Capítulo 8

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Narra Hugo

Samantha acababa de llegar de la universidad. ¿Y si Eva le había contado algo? En realidad, poco me importaba lo que le pudiese haber contado. En ese punto me daba igual esconderme. Eva realmente me gustaba mucho y me apetecía poder verla en casa aunque hubiera más gente. No quería esconderme al darle un beso, porque eso significaba poder darle muchos menos besos, ya que coincidir en mi casa, teniendo en cuenta lo amiga que era de Sam, iba a ser habitual. Y quería saludarla con un beso cuando llegase. Pero bueno, de momento las cosas eran así.

Sam: Hugoooooooooo, ¿sabes qué?

Hugo: Pues si no me lo cuentas no, no lo sé.

Sam: Mira que eres tonto eh niño de verdad, tendrían que pagarme por la paciencia que tengo aguantándote.

Hugo: Pagarnos a los dos, que tú tienes tela también cuando quieres. Bueno, ¿me lo cuentas? - le dije haciendo un puchero.

Sam: Creo que Eva tiene novio. - Abrí los ojos de par en par. ¿Cómo? - Ha llegado esta mañana con un chupetón en el cuello. - Respiré tranquilo, no tenía de qué preocuparme, eso había sido mi culpa.

Hugo: Anda, no veas eh. Recién llegada a Madrid y ya triunfando.

Sam: Pero no quiere decirme de quién es. Le he insistido y se ha hecho la tonta. Y ha estado todo el día escondiéndose de mí.

Hugo: Igual le da vergüenza.

Sam: Pero vamos a ver Hugo, ¿cómo le va a dar vergüenza? Que tener sexo es algo natural, y más a nuestra edad.

Hugo: Y más siendo como es ella. - Me tapé la boca, lo dije sin querer.

Sam: ¿A qué te refieres?

Hugo: A mí me cautivó desde el primer día, es guapísima, y tiene unos ojazos... lástima que llego tarde...

Sam: Hugo, ¿te gusta mi mejor amiga y no me lo has dicho antes? ¿Eres tonto o qué? Que podría haber hecho algo para juntaros.

Hugo: Ahora ya es tarde... si dices que tiene novio...

Sam: A ver novio... Solo sé que se ha tirado a alguien, igual no es nada serio y tienes oportunidades con ella. No te preocupes que yo investigo. Pero... ¿te gusta de verdad?

Hugo: Si Sam, me gusta de verdad. Me gusta como para querer que sea mi novia y no perderla jamás.

Sam: Quién te ha visto y quién te ve... Y eso que el sábado tenías un cabreo encima por lo de Aurora...

Hugo: Aurora ha pasado a la historia. Cuando conocí a Eva, el resto dejaron de existir.

Sam: Qué intenso eres. Aunque si quieres saber mi opinión... Yo creo que le gustas, estabais bailando muy pegaditos el sábado y se os veía muy a gusto, y las miraditas... ¡Ay las miraditas hermanito!


Creo que conseguí disipar las dudas de Samantha, al menos de mí no iba a sospechar. Pero debía hablar con Eva y explicarle que Sam me lo había contado. Necesitábamos aclarar lo que pasó, qué significó y qué íbamos a hacer a partir de ese momento.

Se me ocurrió proponerle un plan para el sábado. No le iba a contar en qué consistía, iba a ser sorpresa. Otra vez. Reservé en el Restaurante Amazónico y una noche en un hotel con vistas a Plaza Callao. De esa manera nos asegurábamos intimidad, y podríamos hablar tranquilamente sin ser interrumpidos.

Tenía muchas ganas de pasar la noche con ella, no quería salir corriendo después de echar un polvo, porque me parecía un acto cobarde y desagradable, aunque en nuestro caso fuera para no ser pillados. Yo tenía ganas de abrazarla toda la noche y despertarme junto a ella. Quizás había pasado poco tiempo, pero lo que ella me hacía sentir dentro, no se podía explicar.

Llegó el sábado, y yo estaba muy nervioso. No sabía si la sorpresa le iba a gustar. Habíamos estado intercambiando mensajes todos los días, y parecía que ella también tenía ganas de verme.

Samantha no había podido hablar con ella aún, porque Eva le pidió que le diera tiempo hasta poder explicarle lo ocurrido, y Sam decidió no insistir. Cada cosa a su debido tiempo.

Sam había quedado con Eva para comer, así que me preparé la mochila para irme antes de que ella llegase, y así ahorrarme preguntas.

Lo preparé todo, y me tumbé en el sofá, pensando en todo lo que iba a decirle. ¿Era demasiado temprano para pedirle que fuera mi novia? Creo que sí, pero me daba igual, no iba a perder la oportunidad de intentarlo. Estar liado con una diosa como ella sin dejar las cosas claras, podría acabar perjudicándome, ya que cualquier hombre querría tenerla al lado, y eso no lo podía permitir.

Siempre nos quedará MadridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora