34

5.8K 410 64
                                    

🤐🤐
_______________________________________

Tras los juegos en la cama, los besos y arrumacos a la pequeña princesa, decidieron salir a dar un paseo por el parque. Aún tenían tiempo hasta que los invitados a la fiesta que habían preparado llegaran, por lo que quisieron aprovecharlo.

Jugaron, rieron, corrieron desde su posición, Luisita no pudo evitar sentir una embriagadora emoción al verlas tiradas en el césped, rodando y haciéndose cosquillas. Era el primer cumpleaños que Lucía pasaba con su ma. El primero que Amelia disfrutaba de su hija.

- ¿Cuántos añitos cumple mi princesa eh? - le decía sentándola en su regazo.

- Eto - dijo haciendo una señal con los dedos.

- ¡Anda! ¿Tantos? - reía al ver los esfuerzos de la niña por mantener el número que indicaba - que grande eres ya ¿no?

- Chi, ande - se volvió sonriente hacia Luisita - mami, eto - le dijo haciéndole el mismo gesto.

- Sí, mi amor - sonrió sentándose junto a ellas.

- Y vamos a hacer una fiesta - siguió Amelia dándole juego a la niña.

- Estaaa - contestaba la pequeña entre risas.

- Y habrá muchos regalos - continuó.

- Aloooosss - siguió la niña el juego de su madre sin comprender qué era lo que le decía.

- Y vamos a comer tarta - afirmó.

- Artaaaa.

- Y después mami y yo tendremos nuestra propia fiesta - soltó para sorpresa de una Luisita que las miraba embelesada.

- ¡Amelia, no me digas eso a la niña! - protestó.

- Pero si no lo entiende, no pasa nada.

- Bueno, da igual, no se lo digas - se movió - a ver, déjamela, que ya la has tenido mucho tiempo.

- No, es mía, mi princesa y no te la doy - rebatió Amelia evitando que Luisita le arrebatará a la pequeña.

- Oye pero qué me toca a mí - protestó.

- No decías lo mismo está mañana cuando había que cambiarla - dijo con cierto rintintín.

Luisita estaba a punto de contestar cuando Lucia llamó la atención de sus madres y de nuevo fue el centro de sus juegos, sus risas y sus vidas.

Ya por la tarde, los invitados comenzaron a llegar, algunos compañeros del teatro y compañeros de Lucía de la guardería, haciendo que la niña se quedara al principio algo cortada por la presencia de tanta gente y no quisiera bajarse de los brazos de Amelia o Luisita. Con el paso de los minutos, la pequeña princesa logró dejar a un lado su vergüenza y se sentó a jugar con algún compañero mientras sus madres ejercían de anfitrionas.

- Se os ve genial, Luisita - le dijo Marina en un momento en el que Amelia hablaba con alguna madre.

- Es que lo estamos - sonrió ampliamente - es como si nunca hubiera pasado nada.

- Me alegro mucho, de verdad - contestó sincera - te lo mereces - aseguró abrazándola levemente.

- Ejem - carraspeó llegando hasta ellas - ¿Lo pasáis bien? - preguntó, Marina no pudo evitar ponerse algo tensa.

- Pues sí, mucho - dijo Luisita sin achantarse y sonriente - ¿y tú? Te he visto muy animada con esa de allí - señaló con la cabeza a la mujer.

- Con Susana, sí - le aclaró el nombre - es una mujer muy simpática.

- ¿Estás celosa? - jugó Amelia.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora