33

5.9K 405 36
                                    

Buenas noches. Feliz día de la visibilidad lésbica 😍

_______________________________________

No hizo más que abrir la puerta cuando su sonrisa apareció sin que se diera a penas cuenta. A su alrededor, cajas y más cajas, síntoma inequívoco de que Amelia ya había empezado la mudanza. Y es que, la actriz ni se lo había pensado, no le hacía falta, aunque para ella no llevaran ni dos meses juntas, no le hacía falta pensarlo, la quería y no importaba nada más.

- ¡Estamos en casa! - elevó la voz, radiante y feliz al poder hacerlo.

- ¡Voy! - avisó saliendo de la habitación - hola - saludó con un beso a Luisita - ¿qué tal está mi princesa eh? - la cogió en brazos sacándola del carrito.

- Mien - contestó la pequeña en brazos de su madre - ma, mami y insesa imos un guau gande, gande - le contó más contenta que unas pascuas.

- ¿Sí? - sonreía escuchándola - ¿y era bonito?

- Chí, onito - contestó radiante la pequeña.

- Te gustan mucho los perros a ti eh gamberra - decía mientras la besaba de nuevo.

- Chi - contestó con convicción.

- Um, pues ya sé lo que le vamos a regalar a la princesa por su cumple - dijo.

Sonriendo a la pequeña que la miraba como sin entendiera muy bien lo que le había dicho pero riendo igual de contenta simplemente por estar en brazos de su madre.

- De eso nada ¿eh? - contradijo - que al final el perro para mí.

- Anda, cariño, uno pequeñito - le dijo con ojitos.

- No me pongas esa cara, Amelia, porque no - advirtió.

- A la niña le hace ilusión - dijo mirando a Lucía - ¿quieres un guau eh? ¿quieres?

- Guau, Chi - decía dando palmas.

- ¿Ves? - rió.

- No uses a la niña para convencerme - le advirtió entre risas - Ya veremos - dijo sin dar demasiadas negativas, al final, se saldrían con la suya - ¿qué tal la mudanza? - le preguntó, viendo como dejaba a Lucia en el suelo que sobre su manta extendida en el suelo del salón comenzaba a entretenerse con algún juguete.

- Puff... - puso cara de cansancio, se acercó a ella y la abrazó - no sabía que tenía tantas cosas.

- Bueno... pues ahora vemos donde las metemos - sonrió al sentirla tan cerca - me encanta que estés aquí - declaró.

- Y a mí - contestó atrapando sus labios, en un beso que comenzó lento y terminó siendo profundo.

El teléfono móvil de la actriz empezó a sonar. A regañadientes se separó de Luisita y lo buscó entre sus cosas, cuando lo encontró, miró la pantalla y suspiró.

- ¿Puedes explicarme por qué hay un abogado metiendo sus narices donde nadie le llama? - preguntó un Tomás totalmente enfadado.

- No lo sé - dijo haciéndose la inocente - algo habrás hecho.

- Amelia no me vengas con estupideces - dijo serio - esto es cosa tuya.

- Esto es sencillo, capitán, si no tienes nada que ocultar, no tienes nada de lo que preocuparte - dijo con suficiencia.

- Quítame a ese abogaducho de encima, Amelia. - soltó en tono de amenaza - soy tu padre.

- Y yo tu hija y ni Hugo ni tu tuvisteis ningún reparo en hacer lo que hicisteis conmigo y con mi familia - contestó firme y, para sorpresa del capitán, mucho más segura de sí misma de lo que la había escuchado desde el accidente.

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora