Capítulo 38

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Narra Eva:

Todo el enfado que tenía con Hugo se esfumó en cuanto abrí la puerta de mi piso y vi lo que había preparado. Pero no podía ser tan fácil. Tenía que hacerme valorar y mostrarle lo que me había molestado.

Él me explicó todo bien, y lo entendí. Al final había sido una situación tonta sacada de contexto por culpa de mis hormonas y de la mala gestión de nuestros sentimientos. Lo bueno era que ambos lo admitimos, nos explicamos cómo nos sentíamos y volvíamos a ser Eva y Hugo.

Cuando Hugo volvió de Sony, me alegré muchísimo por todo lo que le habían dicho. Además, le permitían seguir con sus conciertos en el bar, lo que era importante para su economía.

Nos pusimos en la cama, y Hugo me miró sonriente. Algo estaba tramando. Se le nota a quilómetros de distancia cuando su cabecita está maquinando cosas.

Hugo: ¿Y si nos vamos a vivir juntos? - me atraganté con el aire, abrí los ojos y me puse a toser.

Eva: Emmmm Hugo, yo... - no me salían las palabras.

Hugo: Si no quieres no pasa nada. Todo va a estar bien igual. Pero con lo que me has dicho me has hecho pensar, y quiero incluirte en todo lo que haga. Estamos pagando dos pisos y nos pasamos la vida siempre en uno de ellos. Quizás valdría la pena planteárselo.

Eva: No es que no quiera amor, es que me ha pillado de imprevisto. No esperaba que soltaras eso, así sin anestesia - le dije riendo.

Hugo: Bueno, lo reflexionamos esta noche y mañana lo hablamos si te parece.

Eva: Me parece perfecto. Pero... yo no tengo sueño... - solté coqueta mordiéndome el labio.

Hugo: Y a mí se me acaba de quitar el sueño que tenía - comentó mientras me cogía de los muslos para ponerme a horcajadas encima de él -. ¿Quién quiere dormir teniendo a tal diosa al lado?

Eva: Qué exagerado eres - susurré en su oído.


Hicimos el amor dos veces, una de manera más carnal y salvaje, y la otra con pasión y más sentimiento. Y al acabar tenía que decirle algo.

Eva: Quizás sí es una buena idea pagar un solo alquiler...

Hugo: ¿Qué pasa mi niña? ¿Que no puedes vivir sin mí? - soltó canchero.

Eva: Sí puedo vivir sin ti, pero no quiero. Aunque seas un idiota y aunque yo sea una exagerada, nos complementamos y tenemos una relación estable, bonita y sana - él se emocionó, se puso a chillar y a llenarme la cara de besos -. Y quizás ir a vivir juntos es una prueba de fuego que debemos superar.

Hugo: Que vamos a superar - dijo poniendo énfasis en la palabra "vamos". - Lo tengo claro. Eres tú, desde que te conocí lo supe. Con mi edad, nunca me plantearía irme a vivir con mi novia, pero tú haces que quiera hacerlo. Me llenas, me complementas, y me siento mejor persona cuando estoy a tu lado.

Eva: ¡Qué intenso eres, cuánto me gusta que seas así y cuánto te quiero!

Hugo: Te quiero, mucho, mucho, muuuuucho... - me dijo sin parar de darme besos en el cuello.


Y así, después de esa conversación profunda en la que acabábamos de decidir que nos íbamos a ir a vivir juntos, nos quedamos dormidos, abrazados y felices de tenernos el uno al otro.

Sonó el despertador, pero por suerte hoy ninguno de los dos teníamos clase, así que nos quedamos en la cama haciendo en tonto durante un buen rato.

Siempre nos quedará MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora