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El día había comenzado extraño. Mientras iba dejando atrás el sueño, se movió buscando el cuerpo de la morena a su lado y frunció el ceño sintiéndose sola en la cama. Se llevó las manos a la cara y protestó levemente. En cualquier otro momento, con eso habría bastado para que su día comenzara siendo una mierda. Ese día, sin embargo, la sonrisa iluminó su rostro.

Amelia despertó con la sonrisa en el rostro. Acarició el pelo de quién dormía a su lado y la abrazó con fuerza pero sin llegar a despertarla. Se quedó mirando sus facciones y no pudo evitar que una lágrima se escapara de sus ojos. El leve ronroneó de la pequeña hizo que su sonrisa se ampliara y cuando la cría abrió los ojos y se vio en la cama grande de sus madres se le iluminaron los ojitos.

- Hola, mi amor - saludó con ternura - ¿No tienes más sueño? - la niña hizo un gesto chistoso y se movió quedando bocarriba antes de comenzar a jugar con el peluche que siempre la acompañaba - vamos a llamar a mami, ¿Vale?

- Chi, mami - Contestó la pequeña.

- Pero, oye, ni se te ocurra decirle que has dormido aquí que nos mata.

- Ata - repitió.

- Sí, bueno a ti no, pero a mí sí y no quiero me castigue.

- Astige - repitió de nuevo como pudo la pequeña.

- Sí, que ya me conozco yo sus castigos que me deja sin fooo.... - se cortó a tiempo pues lo último que necesitaba era que su hija repitiera también aquello - sin beso.

- Eso.

- Sí, hija, menudo cuidadito hay que tener contigo ya - murmuró acomodándose en la cama tras coger el teléfono y llamar a la rubia - hola, amor.

- Hola, cariño - contestó Luisita al otro lado de la línea - ¿Qué tal estás?

- Pues no muy bien ¿eh? No te creas - contestó - que me he despertado y no estabas.

- Yo también te he echado de menos esta noche - contestó melosa - me costó mucho dormir.

- A mí también, es que no sé a quién se le ocurrió esto de dormir separadas hoy - protestó.

- La tradición, cariño - contestó con una sonrisa en el rostro - ¿Y la nena?

- Pues en su cuarto, ahora iba a ir a verla - hizo un gesto a la niña para que mantuviera silencio - estoy empezando a escucharla.

- Ya, claro - no le creía nada - ¿Y ha dormido del tirón?

- Sí, toda la noche - contestó.

- Que bien, no te ha dado guerra ninguna - sonreía a este lado de la línea.

- No, no, la verdad es que no, se ha portado muy bien - contestó.

- ¿Sabes qué sé que ha dormido contigo, verdad?

- Jod.....

- Ni se te ocurra, Amelia, que tienes a la niña ahí y ya repite todo - le advirtió.

- Está bien, está aquí - declaró - es que ayer cuando fui a acostarla me puso "esa" cara, Luisi y no pude negarme.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora