Narra Eva:
Todo había ido genial. Hugo había llegado a tiempo para sujetar mi mano, y yo no podía ser más feliz.
Estuvimos tres días en el hospital. Tres días llenos de visitas de nuestras familias y nuestros amigos. Ellos respetaban mucho mi descanso, pero tenían demasiadas ganas de conocer a Area. Y normal.
Tanto mis padres como la madre de Hugo, enloquecieron al ver a la pequeña. Decidieron que se quedarían en Madrid al menos una semana para ayudarnos con todo, algo que nosotros agradecimos mucho, porque queríamos pasar las veinticuatro horas del día con nuestra hija.
Esos instantes en familia podría describirlos como los momentos más felices de mis veintiséis años. Creo que quién tenga hijos podrá entenderme. El amor que se siente al rozar a tu bebé por primera vez es algo muy difícil de explicar. Sabía que tenía la responsabilidad de cuidar a Area por encima de todas las cosas, y es que, en cuanto supe que estaba embarazada, ya sentí ese amor incondicional hacia ella.
Ser madre, ser una buena madre, de eso se trataba todo ahora. Sin olvidar a Hugo, que aunque llevaba unos días pensativo y raro, estaba pendiente de mí en todo momento.
Eva: Amor, estás como ausente. ¿Va todo bien?
Hugo: Todo genial, cariño - me sonrió y supe que era verdad lo que me decía. - Una pregunta. ¿Crees que podríamos escaparnos tú y yo esta tarde?
Eva: Es que... no quiero separarme de la niña...
Hugo: Dos horas, por favor. Solo dos horas y volvemos - asentí.
No sé para qué Hugo quería esas dos horas, pero no se me ocurrió negárselas. Area estaba acaparando toda la atención, cosa que era normal, pero no quería negarle a mi novio esos momentos a solas que también merecíamos.
Llamé a mi madre para que viniera con Ana y mi padre a casa a cuidar de la niña durante esas dos horas, y ninguno de los tres se negó. Era pronunciar el nombre de la pequeña, y todos corrían. Ellos tampoco se querían separar de nuestra hija. Iba a ser duro, ya que Ana vivía en Córdoba y mis padres en Galicia. No solían venir muy a menudo a Madrid, porque tenían sus vidas en sus respectivas ciudades, pero sí que nos llamaban casi a diario para saber cómo estábamos. Siempre lo habían hecho. Tanto Hugo como yo teníamos suerte de tener las familias que teníamos, que nos apoyaban y estaban pendientes de nuestra felicidad y nuestras necesidades siempre.
Algo me decía que ahora que Area estaba entre nosotros, los viajes de ellos a Madrid iban a ser más frecuentes.
Al poco rato de llamar, llegaron los tres juntos a casa. Agracedía que se llevaran tan bien entre ellos. Mis padres estaban separados desde hacía mucho tiempo, pero eso no supuso nunca un problema, seguían teniendo muy buena relación. Y en cuanto a Ana... esa mujer era increíble. Ella sola había criado a Hugo y Sam, y siempre estaba resplandeciente e irradiaba alegría. Sin duda, Hugo era su hijo.
Eva: Mamá, cualquier cosa me llamas, por favor. No te separes de Area.
Jojo: Te pareces a mí cuando tú naciste. Quería cuidarte y mimarte a todas horas. Me costaba mucho separarme de ti. Pero vamos, iros ya, que también necesitáis estos momentos de pareja.
Eva: Gracias mamá. Me has enseñado mucho durante toda mi vida, y espero poder transmitirle a ella todos los valores con los que me habéis educado.
Jojo: No tengo duda de que así será - dejó un beso en mi cabeza. - Venga, fuera. Iros ya.
Mientras yo tenía esa conversación con mi madre, Hugo, Ana y mi padre estaban en la cocina cuchicheando. Me vieron aparecer y se callaron de golpe.
Eva: Pero bueno, ¿qué es tanto secretismo? Al final tendré que enfadarme.
Hugo: Que noooooooo bebé, no vayas a enfadarte - dijo viniendo hacia mí, abrazándome y llenándome la cara de besos.
Nuestros padres miraban la situación sonrientes y con ternura. Todo el mundo se daba cuenta y coincidía en que Hugo y yo estábamos hechos el uno para el otro.
Ese día había algo raro en el ambiente, me sentía como fuera de sitio. Me daba la sensación de que todos juntos estaban tramando algo, se notaba la tensión (buena) en el ambiente. Parecía que todos sabían algo que yo no sabía, y eso me ponía bastante nerviosa. Pero era feliz, que era lo verdaderamente importante.
Antes de salir por la puerta de la mano de Hugo, vi cómo mi padre le guiñaba el ojo, hecho que me confirmó que algo pasaba. No le di más vueltas y empezamos a conducir sin saber cuál era el destino.
Estaba sonando "Blinding Lights", Hugo puso la canción desde su Spotify.
Eva: Amoooooor, esa canción sonó el día de nuestra primera cita, qué recuerdos... - solté haciendo un puchero.
Él de descojonó y acarició mi pierna, ya que estaba concentrado en la conducción.
Hugo: Esta canción me da demasiados buenos recuerdos... A veces llevo la vista atrás y me doy cuenta de todo lo que hemos pasado, y estoy aún más orgulloso de la relación que hemos forjado.
Eva: Estás muy melancólico hoy, parece que estéis todos tramando algo.
Hugo: Qué dices... Solo tú tienes esta sensación, debe ser la época postparto que te hace delirar - rodé los ojos negando con la cabeza.
Eva: Si, será eso - dije para quitarle importancia al asunto, pero dejando claro que no estaba de acuerdo con esa afirmación. - ¿A dónde vamos?
Hugo: Oh Dios mío, qué impaciente eres, espérate cinco minutitos mujer - contestó divertido.
Yo no le encontraba la gracia al asunto, pero seguí disfrutando de la música y me puse a cantar. Hugo me siguió y nos marcamos un concierto privado dentro del coche.
Hugo: Señorita, ha llegado a su destino - dijo cuando acabó de aparcar.
Bajamos del coche, y sin soltarnos de la mano, caminamos hacia la entrada del Parque del Retiro. A mí ese sitio me gustaba mucho. Desde siempre. El agua me daba mucha tranquilidad, y ver a las parejas dando vueltas con las barcas me producía mucha ternura.
Hugo alquiló una barquita, como si hubiera leído mi pensamiento, y nos subimos. Cuando estábamos en el medio del lago me pidió que cerrara los ojos. Ya decía yo que algo tramaba... aunque él me dijera que no.
Hugo: Vale, ya puedes abrirlos - vi a Hugo de rodillas con una cajita cuadrada en las manos. No me lo podía creer.
Eva: Amor... esto es... Dios mío, no me lo puedo creer - solté sorprendida y con los ojos llorosos.
Hugo me estaba pidiendo matrimonio. Ahí metidos en una barca en medio del lago del Parque del Retiro. Las palabras no salían de mi boca, no me lo podía creer.
Me acerqué más a él, cogiendo la cajita y abriéndola, confirmando que era un anillo precioso de pedida, y le di mi respuesta.
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¿La sobreprotección que tienen todos con Area? hahaha otro nivel
¿Qué respuesta le dará Eva? Sé que estáis MUY segurxs que la respuesta será afirmativa, pero yo solo os digo que llevamos muchos días sin drama... jiji
Os leooooooo!
Dadle a la estrellita y os subo más seguido, que estos días estoy fuera de casa por trabajo y me está costando un poco seguir, pero os lo merecéis :)
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Siempre nos quedará Madrid
Teen FictionDos caminos que se cruzan en una estación de tren de Madrid. Eva y Hugo se mudan a Madrid para estudiar. Desde su primer encuentro y un seguido de coincidencias de la vida, sus vidas les llevan a conocerse más a fondo. Eva conoce al Hugo despreocupa...