Renacer

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La explicación. Segunda parte. 😝

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Viendo a su compañera de ese modo, Marina le había pedido a Jesús que se hiciera cargo de las tareas de Luisita. Lo ideal habría sido llevarla a casa dado su estado, peor con el estreno a las puertas era difícil irse en esos momentos. Así que con Jesús al cargo, ellas quedaron “escondidas” en una pequeña oficina del departamento de vestuarios.

- ¿Estás más tranquila? – preguntó un rato después, cuando las lágrimas parecían calmarse.

- Sí… gracias, Marina - contestó agradecida con su compañera.

- No es nada – afirmó queriendo animarla.

- Supongo que te estarás preguntando un montón de cosas – la miró e intentó sonreír.

- Bueno, algunas – dijo con sinceridad – pero no quiero agobiarte, así que tranquila, no hace falta que me cuentes nada que no quieras.

- ¿Recuerdas aquel accidente de tráfico que nos contó Jesús? – preguntó tras un momento en el que tomó fuerzas.

- Eh… - recordó aquello – sí, creo que sí.

- Pues cuando lo contó me quedé como en shock porque me recordó mucho a lo que nos pasó – continuó para sorpresa de Marina.

- Tuvisteis un accidente – afirmó.

- Sí… volvíamos de Nueva york, de hecho acabábamos de llegar – recordó - a Amelia le dieron una beca en una escuela de arte dramático de allí – recordó – estuvimos allí varios años y decidimos volver porque yo estaba embarazadísima y queríamos que la niña naciera en España y además casarnos - continuó sintiendo que se le quebraba la voz – alquilamos un coche en el aeropuerto y… - tomó una bocanada de aire, Marina la escuchaba sin atreverse a cortar el relato – no sé porqué empezamos a discutir, creo que fue por una tontería – dijo mirando hacia todos lados, como intentando recordar bien aquel momento que tan difuso lo tenía – No lo recuerdo muy bien pero la ultima imagen que tengo de ese día es de un camión viniendo directo a nosotras – finalizó.

- ¿Qué pasó después? – dijo con interés.

- No sé por qué nos llevaron a hospitales diferentes, Amelia estuvo en el Universitario y yo en el Provincial - continuó – había riesgo vital para el bebé, así que al ver que era viable me hicieron una cesárea y yo.. yo estuve en coma como tres meses – continuó con su relato ante una Marina que la miraba bastante sorprendida –  cuando desperté mi niña estaba bajo la custodia de los servicios sociales, yo no tengo familia   así que, bueno, era la mejor opción, supongo - continuó con un gran dolor – la asistente social se portó muy bien – sonrió con lejanía – estuvo muy pendiente de mi recuperación y la verdad es que gracias a ella hoy tengo a mi niña conmigo. - negó ligeramente con la cabeza - poco a poco me recuperé y por suerte no tengo muchas secuelas salvo unas terribles migrañas se vez en cuando.

- ¿Qué pasó con Amelia? – quiso saber.

- Ufff – suspiró profundo al recordar aquellos – pregunté por ella nada más despertar pero nadie me dijo nada. Era como si nadie supiera nada. Así que meses después, cuando me recuperé del todo la busqué por mi cuenta. Una de las enfermeras me dijo que el mismo día de mi accidente, entró también una chica por un tráfico en el hospital donde trabajaba su pareja – siguió relatando – no supo decirme si era ella, pero yo sabía que sí, algo me lo decía. Así que fui allí pero claro, legalmente yo no era nadie, por lo que nadie me decía nada.  Si no eres un familiar directo no hay nadie que te diga ni media palabra - seguía contando con desesperación – no sé quien se apiadó de mí pero logré saber que a Amelia la habían trasladado a Zaragoza, al hospital militar – hizo un gesto de tristeza – ahí supe que me sería muy difícil acercarme a ella – jugaba nerviosamente con sus manos – pero yo era su mujer y tenía que estar con ella, así que cogí a mi pequeña y me fui a buscarla… - las lágrimas caían por sus mejillas recordando aquel calvario – de nuevo me encontré con que nadie me decía nada y fui directa a casa de sus padres.