Capítulo 11

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Narra Eva

Después de al menos una hora de probarme ropa, encontré el outfit ideal. Ojalá hubiera estado Sam conmigo para ayudarme a elegir, seguro que no habría perdido tanto tiempo poniéndome y quitándome todo, y mi habitación no estaría tan increíblemente desordenada como estaba. Pero bueno, lo importante era que había dado con el vestido indicado.

Era un vestido blanco con cuadros negros, de tirantes. Era corto, pero no excesivamente. Me puse también un jersey oversize negro encima, y parecía que llevase una falda. Elegí las botas negras, las Dr. Marteens y ya solo me faltaba maquillarme.

Me gustaba el maquillaje bastante natural, y dar énfasis en los labios. Empecé con mis cremitas para la piel, porque así iba a estar bien hidratada, y seguí con el resto.

De repente, escuché el timbre. Me puse super nerviosa, y me faltaba pintarme los labios. Fui corriendo a responder, seguro que era Hugo, ya acabaría con los labios cuando le hubiese abierto la puerta.

Eva: ¿Quién es?

Hugo: ¿Cómo que quién es? ¿Estás esperando a alguien más? - respondió con un tono de broma.

Eva: Hombre Hugo, no te esperaba, ¿qué haces aquí? - dije para picarle.

Hugo: Ah bueno si quieres me voy entonces...

Eva: No, no te vayas, te abro la puerta y bajo enseguida. Prometo no hacerte esperar.

Hugo: Cuidado que a las 12 mi coche se convierte en calabaza...

Eva: Bajo en un minuto, prometido.


Hugo tenía la facilidad de hacer broma en cualquier momento y relajar la tensión y los nervios que se pudieran crear. Eso era una de las cosas que más me gustaba de él, que siempre tenía las palabras adecuadas en el momento adecuado.

Volví al baño y me apresuré a pintarme los labios, no quería hacerle esperar más de lo que le había dicho. Acabé con el maquillaje, y me puse un poco de perfume. Me disponía a bajar, me temblaban hasta las piernas mientras descendía por la escalera.

Y ahí estaba él, más guapo que nunca, con unos pantalones de traje gris y una camisa blanca que le quedaban increíbles. Cruzamos la mirada, y no pude evitar sonreír. Estaba deseando hundirme en sus brazos.

Él se acercó a mí y me abrazó fuerte. Podría sentir los latidos de su corazón golpear con su pecho. Sí, era oficial, él también estaba nervioso.

Eva: Mmmmm, qué bien hueles Hugo.

Hugo: ¡Nadie huele como yo! - me contestó con un tono burlón.

Eva: Eres un idiota - le dije con una sonrisa en la boca.

Me devolvió la sonrisa y me cogió de la mano para salir de casa y dirigirnos hacia el coche, mis nervios se iban disolviendo pero seguía teniendo la incertidumbre de dónde me iba a llevar.

Llegamos al coche y me abrió la puerta para que pudiese entrar en él, a mí con esos gestos se me caía la baba, ya que nunca nadie había tenido esos detalles conmigo.

En el camino íbamos escuchando música y cantando todas las canciones. A mí me gustaban más los clásicos de la música de los 60 hasta los 90, pero en cuanto a música actual, teníamos unos gustos muy parecidos. Me dio su móvil para que pusiera las canciones que yo quisiera, y decidí poner una canción que me diera buenas vibraciones.

Hugo: ¡Evaaaaaaaaa! ¿Sabes que ese es mi cantante favorito? - dijo emocionadísimo

Eva: ¿En serio? - contesté. - The Weeknd siempre es una buena elección. Y Blinding Lights es mi canción favorita.

Hugo: Dicen que el buen gusto musical es sexy... - soltó de manera pícara.

Eva: ¿Entonces yo soy sexy? - respondí de la misma manera.

Hugo: Uf Eva tú eres... otra cosa, fuera de lo normal. - dijo mordiéndose el labio inferior.

Eva: Hugo para, no me digas estas cosas... - y noté como el calor inundaba mi cara, teniendo claro que debía estar rojísima.

Hugo: ¡Ay si es mu chica! ¡Que se ha puesto roja la niña!

Eva: Ooooh, I'm blinded by the lights, no I can't sleep until I feel your touch! - canté a todo pulmón.

Hugo: I said oooooh, I' drowning in the night, oh when I'm like this, you're the one I trust - Sonrió cantando mientras me miraba y ponía su mano encima de mi pierna, acariciándome.


Seguimos cantando y haciendo el tonto, y de pronto vi que pasábamos por al lado del Parque del Retiro. Me quedé mirando fijo por la ventana, mostrando mi admiración por ese parque, y creo que Hugo se dio cuenta. No tenía ni idea de a dónde nos dirigíamos, él no me dio ninguna pista, así que seguí disfrutando de las vistas. Sobre todo las que estaban a mi izquierda y tenían el pelo rubio.

Siempre nos quedará MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora