Kim Seok Jin

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      Lamentablemente no fue tan sencillo como pensó.

Jin se maldecía constantemente al descubrir que nuevamente había leído toda una página sin enterarse realmente de lo que decía, así que debía que regresar a la primera palabra de la página para retomar el camino. Era difícil, verdaderamente complicado para él poder estudiar por sí solo, su cuaderno lleno de apuntes revueltos lo demostraba.

Anotaba lo que consideraba importante para repasarlo en casa, no se atrevería a llevarse los libros después de lo que habían hecho sus primos a los suyos, así que se conformaría con leer en la biblioteca, hacer apuntes, y entonces en casa los perfeccionaría.

El problema era que a veces estando en casa, nada cobraba sentido en los apuntes con su letra, y se sentía tan frustrado que podría tomar a quien fuera y tirarlo por la ventana de su habitación. Preferentemente, Unyong, o Kyenim, su primo más grande ya que era el que más insistía en molestarlo. Su hermano aprovechaba cada oportunidad para dejarlo a cargo de los diablillos, y Kyenim disfrutaba tanto de verlo enojar que con gran facilidad convencía a su hermanito, Jeonun, de hacerle travesuras.

Solo tenía unos días yendo a la biblioteca, casi cuatro, y si bien no iba diario, cada momento allí era un escape de su hogar, pero no resultaba tan satisfactorio como esperaba. De eso se quejaba con Jaehwan.

-Es en serio, no puedo concentrarme a veces, ¡Y cuando lo logro casi es hora de irme! –se lamentaba levantando el tono de su voz, haciendo a su amigo torcer la boca comprendiendo su desesperación.

-No te desesperes, faltan meses para los exámenes de admisión.

-¡Pero semanas para los de la escuela! –le recordó- Si no me gradúo con buenas calificaciones, no tendré tantas oportunidades de entrar a la universidad.

En eso no pudo rebatirle Ken, así que siguieron caminando junto a las quejas de Seokjin hasta que se encontraron fuera de la biblioteca –No te agobies tanto, de nada sirve más que para sacar arrugas –señaló a su frente, haciendo bufar a Seokjin-, llamaré a Junghwan para juntarnos a estudiar el sábado, ¡Y eso haremos! Lo juro.

Logró su cometido de hacer sonreír a su amigo. Compartieron entonces un choque de manos, y Jin retrocedió –Te llamo más tarde.

-¡Fighting! –le mandó un beso volador que Jin respondió en automático, entonces cada quien se dio la espalda para, en caso de Jin subir todos los escalones, y Ken se cruzó la calle para esperar a su bus.

Saludó al guardia, entró y se registró antes de pasar su mochila (no sin antes sacar de su interior un cuaderno y su lapicera). Nada le tomó alejarse del escritorio para llegar directamente al pasillo que tenía decenas de libros sobre física, algo que quería repasar por el examen que se aproximaba. Buscó entre libros y libros llevándose tres consigo, para luego ir a sentarse solo, sintiéndose ya algo angustiado con solo ver el ancho de los libros.

No fue consciente de lo que pasó, su preocupación no lo dejó ponerse atento a la mirada que se había ganado apenas entró.

Jin se había movido rápido, a paso tranquilo pero apresurado, demostrando así que estaba apurado pero sin perder ese estilo que tenía. Pero a los ojos del muchacho a la distancia, todo pasó algo lento.

Porque se fijó en los detalles, y por más que intentó girarse, se encontró volviendo a voltear.

Namjoon tenía días ayudando ahí en la biblioteca, aburriéndose algunas veces, no como en ese momento. Dejaba pasar casi dos horas para empujar el carrito y guardar los libros que se le habían juntado, así que mientras leía uno de los libros ahí dejados, esperando a que se juntaran más, se dio cuenta de que alguien entró, y solo bastó levantar la cabeza para quedarse algo impactado. Jamás lo había visto, pero eso qué importaba cuando entraba gente desconocida para él diariamente, lo que le sorprendió es que sintió que jamás había visto a alguien igual.

Era muy bonito, hermoso, ese chico si ni siquiera había sonreído hasta que se paró frente a la secretaria, y solo entonces demostró ser todavía más atractivo. Se apoyó en el escritorio moviendo su muñeca al escribir, no se recargó tanto en el papel y terminó pronto, a lo que se apartó del escritorio para apoyar su mochila en la pierna, abriéndola y sacando lo que necesitaba. Sosteniéndolo bajo su brazo, pasó la mochila sobre el escritorio, y luego recibió la llave, todo eso sin dejar de sonreír con amabilidad.

La cabeza de Namjoon se movió siguiendo al joven caminar con sus piernas largas bajo el uniforme opaco, pareciendo dudar un momento de entrar al pasillo frente a él, el de física y matemática notó Namjoon, quien no había dado paso alguno pero aun así siguió con sus ojos al bello desconocido.

Cuando le vio entrar, Namjoon agachó la cabeza. ¿Qué estaba haciendo?, se preguntó abrumado, apretando con sus dedos la pasta de un libro sobre curiosidades de animales.

Quiso caminar hacia donde estaba su hyung, en la oficina, le dijo que estaría haciendo unas llamadas, quizás podría ayudarle a ordenar algo o solo quedarse en silencio a su lado, lo que fuera menos el estar allí e incomodar al chico.

El mismo chico que salió del pasillo, Namjoon levantó a vista otra vez y le miró caminar con tres libros sentándose en una de las tantas mesas, solo, ¿Sería acaso la primera vez que iba a la biblioteca? ¿O simplemente no había volteado a ver esa dirección?

Estiró el cuello para verlo mejor, le miró abrir uno de los libros y su cuaderno, frotando su frente antes de suspirar y empezar a leer, o esa impresión dio –Oye... disculpa, ¿Sabes dónde puedo encontrar los libros sobre la historia de Silla? –cuestionó una chica a Namjoon, distrayéndolo y asustándolo un poco.

Nervioso, asintió –P-por aquí. –decidió llevarla, avanzando entre tantos libreros hasta llegar al penúltimo pasillo. Ella le agradeció y Nam se dio la vuelta, dirigiéndose directamente al carrito que empezó a empujar, decidiendo acomodar justo en ese momento los libros.

Aquello le sirvió para enfriar un poco su cabeza, dándose cuenta de lo raro que estaba actuando. En cada oportunidad, le miraba, le vio leer con concentración, pareciendo frustrado en ocasiones al hacer apuntes, así por casi dos horas.

Namjoon estaba sentado en un banco alto al lado del carrito cuando vio a lo lejos al chico cerrar de golpe el segundo libro, mirando casi con enojo al reloj grande de pared. Se levantó entonces anotando algo en su cuaderno, dejándolo en la mesa para dirigirse al carrito a dejar los libros que leyó.

Entrando en pánico, Namjoon saltó y fingió ir a buscar algo a las estanterías cercanas, moviendo los libros que eran de literatura, acariciando con sus dedos el relieve de las etiquetas que acompañaban a esos libros, sintiendo su corazón acelerarse y el rostro calentarse a niveles preocupantes, no quería voltearse, no podría soportar notar que el chico le estaba mirando.

Pero tuvo que girarse lentamente, solo el rostro, suspirando aliviado al ver su espalda ancha. Estaba dirigiéndose al escritorio de la secretaria luego de haber recogido sus cosas.

Namjoon dejó ir todo el aire de sus pulmones y con él, su preocupación. Casi había tenido un paro cardíaco.

Se quedó allí a pesar de que el chico se había marchado, espero unos minutos queriendo asegurarse de que por si acaso volviera a entrar, no se vieran, o al menos no le viera a él. Pasados varios segundos, y con lentitud, caminó al escritorio siendo ignorado por la secretaria, quien parecía tener algo más importante que ver en una carpeta que en su presencia. Se inclinó fijándose en el cuaderno, buscando el nombre que estuviera acompañado por la hora más reciente de salida. No tardó mucho, apenas y habían diez nombres en esa hoja.

Kim Seok Jin. Qué hermoso, pensó Namjoon con una sonrisa.







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e.e

¡EStoy emocionada! 

Gracias por leer mis galletitas, esta galleta se va a dormir y espera pasarse por aquí más seguido ¡Les amo!

Cosas de Novios - NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora