Flores

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   El domingo se sintió eterno, pero incluso la mañana del lunes se sintió aún más larga que todo ese día anterior. Las manecillas en su reloj parecían ser muy lentas, las clases parecieron alargarse sin pena, los profesores parecieron ponerse de acuerdo para entretener más tiempo a Namjoon, incluso a la salida.

El timbre había sonado, pero el maestro seguía escribiendo en la pizarra —Denme 5 minutos más, muchachos, terminen de escribir esto y podrán repasarlo para la lección de mañana.

Por eso todos sus compañeros y compañeras, así como él, se inclinaron para seguir copiando lo que era trazado con gis sobre el pizarrón. Escribía por escribir para ese punto del día, su mente estaba en una parte muy lejana al salón de clases silencioso en el que estaba rodeado por sus compañeros de clases.

En realidad pensaba en lo que ocurrió el Sábado, cómo planeó sorprender a Seokjin comprándole un helado, como el hermoso castaño llegó regalándole más que sonrisas, un abrazo, bellas palabras, e inclusive -y seguía sin creerlo- un tierno beso. O no-beso, como le dijo Jackson.

—Eso no cuenta como un beso. —le informó una vez pudieron hablar con él, en Domingo, pues lo que quedó de Namjoon después de ese contacto era un chico que apenas y se enteraba de lo que pasaba a su alrededor, ni si quiera supo en qué momento invitó a su primo y mejor amigo a visitarle al día siguiente, pero ahí estuvieron los dos luego del medio día.

Afortunadamente estaban solos, o casi solos, en el jardín no les escucharían —Shhh, Jackson —igual le pidió discreción con el tema, bastante apenado luego de haberles narrado el momento—, ¿P-por qué no es un... un eso? —susurró al final.

Tyrone tuvo que morderse los labios para no reírse a carcajadas por la vergüenza de su primo —Porque no probaste su saliva, un beso de verdad tiene que incluir saliva, ¿Verdad, Tyrone?

Este asintió con seguridad, sintiéndose orgulloso al decirle —Un beso así es de juego, tienes que abrir la boca para que cuente como un verdadero beso.

—P-pero sentí su... boca. —y el recuerdo de esos labios no eran imaginación alguna, estaba seguro de que los había sentido sobre los suyos.

—Nam, eso está bien, pero es un beso de niños —habló el joven de 15 años, sintiéndose todo un experto en el tema cuando en realidad no tenía más experiencias que las que pudiera contar con una sola mano (que igual superaban las de Namjoon)—. La siguiente vez, recuerda abrir la boca.

Eso hizo en ese momento, pero por la sorpresa —Si no sabes, puedes practicar con un mango, o conmigo. —le guiñó un ojo al final, claramente jugando pero igual se ganó un empujón de parte de Tyrone.

Namjoon se sentía en medio de una explosión mental, algo escandalizado con lo que le estaban diciendo los chicos frente a él —¿Entonces ya entiendes la diferencia?

Claro, la única diferencia entre el inocente bbo bbo¹ y un beso real, era el uso de la lengua. Ni siquiera se sentía capaz de decirlo en voz alta sin morir de la vergüenza.

De solo recordar esa vergonzosa conversación se sintió sonrojar de nuevo, apretando el bolígrafo en su mano e interrumpiendo su escritura que ya de por sí se estaba volviendo un poco ilegible por la prisa con la que anotaba. Con solo aprovechar para dar un masaje a su mano, fue demasiado tarde, el profesor procedió a borrar —Muy bien muchachos, nos vemos mañana, pueden retirarse.

En circunstancias normales, Namjoon se hubiera acercado a algún compañero o hasta al mismo profesor pidiendo que le repitiera esa última parte, pero era un día especial y no podía quedarse sentado ni un minuto más. Torpemente guardó todo dentro de su mochila, apurado por dirigirse a la entrada principal de su instituto.

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora