Cosas de Novios - Namjin

Noche larga

     Son tantos los escenarios que su mente grita en angustia mientras va en el autobús, de pie sosteniéndose fuerte del tubo, cerca de la puerta. Son imágenes catastróficas, con sus padres gritando como hizo su hyung. El hombre que le leía cuentos no se tentaría a sacar el fajo, y la mujer que hacía su comida preferida la más exquisita le daría una dura bofetada. Aunque susurros de una secuencia más tranquila trataran de calmarle, no podía imaginar a sus padres abrazándole y dándole el consuelo que necesitaba luego de la experiencia tan horrible de ese día.

Geongmin no llamó afeminado a Seokjin por nada en frente de su madre, aunque hubiera lucido avergonzada aquella vez, su madre misma era la primera en cuestionar en tono de desagrado la forma de vestir de algún joven que viera en la calle, llamándole afeminado como si fuera un insulto. Cuando comenzó a entender esa palabra, se preguntó porqué la usaba como insulto mientras ella misma apremiaba a su hermanita por lo linda que se veía, tan afeminada como ella. Le confundió mucho.

Unos ruidosos muchachos entraron al bus, dos chicos acompañando a una muchacha que se negó a sentarse en ese único espacio para cederle el paso a uno de sus amigos pues él traía la mochila más pesada y era el que viajaría más lejos, eso alcanzó a oír como el resto de pasajeros por los gritos que no tardaron en reducir a susurros tras un regaño del chófer. Namjoon les miró, recordando a su padre reír a carcajadas sueltas cuando un segmento de comedia incluyó a una pareja homosexual terriblemente estereotipada, actuando en extremo para burlarse de cómo ambos querían ser "señoritas", llenos de plumas y de flores, atacando a mujeres por envidia. Su padre rió hasta llorar, y luego le dijo a Namjoon que era muy gracioso porque no era verdad, esas personas no existían, no deberían de existir.

Pensaba en sus padres y en su reacción ante una llamada, tal vez su madre contestó creyendo que sería una queja de Geongmin sin esperar que por primera vez la llamada fuera en cuestión a Namjoon. Cuando la puerta del transporte público se abrió, quedó perfecto con el sonido del grito que haría su madre por la noticia. La muchacha bajó y las puertas no se cerraron detrás de ella, el semáforo en alto impedía avanzar así que se mantuvieron abiertas las puertas lo que pareció para Namjoon un llamado silencioso y obscuro para que saliera, para brincar antes de llegar a casa. El frío pensamiento de que ojalá fuera mientras el autobús estuviera en movimiento le hizo aferrarse más al tubo hasta que las puertas se cerraron.

A pocas cuadras la parada de su hogar, no había tanto que caminar, no tomaba más de 15 minutos, pero por primera vez hizo casi 30 al avanzar muy lento, deteniéndose en cada esquina más de lo necesario para cruzar —Todo estará bi...en, tranquilo Namjoon-ah. —con algunos golpecitos en su pecho trató de reconfortarse, pero a cada vez se sentía más intranquilo.

El sentimiento fue peor al ver su hogar. La fachada no representaba calma desde hacía tiempo, en vez de llegar y suspirar aliviado, tenía buen tiempo aguantando el aliento hasta que se aseguraba que ninguna pelea estuviera ocurriendo en ese momento.

Hizo lo mismo al entrar, imaginando por el silencio que todo aquel dentro debió de oír cómo entraba la llave a la cerradura que giró. En apariencia todo lucía igual, tanto así que por un momento Namjoon pensó que sus muebles le mirarían juzgando el por qué entraba tan precavido, incluso la sala le recibió sin alguien presente que le diera la bienvenida.

Un fuerte jadeo le alertó a sus espaldas, eso y el ruido de un golpe fuerte contra la mesa, un vaso de cristal que dejó su madre. Le vio acercarse a él apresurada, abrazándole con una fuerza que tenía tiempo sin experimentar, sus brazos le rodeaban de una forma tan cálida que le extrañó, notando como su cuerpo se relajaba en ese inesperado abrazo. Entonces empezó a llorar.

Las lágrimas de ella resbalaban por sus mejillas llegando el mentón que temblaba, incluso mientras pegaba su boca a la sien de su hijo confundido, recitando algo entre murmullos que Namjoon no comprendía, aún así regresó el abrazo con firmeza sosteniendo entre sus brazos la seguridad y protección que necesitaba sentir desde hacia tanto —¿Está aquí?