez terminada sentí el malestar de no terminar
—Maldita sea—dije bajo —Me las vas a pagar...
Salgo afuera, pero antes le encargo a Maria que cuide a Máx.
Veo a Sebastián a fuera fumando, niego con la cabeza y sonrió...
Con cuidado pisando el pasto, le llegó por detrás y le tapó los ojos
—¿Quién soy? —hago la voz grave, mi voz genérica de hombre
—¿Una hermosa mujer? —dice el
—Respuesta incorrecta —digo aun con voz grave
—¿Cómo que respuesta incorrecta? —dice el riendo —Si tan solo tu voz fingida me hace darme cuenta que lo eres
—Soy hombre de abajo —vuelvo a decir con voz grave quitando ahora mis manos de sus ojos
El voltea y me mira, sonríe y tira el cigarro, a pagándolo en el acto. Quiso besarme pero me aleje, mirándolo mal